Una de las pocas cosas buenas de la inflación es que permite a los gobiernos «licuar» deudas, porque acaban pagando una cantidad que, en términos reales, es menor que la cantidad que habían pedido prestada. Pero claro, para que eso suceda tiene que haber inversores que no estén a la defensiva y decidan cubrirse con cláusulas de indexación.
Eso es exactamente lo que le está pasando Martín Guzmánque ve como en el mercado el porcentaje de Títulos indexados por CER -el total ya supera el 70%- mientras que otras opciones, como los bonos a tipo fijo, van a la baja: prueba de que los inversores anticipan que la inflación puede dispararse.
Por eso los analistas destacan la gravedad de este proceso inflacionario: todos los efectos negativos se sienten, pero los positivos comienzan a desvanecerse.
Lo cierto es que cada vez es más difícil para la ministra de Economía hacer un test ante el mercado: a diferencia de lo ocurrido en el primer trimestre -en el que en cada licitación para renovar deuda no solo le prestaba dinero para pagar todos los vencimientos sino que además le dejaba un «superávit» del 50%– ahora tiene dificultades para obtener suficiente dinero de los inversores para cubrir sus obligaciones.
Por eso todas las lupas están puestas en lo que sucederá este jueves, cuando el mercado vuelva a «pasar el tope». Será la primera licitación del mes, una de las más exigentes para el Tesoro, porque vencen $925.000 millones. Y el precedente de abril no es bueno: estuvo 11% por debajo de lo necesario para cubrir vencimientos.
Esto pone en duda si Guzmán logrará su objetivo, que es renovar todos los títulos que vencen y obtener, además, un superávit del 23%.
Es un mercado que ha dado muestras de cierto agotamiento en su capacidad de financiación del Tesoro y donde, además, el ruido político hace su efecto -como demuestra el hecho de que al Gobierno le cuesta colocar valores con vencimiento posterior a 2023-.
El mercado de capitales, cada vez más a la defensiva: Le quitan a Guzmán títulos indexados al CER con vencimiento a corto plazo
El peligroso regreso de «la maquinita»
La gravedad de la situación se hizo evidente con el regreso de «la maquinita»: ante la caída del financiamiento obtenido en el mercado de deuda interno, Guzmán tuvo que recurrir nuevamente a la asistencia financiera del Banco Central.
Hablando en números, tras los $95.000 millones que se acaban de transferir Miguel Pesce a Guzmán ya se acumula en el año una asistencia por unos $297.000 millones, recortando una cuarta parte de la tregua.
Esta es una mala noticia por muchas razones. La primera es, por supuesto, que una mayor dependencia del Banco Central es un factor que alimenta la inflaciónjusto cuando Guzmán había pronosticado que, debido a la contracción de la base monetaria que se produjo en el verano, podría tener unos meses de paz.
Por si fuera poco, este rescate monetaria se produce en un momento del año en que, por razones estacionales, hay una cierta holgura fiscal. Es decir, que deja la previsión de que la situación podría empeorar en el segundo semestre.
Pero, quizás lo más urgente: Guzmán ya gastó el 44% de la «cuota» a la que se había comprometido con el Fondo Monetario Internacional, lo que le obliga a limitar la financiación monetaria del déficit a un punto del PIB. Es una meta difícil de alcanzar, si se tiene en cuenta que el año pasado se usó la máquina para el 3,7% del PIB, y los analistas ya especulan que será la primera meta incumplida con el FMIpara lo cual será necesario pedir una renuncia dentro de tres meses.
Hay economistas que, sin embargo, sostienen que Hacienda tiene «un as bajo la manga». En este punto, Andrés Borensteinun analista de la consultora Econviews, observa: “El año pasado tomó mucho financiamiento y se estima que, neto de parafernalia contable, las organizaciones del sector público tengan el 0,8% del PIB en 2021”.
En todo caso, no oculta su preocupación por el hecho de que «el mercado de bonos local parece estar encontrando límites» y advierte que «ya no quiere financiarse a largo plazo, más allá de las elecciones de 2023».
Más explícita es la advertencia que hizo Marina dal Poggettodirector de la consultora Eco Go: «Todo el mundo está jugando al juego de las pesas ahora y el riesgo es causar un efecto de ‘Puerta 12’. Si no hay coordinación ni hacia afuera ni hacia adentro, el programa es débil y la inflación está cambiando de régimen».
Este es otro de los grandes retos del Gobierno, ya que conforme van pasando los meses, cada vez los títulos que coloca son a plazos más cortos, lo que lo presiona a ofrecer aumento de las tasas de interés para tentar a los inversores.
La alta inflación en Estados Unidos es vista por los analistas como una oportunidad para endeudarse que rápidamente se “licuará” en términos de PIB
Inflación en EEUU: una oportunidad perdida
Pero, aún con toda la contundencia que muestran los números, hay algo peor: lo que los economistas le reprochan a Guzmán es que este aprieto financiero le esté pasando en un momento en que el mercado global ofrece ciertas ventajas.
Básicamente, hoy los gobiernos de la región ven la posibilidad de «licuar» sus deudas gracias a la alta inflación internacional, lo que significa que, en términos reales, esos dólares costarán menos cuando los devuelvas en comparación con lo que valían cuando los pediste. Pero Argentina no lo está aprovechando por su limitación para acceder al mercado de deuda dolarizada.
“Con esta situación, la deuda a tasa fija se está licuando. Porque si estás pagando una tasa de 4% o 5% y la inflación de estados unidos va al 8%, en términos reales la deuda se achica. Es lo que vienen diciendo muchos economistas desde hace tiempo, que hay que aprovechar la coyuntura internacional, porque eso le da a un país como Argentina un espacio para salir adelante”, puntualiza. Juan Luis Bourdirector de la fundación FIEL.
Uno de los que más ha argumentado sobre este tema es Federico Sturzenegger, ex presidente del BCRA durante la administración macrista. Critica que por prejuicios políticos «se vendió la insólita idea de que la deuda en pesos no es deuda y la deuda en dólares sí».
Destaca que, debido a que tiene unos US$160.000 millones en deuda dolarizada a tasa fija, la inflación estadounidense le permitirá una reducción real de al menos $ 16 mil milloness, porque el PBI argentino crecerá en dólares por un monto igual al 10% que se pronostica para la inflación en el país del norte, más el crecimiento de la economía argentina.
Según su cálculo, el Gobierno podría estarse financiando a una tasa que la propia inflación estadounidense diluiría con el tiempo, pero prefirió emitir valores indexados a la inflación que están costando 28% en dólares.
La desaceleración del tipo de cambio frente a la inflación hace que títulos dolar-linked pierdan interés frente a los ajustados por CER
Bajo el paraguas del CER
Es por esta situación que el mercado no solo pone atención al monto de la deuda que obtiene Guzmán, sino también al tipo de títulos que puede colocar el ministro: hay ciertos bonos que se pueden «licuar» con relativa facilidad mientras que otros -los que compran los inversores más desconfiados- terminan siendo más caros para Hacienda.
En realidad, el ministro Preferiría colocar más títulos «enlazados en dólares» ahoraque el año pasado había causado furor, cuando las dudas sobre si se lograría un acuerdo con el FMI aumentaron los temores de una devaluación.
Ahora, en cambio, la previsión del mercado es que inflación este año será muy por encima de la tasa de devaluación, entonces esa deuda le terminaría saliendo barato a Guzmán. Al menos, mientras se siga observando mes a mes un descenso de la cotización del dólar, yendo a la mitad de la velocidad del IPC.
Pero hoy esta opción solo atrae a una porción minoritaria del mercado. «Los únicos que toman deuda ligada al dólar hoy son empresas endeudadas en dolares, es lo que se denomina ‘cobertura’, cubierta en la misma moneda en la que tiene sus pasivos. Para Guzmán, colocar esos bonos es un negocio”, argumenta Bour, de FIEL.
Y deja claro que la tónica del mercado será buscar defensas contra la inflación: “Los inversionistas creen que Guzmán va a tratar de mantener baja la tasa de cambio. Entonces en lugar de tener deuda en dólares, la mayoría va a pedir deuda. indexado por inflación, porque el agente sabe que la inflación es lo que va a dominar».
Para ponerlo en números, Deuda ajustada por CER aumentó en un año por el equivalente a US$12.455 millones, hasta alcanzar actualmente un total de US$52.632 millones.
Mientras tanto, la inflación, lejos de ayudar, sigue agravando el plano financiero. Según las últimas cifras oficiales, la deuda pública ha aumentado en US$51.195 millones en lo que va de la administración Fernández. El incremento es resultado de un aumento de US$2.250 millones en moneda extranjera y US$33.791 millones en moneda local.
Los números son impresionantes en sí mismos, pero también está el factor político: con lo interno en la coalición de gobierno, la inflación galopante y la incertidumbre sobre el futuro del acuerdo con el FMI, cada vez se escuchan más advertencias sobre el riesgo de «reperfilar para deuda en pesos.
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Fuente: iprofesional.com