Leí la apología publicada sobre la “perestroika” y el libro escrito por Gorbachov. En este sentido, me permito disentir de los elogios del expresidente de la URSS, ya que fue el responsable del desmantelamiento que se produjo en Rusia a raíz del compromiso adquirido con Reagan. No creo en la inocencia de Gorbachov al pactar el desarme nuclear pactado con el entonces presidente de EE.UU., porque mientras él se ocupaba de desmantelar a su país, en muchos aspectos de su industria y avances en la astronáutica, Norteamérica continuaba con sus planes de incrementar su armas nucleares, mientras se concreta la invasión de otros países para apoderarse del petróleo, acciones que siempre trata de justificar ante el mundo con cualquier pretexto. Cabe recordar que antes del acuerdo de desarme, la Unión Soviética había construido el mayor avión de carga con seis turbinas, en el que entró en su fuselaje un Jumbo 747 sin alas, según se publicó en un documental televisivo. En esa dirección, Gorbachov también se encargó de abandonar y destruir gran parte de Baikonur, el importante centro de lanzamiento de los cohetes más potentes del mundo. Es lógico pensar que el regalo de un costoso abrigo de pieles que el expresidente Reagan le hizo a Raísa, la esposa de Gorbachov, cuando se conocieron en Suiza, no fue en balde. En cuanto al Premio Nobel, es obvio que su concesión siempre estuvo condicionada por una determinada ideología. De lo contrario, JL Borges habría recibido el premio de él.
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