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Cartas de lectores: desgobierno

Si por casualidad hubiéramos podido pensar que se podía frenar el aumento del desorden económico y la inflación, los recientes hechos en Casa Rosada hacen añicos cualquier ilusión. Las últimas declaraciones del Presidente, carentes de un contenido serio que proponga soluciones para un momento crítico, se limitaron a proclamar amenazas al próximo gobierno, con el único propósito de satisfacer a un cuadro de políticos depredadores que luchan como buitres, tratando de seguir disfrutando de los privilegios del poder sobre el botín de un país empobrecido y decadente. El mandatario, cuyo caótico gobierno cumplirá cuatro años, en lugar de dedicarse seriamente a buscar soluciones para evitar la decadencia, no hizo más que intentar justificar su fracaso echando la culpa al gobierno anterior, y quedó atónito con quienes decían ser colaboradores. . . Lo cierto es que nunca tuvo el coraje de sacudirse el yugo que le habían impuesto y así fue como el caótico desgobierno vivido verificó el viejo dicho de que muchas manos en un plato provocan un exabrupto. Eso sí, el Presidente aguantó la incómoda situación y la vergüenza, quizás pensando que cuando termine su mandato se irá tranquilo a disfrutar de una jugosa jubilación.

Si por casualidad hubiéramos podido pensar que se podía frenar el aumento del desorden económico y la inflación, los recientes hechos en Casa Rosada hacen añicos cualquier ilusión. Las últimas declaraciones del Presidente, carentes de un contenido serio que proponga soluciones para un momento crítico, se limitaron a proclamar amenazas al próximo gobierno, con el único propósito de satisfacer a un cuadro de políticos depredadores que luchan como buitres, tratando de seguir disfrutando de los privilegios del poder sobre el botín de un país empobrecido y decadente. El mandatario, cuyo caótico gobierno cumplirá cuatro años, en lugar de dedicarse seriamente a buscar soluciones para evitar la decadencia, no hizo más que intentar justificar su fracaso echando la culpa al gobierno anterior, y quedó atónito con quienes decían ser colaboradores. . . Lo cierto es que nunca tuvo el coraje de sacudirse el yugo que le habían impuesto y así fue como el caótico desgobierno vivido verificó el viejo dicho de que muchas manos en un plato provocan un exabrupto. Eso sí, el Presidente aguantó la incómoda situación y la vergüenza, quizás pensando que cuando termine su mandato se irá tranquilo a disfrutar de una jugosa jubilación.

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