La renuncia de Mario Pergolini como vicepresidente de Boca hizo visible algo que en el círculo rojo del Xeneize conocía desde hacía tiempo: las flagrantes disonancias entre quienes dirigen el club desde hace más de un año. No es que haya una mala relación entre el trinomio que en diciembre de 2019 derrotó al macrismo luego de 25 años al frente de la institución, sino que hay una descoordinación que dificulta – y entorpece – la gestión y el día a día. Ahora, todo esto era más o menos evidente.
Quizás como nunca, los pequeños problemas y lagunas se han magnificado por el contexto: sin fútbol desde hace seis meses y sin afición desde octubre, las relaciones de poder y las políticas internas se han reducido al mínimo. Todo queda a criterio de unas pocas personas, sin muchos espacios para enriquecer miradas o percepciones.
La decisión de Pergolini debe leerse en consecuencia. «Cuando no estás acompañado, hay que saber dar un paso …
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Fuente: www.perfil.com
Esta nota fué publicada originalmente el día: 2021-04-03 07:37:49