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A puerta cerrada, comenzó el mayor juicio por corrupción en el Vaticano – Titulares

Este martes el juicio penal más escandaloso de la historia de la Vaticano en el que el principal imputado es el cardenal italiano Angelo Becciu, acusado con nueve funcionarios, especuladores financieros y abogados de haber cometido delitos por malversación, abuso de funciones, fraude, extorsión y blanqueo de capitales.

Una historia que se escribe a partir de la decisión de Becciu, que fue el «Ministro del Interior» del Papa Francisco, de invertir 200 millones de euros en 2014 en la compra de un edificio de lujo en Londres que había sido almacén de las tiendas Harrods.

La operación resultó una pesadilla por los intereses que se desataron hasta el punto de estallar el peor escándalo de corrupción en el Vaticano en los últimos 30 años.

La primera audiencia duró más de siete horas en un improvisado tribunal de una sala de los Museos Vaticanos, debido a la falta de espacio en el juzgado.

Proceso inédito

Es la primera vez que un cardenal es juzgado por laicos. El 30 de abril, el Papa anunció la abolición de los antiguos privilegios que requerían que un príncipe de la Iglesia fuera juzgado solo por sus pares. Francisco estableció que los cardenales podían ser juzgados como los demás.

El Papa Francisco, con el cardenal Giovanni Angelo Becciu, en el Vaticano, en una imagen de 2018, antes del escándalo. Foto: REUTERS

El proceso está liderado por el presidente de la Corte Suprema de Justicia del Vaticano, Giuseppe Pignatone, exfuncionario judicial italiano de alto rango, acompañado en el estrado por los juristas, también italianos, Venerando Marano y Carlo Bonzano, de la Universidad Tor Vergata de Roma. .

El cardenal Becciu, quien ha declarado en varias ocasiones que es víctima de un complot en su contra, asistió a la primera sesión del proceso que continuará el 5 de octubre.

En un comunicado, el cardenal Becciu afirmó que «espera serenamente» la continuación de las audiencias para «probar mi inocencia ante cada acusación».

Un hecho adicional que hace que el caso sea más dramático es que la 200 millones de euros que se dedicaron a pagar la opaca operación de especulación de la construcción, provienen del fondo administrado por la Secretaría de Estado, que regenta la Curia Romana, llamada Obolo de San Pedro.

El Obolo gestiona unos 400 millones de euros con las donaciones que hacen los fieles de todo el mundo a las obras caritativas del Papa.

El cardenal Becciu ocupó el cargo de suplente del Secretario de Estado, equivalente a “Ministro del Interior de la Iglesia, entre 2011 y 2018, cuando el Papa lo ascendió a prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, nombrándolo cardenal.

Las operaciones especulativas provocaron más pérdidas debido a la intervención “non sancta” de tres magos de las finanzas especulativas, que se encuentran entre los acusados.

Son Enrico Grasso, quien durante décadas operó con el Vaticano como estratega financiero, Francesco Mincione, propietario del Fondo «Athena» y GianLuigi Torzi.

Una disposición de la Gendarmería Vaticana publicada por L'Espresso donde el "suspensión preventiva del servicio" cinco funcionarios del Vaticano involucrados en operaciones financieras millonarias aparentemente irregulares.  Foto: L'Espresso

Una disposición de la Gendarmería Vaticana publicada por L’Espresso que comunica la «suspensión cautelar del servicio» a cinco funcionarios vaticanos involucrados en operaciones financieras millonarias aparentemente irregulares. Foto: L’Espresso

Como fue la estafa

El Vaticano no compró directamente el «palazzo» de Londres, que era propiedad de Francesco Mincione, sino que adquirió acciones del fondo «Athena» del financiero.

La inversión se deterioró rápidamente. Después de perder 18 millones, los estrategas del Vaticano decidieron adquirir todo el edificio.

Esto es el punto más oscuro de la especulación y el fraude. Al final, después de pagar a Mincione otros 40 millones de euros, apareció un nuevo mago de las finanzas, Gianluigi Torzi, que se hizo cargo del lujoso edificio londinense sin poner un euro.

Las inversiones convergieron en una empresa llamada «Gutt», controlada por Torzi. El financista entregó 30 mil acciones al Vaticano y se reservó solo mil acciones para sí mismo. Pero las muchas acciones de la Iglesia no tenían poder adquisitivo y las miles de Torzi sí.

Para hacer efectiva una estafa tan abierta, algunos funcionarios del Vaticano traidores, que están en el grupo de acusados, tuvieron que participar. Entre ellos se encontraba monseñor Alberto Perlasca, obispo brazo derecho del cardenal Beciuu, quien abandonó el grupo de imputados tras convertirse en el Gran Arrepentido de esta oscura historia.

Monseñor Perlasca les contó todo a los investigadores encabezados por el Promotor de Justicia del Vaticano (fiscal). El Papa lo perdonó por los servicios prestados. Incluso dijo que el cardenal Breciuu le pidió que se retractara, lo que agregó más acusaciones contra el cardenal.

Cabe señalar que cuando el Papa expulsó a Becciu el 20 de septiembre de 2020, aunque el cardenal dimitió formalmente como Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, también retiró el contenido de su título cardenalicio.

No puede participar en las reuniones del Sagrado Colegio y menos en un cónclave para elegir un nuevo Papa. Pero lo dejó como último gesto de amistad que habían tenido el poder de seguir usando el título convertido en un cascarón vacío de contenido.

La historia del «palazzo» de Londres tuvo un lío final. El financiero Torzi no aceptó las protestas del Vaticano por haber sido engatusado. Pidió hasta 30 millones de euros como compensación por su jubilación. El 22 de noviembre de 2018 fue recibido por el propio Papa pero siguió exigiendo que se le pagara.

Al final le entregaron 15 millones de euros que se sacaron de una cuenta secreta del Papa que se gestiona en la Unión de Bancos Suizos.

Se estima que el Vaticano ha pagado 365 millones de euros, que en parte nunca recuperará, por la posesión total del edificio londinense.

Los otros acusados

En la lista de imputados está Monseñor Mauro Carlino, denunciado por extorsión y abuso de poder. También Tommaso Di Ruzza, quien fue director de la Autoridad de Información Financiera del Vaticano, denunció por malversación, abuso de poder y violación de secretos de la Santa Sede.

La acusada más exótica es Cecilia Marogna, llamada «Lady Vaticano», a quien el cardenal Becciu designó como asesora de seguridad.

Está acusada de malversación de fondos. Gastó mucho dinero en viajar y comprar artículos de moda y lujo de las mejores marcas italianas. «Fueron regalos para mis contactos», dijo.

Magogna explicó que una de las misiones que tenía era lograr la liberación de los rehenes católicos italianos en varios países del mundo. Le había preocupado especialmente poder liberar a una monja secuestrada.

Vaticano, corresponsal

CB

Fuente: Clarin.com

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