">

Cartas de lectores: politiquería

A lo largo del mes de enero leí numerosas cartas que critican con razón una actividad política totalmente distorsionada, que trata de mantenerse gracias a una propaganda desvergonzada y costosa. Muchos de los candidatos han estado tratando de mantenerse a flote durante años, disfrutando de activos jugosos. Hoy asistimos a una multitud de otros posibles candidatos que surgen gracias al nepotismo descarado de familiares que ocupan cargos políticos. Es obvio que ya se han superado los límites que exige un sistema electoral transparente, que garantice que podamos elegir personas idóneas, honestas y educadas para gobernar un país en franca decadencia. Sin embargo, nada de esto parece importarles a quienes gobiernan actualmente. Vemos con preocupación cómo crece la inflación, mientras se derrocha dinero del Estado con el único fin de comprar voluntades. Es obvio que se necesita un equipo con preparación y capacidad para gobernar los problemas que aquejan al país con una visión holística. Se necesita justicia para hacer cumplir la Constitución y las leyes que previenen el nepotismo y la corrupción y establecen sanciones por las transgresiones que han caracterizado a los gobiernos en los últimos años. Lamentablemente vemos que continúan los manejos turbios y discrecionales de quienes gobiernan. Muchos políticos en campaña repetirán como un loro la manida frase de que «La política es el arte de lo posible». Una expresión completamente vacía de contenido, con la que pretenden ocultar con un sentido críptico, una ideología que oculta la verdadera intención de la actividad. Resumiendo, podemos decir que hasta ahora, la actividad política ha sido una vía eficiente para que muchas personas, sin requisitos previos, accedan al poder y manejen las finanzas del Estado a su discreción. Me pregunto qué quieren decir algunos delirantes que se proponen enseñar sobre política, y cuál sería el currículo de tal materia. No hace falta más políticos porque no significa tener un título habilitante. Se necesita gente capaz, honesta y bien intencionada, sin identificarse con ningún color político.

A lo largo del mes de enero leí numerosas cartas que critican con razón una actividad política totalmente distorsionada, que trata de mantenerse gracias a una propaganda desvergonzada y costosa. Muchos de los candidatos han estado tratando de mantenerse a flote durante años, disfrutando de activos jugosos. Hoy asistimos a una multitud de otros posibles candidatos que surgen gracias al nepotismo descarado de familiares que ocupan cargos políticos. Es obvio que ya se han superado los límites que exige un sistema electoral transparente, que garantice que podamos elegir personas idóneas, honestas y educadas para gobernar un país en franca decadencia. Sin embargo, nada de esto parece importarles a quienes gobiernan actualmente. Vemos con preocupación cómo crece la inflación, mientras se derrocha dinero del Estado con el único fin de comprar voluntades. Es obvio que se necesita un equipo con preparación y capacidad para gobernar los problemas que aquejan al país con una visión holística. Se necesita justicia para hacer cumplir la Constitución y las leyes que previenen el nepotismo y la corrupción y establecen sanciones por las transgresiones que han caracterizado a los gobiernos en los últimos años. Lamentablemente vemos que continúan los manejos turbios y discrecionales de quienes gobiernan. Muchos políticos en campaña repetirán como un loro la manida frase de que «La política es el arte de lo posible». Una expresión completamente vacía de contenido, con la que pretenden ocultar con un sentido críptico, una ideología que oculta la verdadera intención de la actividad. Resumiendo, podemos decir que hasta ahora, la actividad política ha sido una vía eficiente para que muchas personas, sin requisitos previos, accedan al poder y manejen las finanzas del Estado a su discreción. Me pregunto qué quieren decir algunos delirantes que se proponen enseñar sobre política, y cuál sería el currículo de tal materia. No hace falta más políticos porque no significa tener un título habilitante. Se necesita gente capaz, honesta y bien intencionada, sin identificarse con ningún color político.

Salir de la versión móvil