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Científicos descienden 8 km de profundidad en la Fosa de Atacama: ‘Otro planeta’ – 31/01/2022 – Ciencia / Brasil

Durante años, los oceanógrafos chilenos Osvaldo Ulloa y Rubén Escribano han imaginado en sus conversaciones cómo sería el paisaje «extraño» de la Fosa de Atacama, la impresionante grieta que cae a más de 8.000 metros de profundidad en las costas de Chile y Perú, y que no el ser humano había visto directamente.

Ulloa y Escribano, director y subdirector, respectivamente, del Instituto Milenio de Oceanografía de la Universidad de Concepción en Chile, se habían resignado a estudiar la Fosa de Atacama desde la superficie.

Junto a su equipo mapearon por primera vez parte de la topografía de la Fosa de Atacama. En 2018, durante la Expedición Atacamex, tomaron algunas fotos, videos y recolectaron muestras de agua y ADN de las extrañas criaturas que habitan el fondo de este inframundo.

Llegar a esa profundidad, técnicamente, es un poco como ir a la luna: soñar con ser testigo presencial de tu sujeto nunca había sido una opción… al menos, hasta ahora.

Ambos científicos descendieron al sitio este año con la expedición del explorador estadounidense Víctor Vescovo, quien en 2019 se convirtió en la primera persona en visitar los cinco puntos más profundos de los cinco océanos, pilotando un submarino especialmente construido.

Ulloa, Escribano y Vescovo son los primeros seres humanos en descender a la Fosa de Atacama.

Cada uno de los dos viajes tuvo una duración total de diez horas, para lo cual los acuanautas literalmente tuvieron que deshidratarse la noche anterior, empacar ropa de abrigo y hacerse un bocadillo.

En dos inmersiones separadas, primero Ulloa y luego Escribano abordaron con Vescovo en una diminuta esfera de titanio cubierta con una gruesa capa protectora de espuma sintética.

Factor limitante apodado (Limiting Factor), llamado así por las novelas de ficción de Ian Banks, el submarino es la maravilla tecnológica que habitualmente abre la puerta a la exploración de la llamada zona hadal de los océanos, es decir, todo lo que existe por debajo de los 6.000 metros.

“Esta fue la aventura de mi vida y el pináculo de mi carrera como investigadora de ciencias marinas”, le dijo a BBC Mundo (el servicio en español de la BBC) Ulloa, de 60 años, minutos después de esa inmersión y ya de regreso en el “buque-madre”, el recipiente de caída de presión.

Silencio y música bajo el mar

“El interior de la esfera es de color gris oscuro, tiene dos sillas cómodas y está revestido con tanques de oxígeno e interruptores para todos los dispositivos electrónicos. En la parte inferior, hay tres escotillas que permiten ver el fondo del mar. Me impresionó la suavidad del cruce y silencio, sólo interrumpido por las comunicaciones con la superficie”.

El descenso hasta el punto más profundo de la Trinchera -8.069 metros, según mapas realizados el día anterior- duró tres horas y media. Ulloa pensó que se aburriría, pero entre momentos de conversación con Vescovo, terminaron escuchando música.

Ulloa puso una canción del cantautor chileno Manuel García a dúo con Mon Laferte y mostró a Vescovo fotos de sus hijos, que viven en Suecia. A su vez, Vescovo eligió «Tequila Sunrise» de The Eagles y le contó sus motivaciones para explorar las profundidades. En medio de risas, decidieron que cuando regresaran tendrían tiempo para ver un extracto de la serie española “El Cid”. Y así fue.

En algún momento de la bajada se comieron la mitad de los bocadillos: atún para Vescovo y ensalada de huevo para Ulloa.

Una vez en el fondo, Vescovo maniobró la nave espacial sobre un increíble terreno de valles, cadenas montañosas y otras formaciones rocosas que traerán información importante sobre la geología característica de esta región del planeta.

“También nos impresionó la gran cantidad de pepinos de mar, una especie de pepino de mar que se encontraba en otras trincheras pero que aquí abundaba”, dice Ulloa.

“Pero si había algo que yo, como microbiólogo, quería en esta expedición era encontrar ‘alfombras’ de colonias de microbios. Y por eso verlos con mis propios ojos fue algo extraordinario, la primera confirmación de su existencia en la Tierra. Fosa de Atacama y más de 8.000 metros”.

‘Otro planeta’

Para Rubén Escribano, de 64 años, la experiencia, dos días después, fue igualmente intensa.

Como su interés es por la fauna, Vescovo sólo descendió a 7.330 metros, explorando la vertiente oriental de la Fossa en busca de organismos más abundantes.

Se encontraron con criaturas inesperadas a tales profundidades, como corales de agua fría y una estrella de mar solitaria. También pudieron observar animales presentes en mayor número que en cualquier otra trinchera estudiada hasta ahora. Incluyendo gusanos poliquetos, crustáceos anfípodos y otras criaturas abisales, que apenas han comenzado a estudiarse.

«Me dijeron que teníamos que estudiar la Fosa, pero no me dijeron que teníamos que ir allí», bromeó Escribano, mientras salía del sumergible y pisaba la cubierta.

“Fue algo mágico, como aterrizar en otro planeta y ver las estructuras construidas por estos seres. Me las imaginé como pequeñas ciudades hechas por gusanos y crustáceos que hacen caminos en el sedimento”.

La Expedición Atacama Hadal también elaboró ​​mapas de alta resolución de varias secciones de la Fosa de Atacama, que, con 5.900 kilómetros de longitud, es una de las grietas más largas en las profundidades del océano. Una formidable estructura que se eleva donde la placa de Nazca se hunde bajo la de Sudamérica, lo que provoca los terremotos y tsunamis que azotan esta región.

Los mapas serán fundamentales para determinar la ubicación ideal para instalar sensores para un proyecto futuro para establecer el primer sistema de observación anclado en el fondo del océano, un esfuerzo titánico en construcción por parte de la comunidad científica chilena.

Estudiar cómo cambian con el tiempo las condiciones físicas, geoquímicas y biológicas presentes en el área proporcionaría la base científica que se puede usar para observar eventualmente los efectos del cambio climático a mayores profundidades. Y para comprender mejor los procesos que provocan los grandes terremotos y tsunamis en la región.

“Tuvimos un acceso único a un salto adelante en la ciencia oceanográfica chilena y estoy seguro de que este logro inspirará a las nuevas generaciones”, dijo Ulloa.

Por su parte, Vescovo dice estar comprometido con el esfuerzo de seguir mapeando decenas de miles de kilómetros cuadrados por mes para apoyar la iniciativa GEBCO 2030, que busca completar el mapeo de todo el fondo marino para 2030.

Noticia de Brasil
Fuente: uol.com.br

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