Un grito que no se escucha desde hace 36 años. Una euforia compartida en todos los rincones del país. Argentina es campeona del mundo y la alegría se contagia a todos los pueblos y ciudades de cada provincia.
Ahí están, viviendo un tobogán de emociones bajo un sol implacable, pero la ilusión los detiene, como en cada rincón del país. Deliran con cada regate de 10, se angustian con una Francia que no baja los brazos. Son los hinchas posadeños de la Selección que optaron por ver el partido en una pantalla gigante ubicada casi a orillas del Paranálos que bañados en sudor se abrazan y lloran mientras suenan las sirenas de los patrulleros y ambulancias, saludando al nuevo campeón.
El termómetro marca 33 grados, pero sobre el cemento de la enorme explanada son como 1.000. A nadie le importa porque Argentina gana y ya empieza a bordar una nueva estrella en su escudo. Todo es alegría entre los más de 300 aficionados, casi todos jóvenes, integrantes de esa generacion que todavia no sabe lo que es ser Campeon del Mundo. Los antebrazos no alcanzan para contener los ríos de sudor que surcan los rostros…. todos quieren salir corriendo, empezar a festejar, pero Francia empató el partido. Inquietud, algunas lágrimas, sufrimiento, la sensación de estar al borde de un abismo. Tan cerca y tan lejos de aquella Copa.
Se alargan, suspiros, los “uuhhhh” se multiplican hasta llegar al 3-2 y de nuevo el delirio, la sensación de que somos imbatibles, de que no se puede escapar. Que el tercero, de la mano de Messi, ya está, que no hay forma de que se vaya a Francia; pero Mbappé vuelve a hacer trizas todo. Y ahí estamos, de nuevo sufriendo, analizando posibles cambios, encomendándonos a San Dibu para la tanda de penaltis.
Argentina ya es campeona… los abrazos se multiplican, sea quien sea, la afición tiene la necesidad de desahogarse, de compartir esa alegría indescriptible con cualquiera que vista la celeste y blanca.
A lo lejos, un exjugador de la época dorada del guaraní Antonio Franco observa a la hinchada que sufre. Confinado a una silla de ruedas por una operación de rodilla, el hombre se sorprende cuando este periodista le dice que el partido estaba empatado. “No importa, vamos a ganar. Te lo dice alguien que jugó al fútbol muchos años”, vaticina.
Se mantiene la paridad, el árbitro marca el final. Con la mirada perdida en el horizonte, insiste «no hay problemas, tenemos a Martínez en la portería». Y tenía razón, solo era cuestión de confianza.
No lejos de allí, en el puente internacional “San Roque González de Santa Cruz”, un centenar de vehículos esperan pacientemente para completar los trámites y entrar a una ciudad desierta, pero no por mucho más tiempo.
Era un domingo diferente desde muy temprano en Posadas. No hubo parrillas en el camino, los supermercados bajaron sus persianas a las 11:00 y el silencio atontó a las 12:00. Unos cuantos bares abrieron sus puertas para recibir a quienes, por una cábala, no quieren quedarse a ver el partido en casa.
Pasadas las 15:00 horas, la Costanera volvió a ser el escenario para que miles de posadeños dieran rienda suelta a su alegría. El que nos fue negado durante más de tres décadas. Y ahí está el conductor del Ford Fiesta que escribió en la luneta trasera y en letras gigantes “Me voy a casar”. O el camarero que, con su impecable camisa blanca, se pasea por el centro de Posadas dando vueltas a una camiseta en busca de un cómplice para cantar y saltar.
Los habitantes de Bernardo de Irigoyen vivieron una celebración y un disfrute diferente, en la frontera seca con Brasil. Poco le importaba a la gente la lluvia que los empapaba, si la afición del clásico rival estaba del otro lado de la avenida. Y sí, cantó y bailó como nunca.
Locura en La Pampa
En Santa Rosa, La Pampa, los festejos estallaron en la Plaza San Martín y en la rotonda de la Fuente, ubicada frente a la Casa de Gobierno.
Este domingo, en la llamada fuente de la Rotonda, el gobierno pampeano armó una fan fest con pantalla gigante, aunque no transmitió el partido.
Decenas de miles de santarroseños desataron la euforia por el título mundial de fútbol. Hubo batucadas, espuma y bubuzelas. También motos con escape libre mezcladas entre la multitud.
El olor a pólvora de las bengalas se mezclaba con el aroma de un cigarro de marihuana y algún puesto de hamburguesas. «El que no salta es un inglés», «Niños» Y «Hoy hay que ganar» Eran las canciones que más sonaban.
Hubo incidentes menores. Un joven apareció con un arma amenazando a los empleados de una farmacia ubicada a pocos metros de la Plaza San Martín. Fueron arrestados. También otro que tenía otra arma en una mochila. Hubo unas piedras que impactaron contra un patrullero, pero todo fue controlado con presencia policial.
En la esquina de San Martín y Coronel Gil, en un edificio, una enorme bandera con el rostro de Alexis Mac Allister expresó el sentir de muchos: ‘orgullo pampeano’. El ex mediocampista argentino y de Boca fue una de las figuras y desató el apoyo de sus comprovincianos.
Celebraciones en Río Negro y Neuquén
Miles de personas se dieron cita en las céntricas calles de Bariloche para celebrar un nuevo mundial. En un desfile espontáneo y multicolor, abundaron las banderas argentinas y los cantos.
La celebración se extendió por las arterias comerciales, la costa del lago Nahuel Huapi y hasta a orillas de la vía.
La calle Moreno, una de las principales de la ciudad, fue cerrada por la municipalidad para que la gente pudiera congregarse sin preocupaciones. Por su parte, también la Mitra, que desemboca en el tradicional Centro Cívico, se vio desbordado.
Como reflejo de lo ocurrido en el resto del país, abundaron las camisetas, gorras y un sinfín de canciones argentinas.
Aunque durante el partido se suspendió la frecuencia de los buses públicos, la Comisión de Vigilancia del Transporte informó que el transporte reanudará su operación, evitando los espacios donde se ha concentrado la mayor cantidad de vecinos.
Ya durante los penales, en Neuquén capital miles de personas se habían concentrado en el monumento a San Martín, ubicado en el centro neurálgico de la localidad.
La tanda se vivió con nervios y pasión, y después estalló la fiesta en la ciudad de 200.000 habitantes. También hubo una celebración espontánea en las principales calles de la turística San Martín de los Andes y Villa La Angostura.
Misiones, San Carlos de Bariloche y La Pampa. corresponsales
mg
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Fuente: Titulares.com