Con mucho dolor he visto a mi querida comunidad de la parroquia San Martín de Porres, dividida en las redes sociales desde el domingo anterior y durante toda la semana. Volvimos a ser noticia, aún recordamos con dolor la muerte del P. Oscar, la repentina muerte del P. Arnau… y ahora esto. Basta leer las redes, hermano contra hermano, una comunidad que antes era compacta, ahora dividida. La pág. Abuin, con su estilo siempre alegre y coloquial, un placer hablar con él, pero no participar en «sus» misas, porque esas misas ya no pertenecen a la Iglesia, porque ha impregnado su estilo, su manera, que no es el de la iglesia. El feligrés no ve la diferencia entre ir a misa oa un espectáculo de comedia. Me encantaría que trasladarais esa obra de teatro debajo del templo donde hay un espacio de recreo e incluso aprovechar y repartir allí las galletas de vocación que hacéis habitualmente a la hora de la Comunión. Cada cosa en su lugar ¿no? Sólo eso y sin entrar en más análisis, como la desacralización de la liturgia y por tanto su abuso, la poca unción que se genera en el momento de la comunión “unos el Cuerpo de Cristo, otros, bizcochos de vocación”. No creo que sea un buen mensaje para que los niños confundan, equiparar una misa con un programa de Chapulín. La Iglesia catequiza a los niños desde hace más de 2000 años, San Juan Bosco lo hacía en sus oratorios, atraía a los niños con sus juegos, pero los juegos en el patio, en el templo, Cristo presente en el Sagrario o en el altar en la Santa Misa Y no se le rinde culto como quiere el párroco, ni siquiera con buenas intenciones, sino como manda la Iglesia. Esperamos que el p. Abuin este domingo recapacita y dirige su catequesis.
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