Un bebé de no más de 10 años. descansa sobre un toldo improvisado en la Avenida Figueroa Alcorta, frente a la Facultad de Derecho, donde se realizará el concierto por los 200 años de la UBA. Como él hay muchos. Su nombre es Noé (sí, como el arca, su madre limita) y tiene un brazo enyesado. El inoportuno accidente fue hace horas, jugando baloncesto, y todavía lleva su atuendo deportivo.
Aunque en ese momento pensó en cambiar los planes que tenía para la tarde del 4 de diciembre, sus padres y su tía, quienes viajaron 8 horas en tren desde Rosario para coronar el plan familiar, terminaron por convencerlo. «Cuando lo golpeó a medias, le dijimos que se iba a divertir», dijeron. Clarín, a escasos metros de la histórica fiesta que comenzaría horas después. Y no se equivocaron.
El chiquillo de Villa Urquiza quería ver a Cazzu, uno de los artistas más jóvenes del Line Up de “UBA200 In Concert”, pero a su alrededor, en la avenida que se hizo peatonal durante todo el día) otras voces y generaciones arengaban por los grandes del folclore local. Y, por supuesto, para el bahiano (que acaba de llenar 12 Movistar Arena consecutivos), Abel Pintos.
Casi dos horas seguidas, sin corte. El cronograma del concierto que enmarcó la ola de celebraciones por los 200 años de la UBA -que tuvo lugar el pasado mes de agosto- era un pequeño reloj, que difiere de los recitales clásicos donde el rango de tiempo extendido funciona casi por regla general.
Cazzu, de punta en blanco en el concierto de los 200 años de la UBA. Foto Maxi Failla
Una fiesta masiva
Sin boletos preferenciales, o códigos QR que retrasarán la entrada, una multitud (se estimaron más de 150 mil personas) se acercó a vibrar lo que estaba previsto desde muy temprano frente a las gradas de la reconocida Universidad: una auténtica fiesta popular.
Acceso gratuito y por orden de llegada, cada grupo familiar y grupo de amigos, así como los jóvenes voluntarios de la UBA identificados con una remera de la institución, fueron ubicados sin grandes pretensiones.
Desde la plaza vecina llena de adolescentes y parejas centenarias, los extremos de la acera para ver desde la pantalla gigante y hasta el puente de la mujer con una vista panorámica del mapa completo.
Sin multitudes (pero no tantas máscaras) que entorpecieran el evento, que fue dirigido y arreglado por Ezequiel Silberstein y Marcelo González como ideólogo, creador y productor general, todo salió sobre ruedas.
El protocolo médico apenas se activó cuando, cuando comenzó el recital, algunas personas del sector más cercano al escenario montado se desmayaron y tuvieron que ser asistidas desde el otro lado de la valla.
«La educación fue, es y será la mejor herramienta para construir nuestro futuro. Y honrar a la Universidad en el año de su Bicentenario es una forma de reconocer a todo el sistema de educación pública del país ”, dijo González, empresario y director general del espectáculo, quien además de estar documentado con un dron y un desfile de cámaras. , fue grabado vía streaming.
El primer calentamiento, necesario para calmar las ansiedades, fue la bienvenida de los actores Luciano Cáceres y Cecilia Roth, que como dúo anfitrión del día guiaron, con buen ritmo, cada actuación de los 30 artistas, acompañados de 100 integrantes de la Orquesta Sinfónica de «UBA200 en Concierto».
Apto para todos los paladares
Mora Godoy bailó tango en la fiesta de la UBA. Foto Maxi Failla
La tarjeta musical, pretenciosa pero efectiva, no falló. El cartel, apto para todos los paladares, pasó por diferentes apartados melódicos con un hilo que permaneció hasta el final: la emoción. Un popurrí nacional, para viajar sin viajar por los clásicos porteños, con la diversidad latente en cada repertorio.
El viaje sinfónico a cielo abierto, que comenzó en el día y terminó en la noche, despegó con un midley introductorio de la prestigiosa orquesta y una serie de temas en homenaje al gran Astor Piazzolla, según el centenario de su nacimiento.
Natalie Pérez e Iván Noble, cantando a dúo en la fiesta de los 200 años de la UBA. Foto Maxi Failla
Libertango, con Esteban Morgado, Mora Godoy y Sergio Fernández Díaz consiguió los primeros aplausos y fue seguida por Katie Viqueira con su versión de Milonga de la Anunciación. Cerraron el homenaje Elena Roger, al ritmo del tango con Preludio del año 3001 y Raúl Lavié con la emotiva pieza Adiós Nonino.
Si son clásicos, Como la cigarra, de María Elena Walsh, fue un deleite para todos en la potente voz de Kevin Johansen y siguiendo la línea de los himnos porteños, uno que todos conocemos (sigue viviendo sin tu amor) fue entonado por Lisandro Aristimuño y Juan Carlos Baglietto.
La apuesta se redobló con la aparición de Cazzuvestido de punta en blanco para la ocasión, que calmó la euforia reprimida de unos pocos en una fusión inesperada de Alfonsina y el mar con Lito Vitale.
Clásicos y sorpresas
Luego vino el cordobés Celli, con uno de Gustavo Cerati y un hitazo (Razón para vivir) de Victor heredia cantada por su autor junto a Jairo y Carolina Peleritti. El repertorio continuó su ruta con Iván Noble y una ovación espontánea a Soledad Pastorutti, con Para no olvidar.
La llegada de Femigangsta (recibido de un abogado de la UBA) fue otra sorpresa, Balada del diablo y la muerte de La Renga puso rock al baile. Luego Coti y Marcela Morelo iluminaron el escenario con otro que todos conocemos, pero en versión sinfónica: Camina conmigo, cantado desde el primero hasta el último verso.
Marcela Morelo y Coti cantaron juntos «Andar conmigo». Foto Maxi Failla
Con su frescura, Natalie Pérez plantó una bandera y la llenó de color (incluso con su traje naranja flúor) el lugar con Ondas, un tema de su primer álbum –Un té de tilo por favor– trayendo un toque de melancolía a la escena. Seguido de un clásico interpretado por el ex Serú Giran, Pedro Aznar, A cada hombre, a cada mujer, que recibió el aplauso más fuerte de la noche.
David Lebón, ganador del Gardel de Oro en 2020, junto con Knowing Russia, hizo sonar Seminare y el plato principal fue el último.
El gran final
Abel Pintos, uno de los más aplaudidos en la noche de la UBA. Foto Maxi Failla
Abel Pintos subió al escenario con su inconfundible fluidez vocal y dos veces. Cien años, antiguo telón de tira musical ATAV y La clave, el más popular de sus populares, le dio una sensación de clímax absoluto, hasta el final.
Con la incorporación de Aznar de nuevo pero esta vez a dúo con el bahiense, una versión de Los dinosaurios de Charly garcia, hizo de este hito “argento” un cierre redondo, que se despidió con el line-up casi completo de artistas (los que se quedaron) cantando el himno nacional argentino.
Pedro Aznar cantó solo al principio y luego, con Abel Pintos, hizo Los Dinosaurs, el clásico de Charly García. Foto Maxi Failla
El quórum asistente acompañó hasta el final y aunque tuvo diferentes picos, la radiografía final superó con creces las expectativas.
Pero para muchos no terminó ahí. Instalados (más aún) en plazas vecinas, familias enteras y grupos de amigos decidieron quedarse para continuar – cerveza fría en mano – una noche casi de verano, todavía en pañales.
WD
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Fuente: Clarin.com