Muchos países tienen déficit fiscal -es decir, gastan más de lo que recaudan-, pero representa pocos un problema tan grande como argentina. La mayoría de los que tienen cuentas en rojo, incluidos algunos con niveles de déficit mucho más altos que Argentina, simplemente emiten deuda y así financian el desequilibrio. Pero el caso de Argentina es muy diferente, según el análisis realizado por el portal BBC Mundo.
En ese sentido, indica que Argentina, tercera economia en america latina«lleva tantos años gastando en exceso (desde 1900 hasta hoy, sólo en 10 años el Estado ha logrado generar más ingresos que gastos) que el déficit se ha convertido en uno de sus principales problemas macroeconómicos. No lo puede solucionar emitiendo más deuda, como lo hacen los demás, porque ya ha pedido tanto dinero, tantas veces -es el país más endeudado de la región-, que cayó en sucesivas crisis de deuda, entrando en “default” (o cesación de pagos) ocho veces».
«La desconfianza que genera Argentina hace que hoy tenga yl «riesgo país» el más alto de América Latina después de Venezuela y El Salvador, un índice elaborado por JP Morgan que determina el nivel de peligro que representa prestar dinero a una nación. Por lo tanto, para seguir endeudándose, el país debe pagar intereses mucho más altos que otros”, señaló la publicación.
Al respecto, indicó que ante esa limitación, en los últimos años -y especialmente durante la pandemia- el gobierno de Alberto Fernández incrementó la emisión de pesos para pagar sus cuentas, algo que, según economistas ortodoxos, ha acelerado la inflación. En julio, la suba de precios alcanzó el 71% interanual, una de las tasas de inflación más altas del mundo, y se espera que siga aumentando.
La dura tarea de sanear las cuentas públicas
«Ante este panorama, Fernández anunció su intención de sanear las cuentas publicas. «No se puede seguir viviendo para siempre con un déficit fiscal», dijo a finales de junio, durante una gira por Europa. El nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, quien asumió a principios de agosto, reiteró este mensaje, asegurando el día de su toma de posesión que «el primer objetivo del gobierno será construir el equilibrio fiscal». Massa, quien estará a cargo no solo de la cartera económica sino también de la Producción y la Agricultura, es el tercero en encabezar las finanzas del país en un solo mes, tras las renuncias de Martín Guzmán y Silvina Batakis”, dijo la BBC.
Al presentar los principales lineamientos de su gestión, el «superministroAclaró que su primera prioridad será la misma que la de sus antecesores: reducir el déficit fiscal primario al 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB) -es decir, lo que gastó el Estado sin incluir el pago de la deuda-, según lo establecido en el Presupuesto Nacional. En la práctica, esto significa que el país debe reducir en un 0,5% el déficit fiscal primario que alcanzó en 2021 (que fue del 3% del PIB).
Déficit fiscal: el déficit se ha convertido en uno de sus principales problemas macroeconómicos
Ese objetivo es el que Argentina acordó en marzo pasado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), su principal acreedor externo, que en 2018 otorgó al entonces presidente Mauricio Macri el préstamo más grande en la historia de esa institución: US$57.000 millones (de los cuales US$44.000 fueron utilizados -y hoy vencen- millones). Pero, aunque una reducción del 0,5% no parezca gran cosa, lo cierto es que, para este país, es toda una odisea.
Estas son las cuatro áreas que mas presupuesto representar al Estado y lo que propone el «superministro» para reducir ese gasto:
subsidios a la energía
BBC Mundo informa que «muchos asumen que la gasto público en Argentina es alto para servicios como salud y educación gratis, pero la verdad es que hay otras cosas que le cuestan mucho más al Estado. Por ejemplo, los subsidios a la energía, que en 2021 se llevaron el 8,8% del presupuesto nacional, superan el gasto público en Educación (6,4%), Transporte (5,9%) y Salud (5%). Este es el gasto estatal que más ha crecido en Argentina en los últimos años y hoy representa las tres cuartas partes de todo el déficit fiscal primario del país”.
En 2021 el subsidios a la energía representaban el 2,3% del PIB. Si se considera que el déficit primario fue del 3%, es fácil entender por qué se considera imprescindible reducir este gasto.
Un informe elaborado por el Instituto Argentino de Energía (IAE) arrojó que, solo entre 2010 y 2020, los subsidios energéticos le costaron al país casi el triple de lo que le debe el FMI (unos 130.000 dólares).
“La política de subsidios de gas y electricidad comenzó a aplicarse hace dos décadas para proteger el bolsillo de los argentinos luego de la crisis de 2001, que devaluó fuertemente el valor del peso y dejó en la pobreza a más de la mitad de la población. Cuando la economía comenzó a repuntar , los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015) mantuvieron los subsidios para evitar que los aumentos de precios aceleren la inflación y reduzcan el consumo, clave para la economía del país, que depende en un 70% de Pero un segundo factor provocó que el gasto en subsidios se disparó: en 2008 Argentina perdió su autosuficiencia energética y, desde entonces, ha tenido que importar cada vez más gas y petróleo, con precios superiores a los del mercado interno de la producción local”, señala la publicación.
En 2021 los subsidios a la energía representaron el 2,3% del PIB
Para 2014, los subsidios representaban casi $20 mil millones al año, según datos del IAE. Sin embargo, ante las críticas por el gasto creciente que esto implicaba para el Estado, la entonces presidenta Cristina Kirchner -quien ahora es vicepresidenta- destacó que el nivel de subsidios del país era bajo en comparación con el promedio mundial.
A pesar de que el gobierno de Macri (2015-2019) aplicó fuertes «aranceles» que redujeron los subsidios a menos de $5 mil millones, la pandemia, y luego la guerra entre Rusia y Ucrania, volvieron a aumentar los costos. En 2021, la Energía fue el segundo mayor gasto del Estado después de la Seguridad Social. Y es que, en el primer semestre de 2022, el aumento del precio internacional de los combustibles por el conflicto ruso-ucraniano provocó que el gasto en subsidios aumentara un 116% interanual, informó el IAE.
Para mitigar este gasto, el gobierno introdujo una «segmentación de tarifas» a partir de agosto para que la población con mayor poder adquisitivo deje de beneficiarse de los subsidios (que hoy aplican para todos). Massa también señaló que habrá un tope por hogar para el consumo de energía subsidiado y anunció que a partir de septiembre también se segmentará el consumo de agua. Según el funcionario, con estas medidas “el Estado se ahorrará 500.000 millones de pesos al año” (cerca del 0,5% del PIB).
empleo estatal
Otro anuncio del nuevo ministro de Economía fue congelar las nuevas contrataciones en «todos los sectores de la administración pública nacional centralizada». El empleo público es otro de los grandes lastres que tiene el Estado: uno de cada cinco argentinos trabaja en el sector público, ya sea a nivel nacional, provincial o municipal, una de las cifras más altas de América Latina. En 13 de las 23 provincias argentinas, el número de empleados públicos supera al de asalariados del sector privado registrado, según un estudio publicado en 2021 por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), del Mediterráneo Base.
El crecimiento del empleo público fue clave para reducir el desempleo luego de la crisis de 2001/2, que dejó sin trabajo a uno de cada cinco argentinos activos. Pero cuando se reactivó la economía, el Estado siguió expandiéndose. Tanto el kirchnerismo como el macrismo aumentaron el personal de la administración pública. Y, aunque el empleo público sigue siendo un factor determinante para mantener baja la tasa de desempleo, que hoy alcanza el 7%, las cifras demuestran que el Estado se ha convertido en el motor del empleo.
Mientras el número de trabajadores públicos pasó de 2,6 millones a 3,3 millones en la última década (un aumento del 27%), el número de trabajadores privados formales se mantuvo estancado, en 6,1 millones, según datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad. . Social.
Massa dejó claro que su prioridad será reducir al 2,5% el Producto Interior Bruto (PIB)
ayuda social
Un tercer anuncio que hizo Massa para equilibrar el gasto fiscal fue ordenar una auditoría de los «planes sociales». Así denominan los argentinos a una serie de programas de asistencia social que buscan proteger a los más desfavorecidos. Tanto el kirchnerismo como el macrismo incrementaron la asistencia social durante sus gobiernos para ayudar a los sectores más afectados por las constantes devaluaciones y aumentos de precios.
Si se suman las prestaciones familiares -como la Asignación Universal por Hijo, creada en 2009-, y los diferentes programas, el porcentaje del gasto público destinado a la asistencia social en 2021 superó el 10%. Pero con un nivel de pobreza cercano al 40%, cada vez más argentinos dependen de la ayuda económica del Estado. El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) advirtió que, sin esta ayuda, la tasa de pobreza podría llegar al 50% y la de indigencia al 20%.
Sin embargo, algunos cuestionan la sostenibilidad económica del sistema de protección social que, según el Observatorio, en 2021 ayudó a poco menos de la mitad de la población (44,7%), cifra similar a la de 2019, antes de la pandemia.
Los críticos señalan que son tres veces más las personas que reciben ayuda del Estado (unos 21 millones) que los casi 6 millones del sector privado que, a través de los impuestos sobre sus salarios, son los principales financiadores de las arcas públicas (ya que casi tercio de los trabajadores en Argentina son informales y los empleados públicos reciben más dinero del Estado de lo que aportan).
sistema de pensión
El mayor gasto que tiene el Estado argentino es el de jubilaciones y pensiones, que se llevan una tercera parte del presupuesto. Sin embargo, lejos de proponer recortes, Massa anunció que el Gobierno cumplirá con el aumento de pensión del 15% que está previsto por ley para septiembre y además sumará un bono para quienes perciban los salarios más bajos. Son anuncios muy esperados por los jubilados, de los cuales el 70% recibe pensiones mínimas que no cubren la canasta básica.
¿Por qué entonces este gasto representa una carga tan pesada para el Estado? La principal razón es que, si bien el poder adquisitivo de los jubilados se ha deteriorado notablemente en los últimos años, Argentina tiene una de las coberturas previsionales más amplias de la región, por encima del 90%. Esto es gracias a una serie de moratorias realizadas durante el kirchnerismo que duplicó el número de jubilados, permitiendo que millones de amas de casa y trabajadores informales obtengan este beneficio al que antes no hubieran podido acceder.
El mayor gasto que tiene el Estado argentino es el de jubilaciones y pensiones, que se llevan una tercera parte del presupuesto
Pero lo que el gobierno celebra como «justicia social» complica las finanzas del Estado, pues de los 9 millones de jubilados y pensionados que tiene hoy el país, menos de la cuarta parte hizo los aportes correspondientes.
Según un informe publicado por el Instituto Argentino de Desarrollo Social (Idesa), solo el 23% de los jubilados hizo 30 años de aportes. El 22% cotizaba menos de 30 años, gracias a los regímenes especiales de jubilación anticipada. Pero la mayoría, el 55%, se jubiló sin cotizar. A esto se suma otro…
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Fuente: iprofesional.com