El sector inmobiliario chino comenzó a recalentarse a fines de la década de 1990 con la mayor apertura del regulador, que fue acogido con entusiasmo por los desarrolladores. Entre ellos, Evergrande, fundada en 1996, que ahora tiene un pasivo total de más de 300.000 millones de dólares, de los cuales 37.000 corresponden a préstamos a devolver antes de finalizar el primer semestre de 2022.
Todo ello no solo ha llevado a la existencia de un riesgo de contagio en los mercados financieros, lo que podría provocar una crisis global según los expertos, sino también a un panorama desolador en varios puntos del país donde el ladrillo abandonado parece ser el único indicio de que alguien pasó.
Por supuesto, los lugares abandonados no son, como podríamos imaginar, un puñado de edificios en mal estado: son ciudades nuevas y relucientes, listas para recibir a cualquiera que quiera un nuevo hogar. El problema es que en China muchos hogares solo funcionan como inversión y no como bien básico.
El pueblo fantasma más famoso de China es Ordos New Town, también conocido como Kangbashi, en la región de Mongolia Interior, cuyas imágenes de satélite ya mostraban en 2011 la desolación que reina en estos pueblos de hormigón y ladrillo sin un ápice de vida.
«El hecho de que estas casas estén desocupadas significa que se están vendiendo a inversores y compradores, pero no están ocupadas ni por los propietarios ni por los inquilinos», explica a Business Insider Xin Sun, profesor titular del King’s College London.
Estos pueblos fantasmas son un testimonio de la dependencia de la economía china de los bienes raíces y el compromiso con el sector inmobiliario como una inversión «segura», además de reflejar el enorme desajuste entre la oferta y la demanda.
Tenga en cuenta, como dice el profesor Xin a Business Insider, que el gobierno chino obtiene enormes ingresos al proporcionar el terreno a los desarrolladores, lo que es un incentivo significativo para la construcción.
Del mismo modo, China no ha experimentado un pinchazo muy intenso de la burbuja inmobiliaria como ha ocurrido en economías como Estados Unidos o España, por lo que, por el lado de la demanda, la tendencia general alcista de los precios de la vivienda ha generado una Incremento en la compra de segundas y terceras viviendas.
Así, se mantiene la confianza en la inversión en el mercado inmobiliario como forma de mantener y generar riqueza. De hecho, los inmuebles representan una proporción exagerada de la riqueza de los hogares: el 70% de sus activos son inmuebles.
Además, China lleva décadas inmersa en un proceso de urbanización. Los datos del Banco Mundial indican que el 61% de la población china vivía en ciudades en 2020, casi el doble que hace dos décadas, y más del 90% de los hogares son propietarios de viviendas.
Sin embargo, a todo esto hay que añadir un factor fundamental: el envejecimiento de la población y un crecimiento demográfico mucho más moderado. Según el censo chino de 2020, se registró el crecimiento demográfico más lento desde la década de 1970.
Desde un punto de vista macroeconómico, el sector inmobiliario representa el 29% del PIB chino y una posible desaceleración del sector socavará las perspectivas de crecimiento de la economía china.
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Fuente: ambito.com