El mecanismo de relojería que sustenta la vida de los seres vivos, en este caso los humanos, sumó una nueva pieza a partir de un hallazgo de investigadores del Instituto Weizmann de Israel. Revelaron cuáles son los células a cargo motorizar en el cuerpo la producción de las células rojas de la sangre.
Específicamente, identificaron un subgrupo de células renalesubicado cerca de la corteza del órgano, especializado en crear una hormona que regula la producción de estas células sanguíneas, responsables de transportar oxigeno a todos los rincones del cuerpo.
El avance, explican los científicos, puede abrir la puerta a nuevas terapias contra la anemiaun trastorno que reduce el número de glóbulos rojos en la sangre y, en consecuencia, perjudica la oxigenación de los tejidos.
El sintomas de anemia son fáciles de distinguir, aunque a veces pueden subestimarse. Los principales son fatiga, debilidad, piel pálida o amarillenta, dificultad para respirar, ritmo cardíaco irregular, mareos, manos y pies fríos y dolor de cabeza.
Los glóbulos rojos son uno de los tres tipos de células sanguíneas que produce el cuerpo, además de claras (para combatir infecciones) y plaquetas (para ayudar a la coagulación de la sangre).
El hemoglobinauna proteína rica en hierro que le da color a la sangre, es lo que permite que los glóbulos rojos transporten el oxígeno de los pulmones a todos los rincones del cuerpo y el dióxido de carbono de regreso para la exhalación.
Los glóbulos rojos se producen regularmente en la médula ósea y el hormona eritropoyetina (EPO) es quien ordena ese proceso. Las células renales liberan más o menos EPO a medida que el cuerpo necesita más o menos oxígeno. Cuando una persona sufre de anemia, esa función puede verse alterada.
Para llevar el oxígeno que da vida a cada célula, el cuerpo humano produce entre dos y tres millones de glóbulos rojos por segundo. La eritropoyetina fue descubierta hace décadas, al igual que el órgano donde se originó. Pero la identidad de las células que lo hacen aun era un misterio hasta ahora.
En un artículo publicado el jueves en la revista Nature Medicine, Científicos del Instituto Weizmann de Israel, junto con colegas de Europa y Estados Unidos, identificaron células renales productoras de EPO. Los investigadores los llamaron células norn (para las criaturas mitológicas nórdicas que se cree tejen los hilos del destino). El descubrimiento, dicen los científicos, tiene un potencial transformador para pacientes con anemia.
La dificultad histórica para identificar estas células se debió a su peculiaridad de producir y liberar la hormona muy rápidamente. En el experimento realizado en el instituto israelí con riñones humanos, mediante técnicas de laboratorio lograron descubrir estas células «infraganti», para comprobar que efectivamente eran las iniciadores de todo el proceso.
La EPO se hizo famosa por su uso ilegal en el deporte, sobre todo por el ciclista Lance Armstrong, que tomó una versión sintética de la hormona y ganó siete Tour de Francia consecutivos. Pero más allá de mejorar la resistencia, revelar cuáles son las células productoras de EPO parece clave para Mejorar la calidad de vida de millones de personas.
Él 10 por ciento de la población tiene una enfermedad renal crónica que suele afectar a la producción de EPO que, tras el nacimiento, se produce principalmente en los riñones. La anemia resultante puede, en casos severos, ser fatal. Hasta hace poco, la única forma de tratar a las personas con este tipo de anemia era con EPO producida por tecnología de ADN recombinante.
“El descubrimiento de las células Norn puede arrojar luz sobre cómo funcionan los medicamentos EPO existentes y ayudar a los científicos desarrollar nuevosdijo el profesor Ido Amit, quien dirige el trabajo de Weizmann junto con Chamutal Gur, Eyal David y Bjort Kragesteen, entre otros investigadores.
Amit añadió: «En los últimos años se han desarrollado varios fármacos para potenciar la producción de EPO en el organismo, a partir de descubrimientos relacionados con la respuesta de las células ante la falta de oxígeno o la hipoxia», investigación que fue galardonada con el Premio Nobel de Medicina en 2019.
“El primero de estos medicamentos recibió recientemente la aprobación de la FDA de EE. UU. Sin embargo, aunque demostró ser eficaz y seguro, su desarrollo y ensayos, así como los de otros medicamentos, se llevaron a cabo sin conocer la identidad de las células Productores de EPO a los que se supone que deben influir”, agregó Amit.
El experto consideró que la identificación de estas células puede tener un impacto similar al descubrimiento de las células beta productoras de insulina del páncreas en la década de 1950. “En el futuro, se pueden desarrollar nuevos enfoques para reactivar Norn que funcionan mal o renovar su población en los riñones, similar a las terapias recientemente desarrolladas en las que las células beta productoras de insulina se reintroducen en el páncreas de las personas con diabetes», dijo Amit.
Barak Rosenzweig, oncólogo urólogo sénior del Departamento de Urología del Centro Médico Sheba en Israel, que también participó en el estudio, explicó que el descubrimiento de las células norn tiene un importante potencial clínicono solo para pacientes con enfermedad renal crónica, sino también para aquellos que padecen otras enfermedades.
Explicó, por ejemplo, que muchos pacientes con cáncer reciben transfusiones de sangre para aumentar su recuento de glóbulos rojos antes de la cirugía. Sin embargo, estas infusiones pueden afectar negativamente el sistema inmunológicodificultando la capacidad de los pacientes para combatir el cáncer a largo plazo.
“El descubrimiento de las células Norn presenta la oportunidad de desarrollar técnicas que estimularían a estas células para que produzcan más EPO, mejorar el conteo sanguíneo de un paciente sin afectar el sistema inmunológico”, resumió Rosenzweig.
glóbulos rojos y oxígeno
El primero en documentar la conexión entre los niveles de oxígeno y los glóbulos rojos fue el médico francés Francois Viault, quien durante sus viajes por el Perú a fines del siglo XIX notó que el espesor de su sangre y el de sus compañeros, junto con el número de tus glóbulos rojos, cambió cuando ascendieron desde el nivel del mar de Lima hasta la serranía de Morococha, a 4.200 metros de altura.
A principios del siglo XX, otros dos investigadores franceses, Paul Carnot y Clotilde-Camille Deflandre, sugirieron que este proceso estaba regulado por un «factor» en fluidos corporales. En las décadas siguientes, se descubrió que esta hormona se producía principalmente en los riñones.
En la década de 1970, el bioquímico estadounidense Eugene Goldwasser logró, después de 15 años de intentarlo, aislar la EPO humanalo que permitió su producción sintética como droga que salvaba la vida de pacientes con anemia (y que se convirtió en una forma ilegal para que los deportistas mejoraran su rendimiento).
Más tarde, se identificó el gen que codifica la proteína EPO, lo que proporcionó la base para los descubrimientos realizados por los premios Nobel de 2019 William G. Kaelin Jr., Peter J. Ratcliffe y Gregg L. Semenza, que ayudaron a explicar cómo las células detectar y adaptar a la disponibilidad de oxígeno.
PD
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Fuente: Titulares.com