Hace unos años, casualmente vivía en la ciudad de Buenos Aires y por esas cosas fortuitas de la vida, mi departamento estaba ubicado en la zona que el ingenio de los vecinos bautizó como Villa Freud: un microbarrio “no oficial” de el antiguo Palermo lleva ese nombre por la gran cantidad de psicoanalistas y psicólogos que allí tenían sus consultorios. Rodeó Plaza Guadalupe, entre Coronel Díaz, Honduras, Av. las calles Santa Fe y Scalabrini Ortiz, de modo que Palermo constituía así uno de los barrios con mayor densidad de terapeutas de toda Sudamérica, y ¿por qué llamarlo Villa Freud? ¿y no con otro nombre en honor a los psicólogos?: porque Sigmund Freud fue y es considerado el fundador y padre del psicoanálisis. Neurólogo austríaco de origen judío, fue una de las más grandes figuras intelectuales del siglo XX. Nacido en Moravia (antigua República Checa) a temprana edad se fue a vivir a Viena donde pasó toda su vida hasta que finalmente se exilió en Londres. Se casó con Marta Bernays, con la que tuvo 6 hijos, 3 niños y 3 niñas, de los cuales sólo Anna, la menor, fue la única que siguió sus pasos, una gran psicoanalista infantil. Freud fue un incansable trabajador y observador en su oficina y se convirtió en una de las personalidades más brillantes del siglo XX. Abogó por conceptos revolucionarios sobre el inconsciente, la interpretación de los sueños, la represión y los mecanismos defensivos, conceptos sobre el ello, el yo y el superyó y fundó el psicoanálisis estableciendo con él sus aportes al estudio y tratamiento de las enfermedades mentales: dio y dio la palabra de nuevo al paciente, sólo un genio. Muchos podrán estar de acuerdo con sus teorías, o con otras, pero es innegable que el debate con Freud ha sido una necesidad para el desarrollo de la disciplina, un carácter trascendente para la psicología: un antes y un después desde sus observaciones y aportes al conocimiento de la la mente humana siga arrojando luz sobre la sociedad actual y las psicopatologías que en ella se generan. El 13 de octubre se celebra en Argentina el Día del Psicólogo, por ello, felicidades a todos aquellos que abrazan esta noble profesión. Y también nuestro profundo agradecimiento a quienes, por su encomiable labor, hoy más relevante que nunca, se dedican a tratar las secuelas psicológicas que nos dejó la pandemia, como el confinamiento, la muerte y la incertidumbre que fueron quizás, en salud pública, un de los problemas mas importantes que nos dejo el Covid 19, felizmente hoy cada vez mas vencidos.
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