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Brasil y Argentina proponen por enésima vez crear una moneda común sudamericana

En América Latina hay proyectos que ya forman parte de la mitología política del continente. Propuestas de espíritu panamericano que desde hace décadas vienen anunciando los presidentes de turno, cuya aplicación parece inminente pero que finalmente quedan en nada y años después son reflotadas como si fueran innovadoras. Es el caso de la moneda común sudamericana, que los líderes progresistas de Brasil y Argentina acaban de proponer en un artículo conjunto publicado en vísperas de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se desarrolla este martes en Buenos Aires.

«Decidimos avanzar en las discusiones sobre una moneda sudamericana común que pueda ser utilizada tanto para flujos financieros como comerciales, reduciendo los costos operativos y nuestra vulnerabilidad externa», escribieron el brasileño Lula da Silva y el argentino Alberto Fernández, en un texto publicado por el diario porteño Perfilel sábado pasado.

Históricamente, esta propuesta siempre ha sido descartada como inviable a corto o mediano plazo por los economistas debido a las grandes asimetrías existentes entre los distintos países del continente. Las mismas diferencias -económicas y políticas- que convierten en quimera otro proyecto soñado, como es la creación de un mercado común latinoamericano, siguiendo el modelo europeo, y que nunca podrá ir más allá del mecanismo aduanero que representa el Mercosur.

En esta ocasión, comenzó a echarle agua al vino el ministro de Hacienda brasileño, Fernando Haddad, quien al aterrizar en Buenos Aires bajó las expectativas y descartó de entrada una moneda única y pasó a hablar de un “medio común de pago». Haddad declaró que “tenemos que ver cómo lo haremos, pero la idea es que podamos tener un medio de pago común entre ambos países”. El ministro aclaró que «estamos hablando de un sistema que no se basa en pagos en moneda local, que no funcionó, pero que no llegará al nivel de unificación monetaria que se vio con el euro».

asimetrías insuperables

Argentina cerró 2022 con 94,8% de inflación y Brasil con 5,8%

La idea en la que trabajan Brasil y Argentina -las dos principales economías sudamericanas- y la única que podría tener perspectivas de convertirse en realidad es establecer un mecanismo de compensación de pagos entre ambos países. Si bien la nueva moneda mítica ya ha sido denominada “sur”, se aplicaría a este hipotético sistema de pago, pero no se piensa en la desaparición del peso argentino y el real brasileño.

Por su parte, el ministro de Economía de Argentina, el peronista conservador Sergio Massa -que suena como candidato a la unidad justicialista en las elecciones presidenciales de este año-, quiso mostrar pecho en una entrevista publicada el domingo en el Tiempos financieros. «Habrá una decisión de comenzar a estudiar los parámetros necesarios para una moneda común, que incluye todo, desde cuestiones fiscales hasta el tamaño de las economías y el papel de los bancos centrales», dijo Massa. Sin embargo, agregó: «No quiero crear falsas expectativas… es el primer paso de un largo camino».

El optimismo de los presidentes de Argentina y Brasil expresado en su artículo conjunto está directamente relacionado con la imagen de giro a la izquierda en la región que se ha dado tras el regreso a la presidencia de Lula, cuya figura de progresista moderado y líder desarrollista sirve de ejemplo a los líderes de izquierda del continente. Y entre ellos el peronista Fernández, que necesita más que nadie fotografiarse con Lula dado su dudoso futuro dentro del movimiento fundado por Perón, que podría acabar renunciando a presentarse a la reelección en favor de Massa.

La última vez que Argentina y Brasil hablaron de una moneda única fue en 2019, cuando ambos países estaban liderados por la derecha. Entonces, la moneda también fue bautizada: se iba a llamar “peso real”, como anunció el presidente ultraderechista brasileño, Jair Bolsonaro, durante una visita a Buenos Aires para reunirse con su homólogo liberal, Mauricio Macri.


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Roberto Mur | Buenos Aires

Ya en 1987 la moneda única se puso sobre la mesa con motivo de una visita oficial a la Argentina del entonces presidente brasileño, José Sarney, cuando la Casa Rosada estaba ocupada por Raúl Alfonsín. En ese entonces, la moneda se iba a llamar “gaucho”.

Argentina cerró 2022 con una inflación del 94,8%. Brasil, con el 5,8%. Este dato por sí solo permite hacerse una idea de la inviabilidad de una moneda única, ya no entre los dos países, sino también en el continente. Otro dato: el banco central brasileño es autónomo, no así el argentino.

Quizás la reacción más elocuente a la enésima propuesta de una moneda única sudamericana ha sido la de la agencia de noticias económicas estadounidense Bloomberg, que el lunes tituló uno de sus cables de la siguiente manera: «Los economistas se ríen de la idea de una moneda común en Sudamerica».

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