El año 2025 será recordado por la presión cambiaria sin precedentes que experimentó la economía del gobierno de Javier Milei, así como por la intervención inédita del Tesoro de los Estados Unidos para apoyar financieramente a la Casa Rosada. Las elecciones de medio término marcaron un antes y un después en el ánimo económico, generando incertidumbre en el mercado sobre la sostenibilidad del esquema cambiario vigente. El Gobierno tuvo que reajustar su estrategia, implementando un nuevo esquema de bandas de flotación para hacer frente a la situación.
En cuanto al dólar y el esquema cambiario, a lo largo del año se produjeron cambios significativos, como la eliminación del cepo para los ahorristas en abril y la estabilización del dólar oficial en torno a los $1475-1480 hacia finales de año. El equipo económico tuvo que adaptarse a las circunstancias, reajustando el marco de acción para el dólar y buscando alternativas para mantener la estabilidad cambiaria.
La intervención del Tesoro de los Estados Unidos, a través de un swap por US$ 20.000 millones con posibilidad de ampliación, fue un punto de inflexión en la economía argentina. Este respaldo financiero contribuyó a estabilizar la economía en un momento crítico y a fortalecer las reservas del Banco Central.
Por otro lado, el acuerdo con el FMI por US$ 20.000 millones en Facilidades Extendidas también tuvo un impacto positivo en la economía, funcionando como un respaldo a la flexibilización cambiaria. Sin embargo, el Gobierno enfrentó desafíos en cuanto a la acumulación de reservas, lo que generó tensiones con el organismo internacional.
En cuanto a la inflación, a lo largo del año se mantuvo en niveles moderados, con una tasa mensual promedio de 2,2%. A pesar de la incertidumbre cambiaria, el IPC no se descontroló, cerrando el año en torno al 30-31%, la tasa más baja en años. Esto representó una buena noticia para el equipo económico en medio de un contexto desafiante.
En términos de actividad económica, sectores como energía, minería, agro y pesca impulsaron un crecimiento del PBI de entre 4,3% y 5,5% anual. Sin embargo, hubo disparidades entre sectores, con rubros relacionados al mercado interno mostrando dificultades para recuperarse.
El Gobierno logró sostener por segundo año el superávit fiscal, con recortes en gasto primario y mayor recaudación. Se eliminaron impuestos distorsivos y se reforzó el enfoque en déficit cero con reglas fiscales presupuestarias. En cuanto al empleo, si bien se registró creación de puestos en el sector privado, la informalidad se mantuvo alta.
La pobreza en los aglomerados urbanos bajó a 31,6% en el primer semestre, atribuido a la reducción de la inflación y la recuperación salarial. El Gobierno impulsó reformas estructurales en materia laboral y tributaria, con el objetivo de modernizar el sistema y promover la inversión.
En resumen, el año 2025 estuvo marcado por desafíos económicos significativos, pero también por avances en materia de estabilidad cambiaria, crecimiento económico y reducción de la pobreza. El Gobierno tuvo que enfrentar presiones internas y externas, pero logró mantener la estabilidad y sentar las bases para un futuro económico más sólido.
