«A punto, bastante, me cansé» dijo Yohana Castillo, una bombera voluntaria de Centenario que se animó a denunciar la situación de acoso y abuso sexual que sufrió un compañero de trabajo en su entorno laboral. Castillo afirmó que el hombre señalado es «la mano derecha» de la cabeza del cuartel y que sus superiores intentaron resolver la situación de forma interna para evitar que el hecho trascendiera las paredes del destacamento.
La bombera explicó que, en el momento en que radicó la denuncia en la fiscalía, el hombre señalado pasó a disponibilidad. Pero diez días después, volvió a cumplir funciones. «Lo hacen volver a trabajar enseguida, pero fuera del cuartel», acentuó.
Aunque se impuso una medida cautelar de la justicia de restricción de acercamiento a la víctima, las autoridades optaron por una solución no acorde con los protocolos de actuación en casos de violencia de género. «El lunes por la noche me obligan a firmar un papel», comentó Yohana. Allí estaba especificado el nuevo cronograma de tareas diseñado para no compartir actividades con el hombre denunciado. El acuerdo consistía en que ella hacía guardias nocturnas y él no podía acercarse de noche al cuartel y viceversa. “Si tenemos que ir de guardia, tenía que llamar al cuartel para ver si estaba o no”.
Castillo explicó que las mujeres que integran el cuerpo de Bomberos Voluntarios de la localidad fueron también víctimas de violencia por parte de la misma persona. Afirmó que una de sus compañeras presentó una denuncia por violencia física a los jefes del cuartel y fue destituida de la cantera. También mencionó a otra bombera que presentó su renuncia por la misma situación. Añadió que, al dar a conocer su denuncia en el muro de Facebook, otras mujeres y hombres le comentaron que sufrieron situaciones similares con la misma persona y que no se habían animado a denunciar.
El cuartel, integrado por 35 hombres y 6 mujeres, no tiene un protocolo de actuación para situaciones de violencia de género, ni tampoco recibieron las capacitaciones obligatorias que establece la Ley Micaela.
Abuso
Yohana recibió una alarma por un incendio en una lacra. Una dotación ya había salido a otro sitio para sofocar otro foco de incendio. “Fui al cuartel, él sólo estaba. Salimos ambos con otro camión, ahí empezó todo. Se apoyó en mí y quería tocarme, intentaba alargar el servicio y siguió insinuando utilizando palabras en doble sentido”.
“El 19 de agosto del 2021 yo hablo con mi superior -un cabo-, llego del servicio, me pidió que le hiciera una nota. El domingo lo hablamos. «Tienes dos opciones: lo hablamos directamente y que pida disculpas o le haces una denuncia y lo ponemos en disponibilidad», explicó Yhoana. Ella optó por la segunda opción y sus superiores le quitaron el uniforme al acusado, le impidieron acercarse al cuartel, pero a los 10 días vuelve a trabajar pese a no ingresar en las instalaciones. Afirmó que el nombre del abusador está en los registros del cuartel, porque realizó servicios adicionales en el autódromo.
“Quieren que vuelva a trabajar, volver a la normalidad. No regresó porque yo lo hice público, ayer debería haber vuelto”, mencionó.
La causa civil, que después se sumó a la penal, fue denunciada en la fiscalía. «Como hace un mes me tomaron declaración, me dijeron que me llamarían», comentó la mujer. Dijo que mientras elaboraba el trámite le comentaron que el hombre que denunció «tiene muchos antecedentes».
Acoso y violencia
En agosto del 2020, Yohana mantuvo una relación con su compañero de trabajo durante dos meses. “Él vivía en el cuartel y se instaló en mi casa”. Durante ese tiempo sufrió los patrones típicos que identifican a una persona tóxica. “Me controlaba con quien juntaba, me separó de mi familia, de mis amigos, no me dejaba llevar a mi hijo con mi padre”. Comentó que dentro del cuartel también se enfadaba porque estaba con sus compañeros. “Cuando terminé la peor relación, nunca entendió”, añadió.
Sostuvo que en una ocasión rayó su auto, en otras oportunidades estacionaba los móviles para impedir que pudiera salir y colocaba piedras en su vestido. Comentó que su jefe catalogaba estas situaciones como «chiquilinadas».
Yohana manifestó que el hombre «trató de volver conmigo todos los medios», y que los acosos se incrementaban. Ella pidió una consigna policial para protegerla porque vive sola con su hijo. Comentó que el acosador llegó a estacionar en casa de su madre
“Yo tengo miedo. Ahora estoy encerrada en mi casa sin salir”, comentó a RÍO NEGRO.
La respuesta oficial
La Asociación de Bomberos Voluntarios de Centenario se expidió sobre el caso a través de un comunicado de prensa en la página oficial de Facebook.
“Se tomó la decisión de poner a disponibilidad a uno de los bomberos de forma inmediata manteniendo este status por alrededor de dos meses, a inicios de noviembre recibimos un oficio donde la juez interviniente nos exhorta ordena a restituirle la forma de trabajo y los tiempos de cumplimiento como los venía realizando con anterioridad, a continuación, se diagramó, informó y se notificó a través de una resolución de jefatura a los dos integrantes el horario de trabajo, y la forma de realizarlo evitando así que los nuestros dos bomberos se encuentren en tiempo y espacio dentro de la institución, con el único fin de cumplir las medidas cautelares, sin vulnerar sus derechos”, indicaron.
El escrito argumentó “La Asociación no puede ni debe tomar parte de forma unilateral por ninguna de las dos personas, ante situaciones como éstas, hasta que se expida la justicia, sí que debemos y lidiamos por la seguridad de todos sus integrantes”.
«Apenas se expida la justicia se le dará paso a los sumarios internos correspondientes», indicaron.
Según consta el expediente: 119242/202, firmado por la magistrada Adriana Saralegui, no se dio lugar al pedido de levantar las medidas cautelares vigentes contra el acusado. La juez manifestó la necesidad de que las partes deben tener tratamiento terapéutico.
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Fuente: rionegro.com.ar