La última pelea de Kevin “Chino” Vallejos no fue solo un nocaut espectacular: fue el momento en que un argentino irrumpió definitivamente en la élite mundial de la UFC y abrió una puerta histórica para las MMA nacionales. En Las Vegas, el marplatense de 24 años demolió a la leyenda georgiana Giga Chikadze en la co-estelar de UFC Vegas 112, se metió en el Top 15 del peso pluma y encendió una ilusión inédita para el deporte argentino.
La noche del nocaut a una leyenda
En el UFC Apex, Vallejos enfrentó el reto más grande de su carrera ante Chikadze, un ex kickboxer de élite, 37 años, con historial de nocauts y ranking 15 del peso pluma. Tras un primer asalto duro, con el georgiano castigando con sus patadas, el argentino dio vuelta la pelea en el segundo round con presión constante y un puño giratorio perfecto que inició la secuencia final, cerrada con codazos hasta forzar la detención del árbitro a los 1:29.
Ese desenlace no solo significó la primera derrota por nocaut de Chikadze en UFC, sino también la tercera victoria consecutiva de Vallejos en la compañía y un récord global de 17 triunfos y 1 sola derrota en MMA. La actuación fue tan dominante que la organización le otorgó el bono a “Actuación de la Noche” por 50.000 dólares, un reconocimiento reservado a las grandes irrupciones.

Del Samurai Fight House al Top 15 del mundo
El impacto de esta pelea se entiende mejor si se mira el recorrido del “Chino”. Formado en el circuito sudamericano y figura del Samurai Fight House, Vallejos llegó a UFC con un récord casi perfecto y un estilo agresivo que ya había llamado la atención en su debut, cuando noqueó al surcoreano Seungwoo Choi en el primer round. Luego confirmó su proyección con un triunfo por decisión unánime ante Danny Silva, que lo dejó a las puertas de un ranking al que accedió con apenas tres peleas en la empresa, algo inusual a nivel mundial.
A los 24 años, su foja (17-1 profesional, 3-0 UFC) y su capacidad de finalizar peleas lo posicionan como una de las promesas más peligrosas del peso pluma, al punto de que medios internacionales ya lo comparan con Ilia Topuria por su combinación de potencia y confianza. Para un país que hasta hace poco miraba las grandes carteleras solo como espectador lejano, tener a un peleador argentino instalado entre los mejores quince del planeta cambia por completo la escala de expectativas.
Por qué es clave para las MMA argentinas
La victoria sobre Chikadze tuvo un efecto que trasciende al propio Vallejos. Por un lado, demostró que el semillero local —gimnasios de Mar del Plata, Batán y el circuito de ligas regionales— puede producir atletas capaces de competir y ganar en el máximo nivel del mundo. Por otro, poner a un argentino en una co-estelar de UFC y verlo noquear a una leyenda en Las Vegas dispara interés de sponsors, promotores y medios, generando recursos y visibilidad para toda la escena.
Además, su historia —orígenes humildes, formación en eventos regionales, paso por el Dana White’s Contender Series, caída y revancha— ofrece un relato aspiracional que puede inspirar a una nueva generación de peleadores y atraer a jóvenes a los gimnasios de MMA del país. Cada vez que Vallejos entra al octágono con la bandera argentina, no solo pelea por su ranking: pelea por consolidar a la Argentina como un polo emergente en un deporte que, después de noches como la de UFC Vegas 112, ya no le queda tan lejos como antes.






