Ya no es una fiesta. No son dos. Son muchos. Gabriel Arias se convirtió hace tiempo en garante del arco Racing. Es, en gran medida, la explicación de sus triunfos: se construyen a partir de ello. Esto sucedió esta noche contra Sporting Cristal, por la cuarta fecha del Grupo E de la Copa Libertadores. El portero chileno salva casi todo lo que viene con él. Ocurrió el otro día con San Lorenzo, en la agónica clasificación a los cuartos de final de la Copa de la Liga, y volvió a pasar hoy, dos días después. En Lima, Arias fue clave en el peor momento de un Racing lleno de suplentes, que empezó a revertir la historia cuando varios de sus jugadores entraron al campo. En la primera parte y el comienzo de la segunda, el equipo de Pizzi fue golpeado por arriba y por abajo, pero el portero chileno siempre estuvo a la altura: despejó con reflejos, volando y encogiéndose en un mano a mano crucial. Porque la jugada clave del partido fue aquella, a los siete minutos del segundo tiempo, cuando un error fundamental de Nery Domínguez permitió que Corozo se fuera de la mano de Arias, que redujo y taponó la portería peruana. Luego, con la llegada de Chancalay, Piatti, Copetti, Mena y Sigali -centrocampista del once inicial- Racing paró mejor y comenzó a dominar el balón, hasta que Chancalay marcó el primero, y luego Piatti selló el resultado. Todo esto hubiera sido imposible sin Arias, que en Chile ya se empezó a llamar «BatmArias». Un apodo que está lejos de ser exagerado.
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Fuente: 442.perfil.com
Esta nota fué publicada originalmente el día: 2021-05-12 02:35:42