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David Lebón, el músico de las mil vidas, cumple 70 años

Lebón en una de las fotos promocionales de su nuevo disco con invitados. Foto: Prensa de Sony

La voz de David tiene algo mágico al respecto. Cantando en español, resuena -con claro registro de tenor- el color de un bluesman. El mismo swing florece en las yemas de sus dedos sobre el diapasón de la guitarra. Su vibrato, sus cuerdas estiradas, sus pausas y silencios, son un correlato de su canto, de ese fluir sensual con el que supo surfear la vida, el arte, la música.

Como guitarrista, es un fino orfebre que detecta el soplo de la melodía. Por eso cada uno de sus solos es una canción en sí misma, con un aura que abre espacios.

Tales energías y dones lo trajeron aquí, a sus primeras siete décadas, con un bagaje de canciones, lugares, amigos, historias, ciudades.

Súbete al rayo por fin

Más allá de las bandas que lideró, el aporte de Lebón en todos los casos fue un plus clave. En Pappo’s Blues (bajo y guitarra rítmica), Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll (guitarra), Human Color (batería y coros), Spirit (teclados), Los gato (voz y guitarra) sus colaboraciones con Sui Géneris, Claudio Gabis, y más aquí con Enanitos Verdes, Fito Páez, Alejandro Lerner, Julia Zenko, Andrés Calamaro, el solista de Spinetta, Pedro Aznar –entre otros– su presencia añadía un “esmoving” (como decía el viejo comercial de la ginebra) que iluminaba el resto.

Párrafo aparte merecen dos formaciones que tuvieron al «ruso» como miembro fundador e imprescindible: Pescado Rabioso y Serú Girán. Fue así compañero de equipo de los dos grandes del rock nacional. Y en esa conjunción, la sinergia desató tormentas de arte, de himnos.

David creció hablando guitarra en los Estados Unidos e hizo de ese aprendizaje un sello distintivo.
David creció hablando guitarra en los Estados Unidos e hizo de ese aprendizaje un sello distintivo.

En la calle de la sensación

El rey David fue bendecido con un talento inusual para la policromía vocal. Sus armonías vocales en ciertas canciones lograban lo que las convertía en himnos, esa inconfundible textura leboniana.

Técnicamente, su formación musical puede haber tenido que ver no tanto con su lugar de nacimiento, en Nació en Ituzaingó, Buenos Aires, pero no fue allí donde se arraigó su relación con la guitarra, sino en Miami, donde la familia se mudó, antes de la adolescencia. Allí, David se formó como guitarrista y se unió a algunos grupos cuando aún era menor de edad. Tuvo que recurrir -dice la leyenda- a trucos para poder tocar en recintos donde, por ley estadounidense, no puede permanecer menor de edad.

Unipersonal precoz: bajista, baterista, teclista, además de un enorme compositor, un día editó su propio LP, titulado simplemente con su nombre y apellido, en 1973. Le dedica un tema a Luis y demuestra ser tan sutil como duro. el rock como visceral para baladas.

1950-1952 ¿Los años sagrados?

Casi como una analogía local del famoso «Club 27» que en el rock sajón reúne a músicos fallecidos a esa edad -Janis Joplin, Kurt Cobain, Jim Morrison, Jimi Hendrix, Amy Winehouse y Brian Jones- en Argentina se ha producido una curiosa caso relacionado con los años en que nacieron los principales referentes del rock vernáculo.

Los datos incluyen, por supuesto, a David Lebón, nacido en 1952, al igual que Nito Mestre (3-8-52) y muy cerca de León Gieco (20-11-51) Norberto «Pappo» Napolitano (10-3-50) luis alberto spinetta (23-1-50) León Gieco (20-11-51) y una particular coincidencia que raya en lo milagroso: charlie garcia (23-10-51) y federico mora (23-10-51): es decir, exactamente la misma fecha.

Así, para los amantes de las coincidencias cuasi-astrales, he aquí otro misterio argentino que involucra nada menos que a siete de los fundadores, a su manera y en su tiempo, del capítulo local de la música que cambió el mundo.

deja ir el rock and roll

Junto a Pappo y Claudio Gabis, de Manal, David Lebón también es pionero como gran artífice nacional de riffs potentes, zepelíneos, apabullantes. De los que cultivó varios en Polifemo (1976), su banda, de la que salió como hacedor de bloques de guitarra, nervio y estructura de un rock and roll potente.

Esa banda desbordante se completaba con otros dos héroes históricos del llamado “rock nacional”: Rinaldo Rafanelli y Juan Rodríguez. Quienes, a su vez, completaban la formación de Sui Géneris cuando el dúo fundador actuaba en directo.
Quizás ese contacto frecuente y fundamental entre Charly y David (son amigos desde hace años, casi hermanos) fue la base para la cumbre que vendría después, en la formación de una superbanda argentina.

Un disco emblema del rock local.

seré

Finalmente, cuatro potencias se saludaron, y David fue uno de ellos. El encuentro con Charly trajo un capítulo deslumbrante al rock local. En él, el guitarrista, el compositor, el cantante, el letrista, el genio que frotaba la lámpara e hacía brotar una joya tras otra: Voy a mil, Cosmigonón, san francisco y el lobo, Frecuencia modulada, noche de perros, cuanto mas tardara, encuentro con el diablo, de pie en medio de la vida, cara de velocidad, Esperando a nacer

Era 1978 y lo “ruso” en su esplendor aportaba el soplo de balada y rock and roll que marca la identidad de Serú Girán. Con García (como antes con Spinetta) se conglomeraba un dúo creativo inagotable.

Estaré en sus primeros días.

el tiempo es rapido

En 1980 David lanzó su segundo álbum en solitario: Naila. Iba a ser el doble, pero las discográficas rechazaron esa opción. Incluso con Serú en activo, hizo un llamamiento a sus entonces compañeros Aznar y Moro para que lo grabaran. Se sumaron Rinaldo Rafanelli (ex Sui Géneris) y Diego Rapoport (pianista de jazz de lujo que tocó con prácticamente todos los grandes del rock). Dos años después, con Serú Girán ya separado, inició una seguidilla de discos propios con canciones que nunca dejaron de fluir.

En el tiempo es rapido (1982) uno de sus LP más recordados, David volvió a hacerse cargo de todos los instrumentos en las bases. La ilustración de la portada fue un regalo de su amigo Luis Alberto, quien reincidió: no todos lo saben, pero el Flaco ya había debutado como ilustrador con el “payasito” de la portada del primer disco de Almendra.

La canción que le da nombre al disco es tan poderosa que adquiere destinos mágicos, como la versión de Mercedes Sosa.

REUNIÓN DE POLIFEMUS CUATRO DÉCADAS DESPUÉS

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yo siempre seré

Con el advenimiento de la democracia en Argentina, Lebón lanzó un disco que trajo dos éxitos representativos de sus dos facetas: la balada quiero darte mi amor y el furioso rock de chicos malos: un avance de placa desnudo (1984) donde «el Ruso» saldaría su deuda con el rock and roll puro que traía desde la época de Polifemo. Quienes esperaban escucharlo rockear con furia y esos proverbiales tirones de cuerdas en medio de la velocidad, celebraron mucho este disco.

Los ochenta siguieron con el mismo Lebón hiperproductivo, llegaron si sirve de algo (1985) 7×7 (1986) Nunca puedo alcanzarte (1987) y contactos (1989). En 1991 salió nuevas mañanas y de ahí, un amplio paréntesis

Primer disco solista de Lebón post Serú Girán: portada diseñada y dibujada por su amigo Luis Alberto Spinetta.

El siglo XXI encontró a un Lebón en pausa musical haciendo discos cada siete años. Es tiempo de lo soñé (2002) Deja Vu (2009) y encuentro supremo (2016). Así llegamos a un plan de colaboraciones musicales con compañeros. Bajo la consigna de intentar hacer un resumen de su carrera, el primer volumen de Lebón & Co. Pero, como la producción del proyecto, sólo un álbum se quedó corto. El resultado: el volumen 2 está a punto de salir.

En esta secuencia, David recorre sus clásicos acompañado de diferentes compañeros de todas las épocas, generaciones y estilos; artistas que, a su vez, fueron y son sus admiradores, en algunos casos, amigos personales, como el propio Charly García, con quien canta Volveremos a vernos. Además, entre otros, esta lista incluye a Fito Páez, Sandra Mihanovich, Fabiana Cantilo, Julieta Venegas, Andrés Calamaro, Eruca Sativa, Ricardo Mollo, Nayla Lebón, Skay Beilinson, Knowing Russia, Rosario Ortega, Hugo Fattoruso, Soledad, Kevin Johansen, Juanes, Diego Torres, Abel Pintos, Emmanuel Horvilleur, Pedro Aznar y Carlos Vives.

La misma multiplicidad y adhesión del «ruso» Lebón da cuenta del cariño y aprecio artístico que tiene entre sus colegas. Ellos y los seguidores de toda la vida de este artista-orquesta sin duda brindarán por él este miércoles 5, cuando el enorme multiinstrumentista, compositor, poeta y cantautor complete sus 70 vueltas alrededor del sol.

Con información de Telam y otras fuentes de noticias.

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