">

César Puntriano | Retos laborales 2023 | opinión | Gestión | Estudio Muñiz | OPINION – Perú

El 2022 fue sumamente complejo en materia laboral y de regulación del empleo. La primera, por la aplicación de la denominada «Agenda 19» por el Gobierno del entonces presidente pedro castillolo que derivó en la emisión de regulaciones desastrosas para el país como la restricción de externalización mediante Decreto Supremo 001-2022-TR. El año se cerró con una gran incertidumbre jurídica al no haberse prorrogado formalmente el trabajo a distancia, es decir, por reglamento, acudiendo al Primer Ministro de Trabajo del Gobierno de Dina Boluarte a una declaración para hacerlo. Ni hablar del conflicto social que lamentablemente va en aumento y enluta al país.

Lo anterior, así como la falta de políticas públicas claras para el fomento del empleo formal, ha generado que el 2022 culmine con una alta tasa de informalidad que, según el INEI, alcanza a 9 de cada 10 personas en las zonas rurales, mientras que en las área urbana 7 de cada 10. En Lima, nos dice el INEI, 1.6 millones de personas trabajan en forma precaria, lo que implica alrededor de medio millón más que en 2019 (prepandemia).

Recordemos que en la gestión pasada se lanzó el programa Impulsa Perú, que tiene como una de sus medidas el fomento de la contratación de jóvenes (18 a 29 años) de manera formal, a través del otorgamiento de un subsidio extraordinario en el sector privado que podría llegar hasta el 55% de la remuneración del trabajador por un tiempo determinado. Este proyecto, que a la fecha no ha visto la luz, no se anticipaba un gran éxito ya que la generación de empleo formal no depende únicamente del pago de un subsidio.

Este 2023 será desafiante, al menos, en materia laboral desde varios frentes: regulación, inspección, litigios y, por supuesto, las propias relaciones laborales. En materia de empleo, no vemos ninguna iniciativa encaminada a generar empleo formal, ya que no basta con que crezca el número de trabajadores con empleo, sino que debe ser un empleo con derechos, y para ello se requiere una planificación estructurada. que aborde el problema de la informalidad desde diferentes perspectivas, no sólo del derecho laboral.

En cuanto a la regulación, aún estamos inciertos porque aún no se ha emitido el reglamento de la ley de teletrabajo (Ley 31572), el Ministerio del Trabajo solo ha publicado un proyecto cuya legalidad es cuestionable, ya que viola dicha ley en varios aspectos. , con el efecto natural de desalentar el uso de esta figura, dando la espalda a lo que ocurre en el mundo y, por qué no decirlo, a nuestra propia realidad. Es urgente que la autoridad laboral ejerza su potestad normativa de manera técnica y apolítica. Otra disposición cuestionable que salió del Congreso, alineada con la Agenda 19, es la Ley 31362 que limita la compensación de las licencias pagas, y que este 2023 impedirá que los empleadores compensen en su totalidad esa bolsa de licencias pagas. Esta norma también ha abierto un frente judicial a través de procesos de amparo iniciados por algunas empresas que alegan que se afecta su derecho de propiedad. Pero eso no es todo, no olvidemos el Decreto Supremo que restringe las tercerizaciones que sigue vigente, pero suspendido por decisión del Indecopi. A principios de este año, la referida autoridad deberá pronunciarse sobre su factibilidad, y mientras esto no suceda, la norma se cierne como una espada de Damocles sobre la actividad económica nacional.

Pero eso no es todo, existen otras normas que se esperan y cuyos proyectos han pasado casi desapercibidos, como el reglamento de la ley que otorga licencia a los trabajadores por fallecimiento de sus familiares directos, la Ley 31602, cuya ilegalidad es manifiesta, en cuanto otorgue la licencia con goce de sueldo cuando la ley no lo prevea. Lo correcto era modificar la ley si se pretendía que fuera con el disfrute de los bienes, pero no pretender hacerlo a través de la normativa como se señala en el proyecto. Adicionalmente, la infame modificación al Reglamento de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, Decreto Supremo 014-2022-TR, traerá más de una complicación a las negociaciones colectivas de este año.

El frente de inspección ha iniciado con mucha actividad este 2023, ya que Sunafil ha enviado cartas a los empleadores para demostrar si cuentan con un sistema de gestión de seguridad y salud en el trabajo (SST), en particular con un comité o supervisor, si cumplen con las porcentaje de contratación de personal discapacitado, entre otros. Desafortunadamente, la inspección se enfoca en el sector formal más afectado, por lo que los empleadores deben estar preparados no solo a través de una autoevaluación del cumplimiento normativo, sino también capacitando a sus equipos para asistir a la inspección.

La cuestión judicial también supondrá un reto laboral para los empresarios, ya que deberán estar atentos a los pronunciamientos judiciales de las más altas instancias que tiendan a modificar informalmente las reglas del juego. Por ejemplo, en el reciente X Pleno Jurisdiccional Supremo, en materia laboral y de seguridad social, los jueces supremos acordaron que los patrones deben garantizar a su personal el derecho a la defensa cuando impongan una medida disciplinaria distinta al despido. Esto significa modificar los procedimientos internos y dar al trabajador la posibilidad de formular defensas antes de sancionarlo, requisito no previsto en la ley.

Lo dicho, sin duda, tiene un impacto en las relaciones laborales, ya que habrá más requisitos legales que cumplir. Nos ocuparemos de reglas ambiguas y rígidas, escrutinio activo en el mundo formal y más litigios con seguridad. Estar preparado.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor.

Titulares de Perú

Salir de la versión móvil