Marcelo Eduardo Finkelberg (56) había huido en julio pasado antes de ser juzgado por el vaciamiento de una empresa agropecuaria en perjuicio de un fideicomiso de plantación.
El pasado mes de julio, el empresario cordobés Marcelo Eduardo Finkelberg (56) Iba a ser juzgado por haber estafado a miembros de un fideicomiso agropecuario con sede en Villa Allende, con el sistema de mesas de siembra, donde los socios aportan capital para ser administrado por quienes crearon el grupo.
Sin embargo, se escapó. Cuando lo fueron a buscar a su casa, el administrador de la empresa no estaba. Se inició una búsqueda, pero no se pudo dar con su paradero. Luego de arduas investigaciones, un dato de un familiar cercano provocó que se activara la captura internacional. Los radares apuntaban a Europa como destinomás precisamente a Palma de Mallorca, España.
Fue así que el 2 de marzo Personal de la Interpol de Madrid lo identificó y se comunicó con las autoridades argentinas para saber si aún persistía el pedido de la 10° Sala Penal de Córdoba.
Los trámites para el envío de la documentación del requerimiento culminarán en las próximas semanas, por lo que Finkelberg podría regresar al país el próximo mes ponerse a disposición del tribunal, informó La voz del interior.
¿Cuál es la maniobra fraudulenta de la que se le acusa? Finkelberg está pendiente de juicio por «defraudar por vaciar empresa»conforme a lo dispuesto por el artículo 173, inciso 12 del Código Penal.
la acusación
Junto al contador Julio César Murga (63), fue acusado de defraudar a miembros de un fideicomiso agropecuario con sede en Villa Allende, unos 20 kilómetros al norte de Córdoba Capital.
Lo hicieron a través del sistema seed pool, en el que los socios aportan capital para que quienes crearon el grupo puedan gestionarlos.
habían creado la empresa Amanal SA, que en 2007 cambió su objeto social a la administración de fideicomisos. De esta manera, el Fideicomiso de grano central Ique sedujo a decenas de inversores que hicieron su aporte de capital.
Pero ambos estuvieron en el centro de la polémica cuando se abrió una investigación en su contra. fue después de eso uno de los fideicomitentes, identificado como Bernardo María Llorens, alzó la voz y denunciarlos por manejo irregular.
Así, el entonces fiscal de la jurisdicción Penal Económica y Anticorrupción, Hugo Amayusco, terminó acusando a Murga y Finkelberg de «fraude fiduciario».
La maniobra consistió en realizar movimientos comerciales y documentales entre Amanal y el fideicomiso por lo que, a grandes rasgos, los beneficios iban dirigidos a la primera y los gastos a la segunda.
De esta forma, los aportantes de capital vieron desvanecerse su inversión al ser informados de que la cosecha había perdido sus fondossupuestamente, por malos resultados.
En septiembre de 2016, el fiscal aseguró que «el beneficio efectivamente recibido por los procesados» rondaría $1,824,000 y señaló que Murga dispuso de los fideicomisos en virtud de un «plan malicioso».
Para eso, apuntó, contó con la ayuda de Finkelberg, considerado partícipe necesario del delito de “fraude fiduciario”.
prueba y vuelo
Tras la solicitud de elevación a juicio del Juzgado Penal Económico, el caso tuvo un curso tortuoso de recursos. En medio apareció la pandemia que retrasó el debate oral y público.
Finalmente, la instrucción de Amayusco fue confirmada por el juez de Control Esteban Díaz Reyna y por el pleno de la Sala de Acusación. Así, la elevación a juicio con la figura de “fraude por vaciamiento de empresa” quedó firme.
Sin embargo, la Sala Penal 10 perdió todo contacto con Finkelberg en julio del año pasado, cuando se preparaba el debate oral y público.
Un comisario de policía advirtió que, cuando fue a llevarle una comunicación al imputado, le advirtieron que ya no vivía en su domicilio habitual y que no era posible localizarlo.
Ocho meses después, la Interpol en Madrid lo detuvo como «prioritario» y «muy urgente».
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Fuente: Titulares.com