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Cartas de lectores: crisis moral

Nuestro país vive una tremenda crisis económica y social. No voy a justificar al presidente Alberto Fernández por la falta de carácter y autoridad para enfrentar a los poderes fácticos con los que quiso pactar pacífica y democráticamente para llevar a cabo soluciones que nunca llegaron. Hizo lo que pudo dentro de las limitadas posibilidades que le dejó el gobierno del arrasador “huracán” Mauricio (PRO-UCR). Estos adoradores del dinero solo saben de codicia y saqueo, explotación y «cuevas» fiscales donde esconden dinero mal habido. No les importa el país y su gente. Insensible e indiferente al sufrimiento de todo un pueblo, incluida la clase media, que alguna vez votó por sus verdugos (2015) y hoy sufre las políticas despiadadas que nos llevaron a esta paupérrima realidad. Estamos escasos de dólares, escucho a diario. Entonces yo me pregunto: ¿dónde están los 50.000 millones de dólares que le prestó el FMI a Macri? ¿Qué trabajo le exigió esa friolera? Ninguno. Pero para entender esto hay que ver la relación promiscua entre la multimedia hegemónica, la justicia al servicio de estos intereses espurios y la fuerza que los representa políticamente: PRO-UCR, y que constituye el ariete para evitar políticas al servicio de los mayorías popular. Jueces de lujo, fiscales, políticos de la oposición y empresarios mediáticos comparten viajes turísticos con total impunidad a una estancia en el sur de nuestro país, la del británico Joe Lewis, un poderoso empresario en varias ocasiones que se ha beneficiado de medidas cautelares emitidas por estos mismos jueces. Es el regalo que aceptan sin dudarlo. Vemos una Corte Suprema de la Nación rápida y eficiente para interferir y suspender elecciones provinciales donde presume que sus protegidos políticos serán derrotados por el voto popular, violando el principio de autonomía que consagra la Constitución. Pero son bastante lentos para instruir a los tribunales inferiores para que agilicen los casos que involucran a sus socios políticos y comerciales, como el préstamo ilegítimo del FMI que nunca pasó por el Congreso; como el atentado contra el vicepresidente; como el viaje turístico que mencioné y como tantos otros. Creo, y para terminar, que cuando superemos la crisis moral superaremos las demás crisis. La Constitución es Argentina hecha ley y si tenemos una justicia que la irrespete, pobre de nuestro país y de su gente. ¡Reforma judicial, urgente!

Nuestro país vive una tremenda crisis económica y social. No voy a justificar al presidente Alberto Fernández por la falta de carácter y autoridad para enfrentar a los poderes fácticos con los que quiso pactar pacífica y democráticamente para llevar a cabo soluciones que nunca llegaron. Hizo lo que pudo dentro de las limitadas posibilidades que le dejó el gobierno del arrasador “huracán” Mauricio (PRO-UCR). Estos adoradores del dinero solo saben de codicia y saqueo, explotación y «cuevas» fiscales donde esconden dinero mal habido. No les importa el país y su gente. Insensible e indiferente al sufrimiento de todo un pueblo, incluida la clase media, que alguna vez votó por sus verdugos (2015) y hoy sufre las políticas despiadadas que nos llevaron a esta paupérrima realidad. Estamos escasos de dólares, escucho a diario. Entonces yo me pregunto: ¿dónde están los 50.000 millones de dólares que le prestó el FMI a Macri? ¿Qué trabajo le exigió esa friolera? Ninguno. Pero para entender esto hay que ver la relación promiscua entre la multimedia hegemónica, la justicia al servicio de estos intereses espurios y la fuerza que los representa políticamente: PRO-UCR, y que constituye el ariete para evitar políticas al servicio de los mayorías popular. Jueces de lujo, fiscales, políticos de la oposición y empresarios mediáticos comparten viajes turísticos con total impunidad a una estancia en el sur de nuestro país, la del británico Joe Lewis, un poderoso empresario en varias ocasiones que se ha beneficiado de medidas cautelares emitidas por estos mismos jueces. Es el regalo que aceptan sin dudarlo. Vemos una Corte Suprema de la Nación rápida y eficiente para interferir y suspender elecciones provinciales donde presume que sus protegidos políticos serán derrotados por el voto popular, violando el principio de autonomía que consagra la Constitución. Pero son bastante lentos para instruir a los tribunales inferiores para que agilicen los casos que involucran a sus socios políticos y comerciales, como el préstamo ilegítimo del FMI que nunca pasó por el Congreso; como el atentado contra el vicepresidente; como el viaje turístico que mencioné y como tantos otros. Creo, y para terminar, que cuando superemos la crisis moral superaremos las demás crisis. La Constitución es Argentina hecha ley y si tenemos una justicia que la irrespete, pobre de nuestro país y de su gente. ¡Reforma judicial, urgente!

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