Como dicen, la educación argentina se rige por la Ley Nacional de Educación 26.206, que establece que la educación es un bien público, un derecho personal y social de las personas, que el Estado debe garantizar. También determina que es obligatorio entre los cuatro y los 17 o 18 años.
Pero la administración que debía hacer cumplir lo dicho, cada vez más hace “su tarea”.
La falta de calefacción, los suministros básicos, los problemas sindicales, la clase política que abandonó la escuela pública y cuantas cosas más hacen uno más uno no dos.
El partido político gobernante del actual gobierno y la oposición no hacen nada por los pequeños. Y en las escuelas, en la vida cotidiana, se refleja una educación catastrófica, no solo dentro de las escuelas, sino también en quienes están a cargo de la educación familiar.
Las pruebas gubernamentales con muy malos resultados en los estudiantes reflejan una educación carente de enseñanza.
Argentina, un país donde la “inclusividad” parece ser más importante que una x o una e, y no precisamente “incluir” a miles de estudiantes en absoluta igualdad.
Los políticos animan a los pequeños a hablar mal, y otros les hablan en un lenguaje que no le hace bien a nadie, al contrario, confunde más; sin dedicarnos solo a aprender el idioma básico… que maravillosos seríamos, y podríamos ser los mejores del mundo. Pero obviamente eso no le importa a nadie.
Pero lo más miserable que se puede extraer de los políticos que tratan de confundir a una sociedad, es que parte de la misma sociedad admite el mensaje confuso de un fanatismo mendigo y tan frágil como sus propios pensamientos.
Argentina es un país maravilloso, lo sería aún más si gran parte de su gente así lo creyera.
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Fuente: reportero24hd.com