Ante la escalada de tensión en Asia a raíz de las maniobras militares de Corea del Norte, tres de los principales actores implicados -EEUU, Japón y Corea del Sur- han mostrado que pretenden utilizar a China como posible agente de presión para disuadir a Pyongyang. de una posible nueva prueba nuclear.
El mensaje más enfático proviene de Washington. Con una reunión entre el presidente Joe Biden y el líder chino Xi Jinping en el horizonte, es probable que el estadounidense refuerce el mensaje de que si Corea del Norte continúa con los lanzamientos de misiles, la presencia estadounidense en la región será mayor.
“Es por eso que China tiene interés en desempeñar un papel constructivo para frenar las peores tendencias de Corea del Norte”, dijo el sábado a los periodistas Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca.
Biden se encuentra en Camboya para asistir a una reunión de la ASEAN, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, una región importante para Washington, que disputa con Pekín el campo de influencia en el Indo-Pacífico. Desde allí, va a Bali, Indonesia, para la cumbre del G20, donde se realizará la reunión con Xi.
Además del estadounidense, también se encuentran en la capital camboyana, Phnom Penh, el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, y el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol. Los dos también enviaron mensajes a Beijing.
Kishida le dijo al primer ministro chino, Li Keqiang, que esperaba que los países tuvieran una relación constructiva y estable, según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón. Reiteró que los recientes lanzamientos de misiles balísticos de Corea del Norte, incluido uno que sobrevoló Japón, son una amenaza inaceptable para la comunidad internacional.
También pidió cooperación para lograr el desmantelamiento completo de las armas de destrucción masiva de Pyongyang.
En una línea similar, Yoon Suk-yeol propuso un mecanismo de diálogo tripartito con China y Japón, que incluiría una cumbre de líderes para abordar temas como la seguridad y la emergencia climática. Dijo que si Corea del Norte llevara a cabo otro lanzamiento, la comunidad internacional debería responder «con una sola voz».
Las sanciones internacionales lideradas por EE. UU. hasta ahora no han logrado contener las maniobras de Corea del Norte y promover la desnuclearización de la península. Los funcionarios estadounidenses acusan en particular a China y Rusia de permitir los programas de misiles y bombas de Pyongyang al no defender las represalias en los foros internacionales.
En cierto modo, Washington intenta reeditar una medida de 2017, cuando el régimen liderado por Kim Jong-un realizó una prueba nuclear y el Consejo de Seguridad de la ONU, máximo colegiado de la organización, aprobó por unanimidad duras sanciones contra el país asiático.
Beijing y Moscú inicialmente se resistieron a la medida, pero luego cedieron. En ese momento, Liu Jieyi, embajador de Beijing, dijo que la resolución no pretendía impactar negativamente al pueblo norcoreano, sino más bien desnuclearizar la región.
El alto diplomático estadounidense para el este de Asia en el momento de la administración de Obama, Daniel Russell, dijo a Reuters que China podría, en cierto modo, actuar como una especie de factor de restricción.
“Esto podría suceder si Beijing siente que su propia seguridad está amenazada, no solo por las capacidades de Corea del Norte, sino por la acumulación de fuerzas estadounidenses y aliadas en la región”, dijo. «Uno puede imaginar que en algún momento Kim se verá frenado por los propios intereses de seguridad nacional de China».
Noticia de Brasil
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