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¿El discurso de Cristina Kirchner complica a Massa con el FMI? / Titulares de Finanzas

Para quienes esperaban que mencionara el nombre de su candidato preferido, el discurso de Cristina Kirchner en Plaza de Mayo pudo haber sido decepcionante. Sin embargo, como siempre, el líder del kirchnerismo logró enviar señales. Y en este caso lo más importante es mantener su alianza con el ministro de Economía, Sergio Masa.

Para empezar, por su gesto de invitarlo a un podio donde el presidente no había sido invitado Alberto Fernández ni donde hubo rostros cercanos al oficialismo puro ni de la dirección de la CGT. Allí Massa se destacó junto a dirigentes «riñón» kirchneristas, entre ellos algunos que habían sido muy críticos con el ministro, como Juan Grabois.

Desde el propio diseño, una cuidada coreografía, para que no se interprete que Massa había perdido posiciones en el ranking de preferencias. Ella estaba en la primera fila, junto a Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Eduardo De Pedro.

Como señal al FMI, Cristina Kirchner evitó mencionar a un candidato

El otro gesto de Cristina es el mismo hecho de que no ha hablado de candidaturas. Si lo hubiera hecho -y especialmente si la persona mencionada no fuera Massa- eso podría complicar las negociaciones del ministro con el Fondo Monetario Internacional. Al fin y al cabo, la confianza que despierta el ministro como interlocutor del personal del organismo es su condición de «hombre fuerte» del Gobierno y la influencia que ejerce como potencial candidato presidencial.

Si en medio de las negociaciones se confirma como candidato peronista a un líder con un fuerte perfil crítico del FMI -alguien como Kicillof, por ejemplo, que siempre se pronunció en contra de la firma del stand-by de 2022-, el actual negociaciones podrían empantanarse por las dudas que el factor político introduciría en la relación.

Massa mismo, a través del comunicado de su Frente Renovador, Había advertido sobre la necesidad de no enviar señales políticas equivocadas que pudieran poner en peligro la frágil estabilidad financiera lograda tras las últimas corridas cambiarias.

Cristina Kirchner evitó referirse a las candidaturas en el acto de Plaza de Mayo y centró su discurso en criticar la deuda.

“Lo que queremos es que esta acción no se vea afectada por diferencias internas que pongan en riesgo la estabilidad económica necesaria para culminar esta etapa de gobierno e iniciar la nueva senda de crecimiento y desarrollo que necesita la Argentina”, dice el texto. en una alusión indirecta a la necesidad de que no haya injerencia política en la tarea que actualmente lleva a cabo Massa, que es la obtención urgente de dólares.

El kirchnerismo acusó recibo de esa solicitud. Primero, con La reunión de Máximo Kirchner y la cúpula del Frente Renovadorsegundo con la invitación a Massa para el acto y con la confirmación de que el líder de La Cámpora subirá al avión que llevará a Massa a China, donde gestionará la prórroga del canje de divisas y solicitará la autorización de préstamos al banco de inversión del grupo BRICS.

Pero, sobre todo, de lo que se encargó Cristina fue de la petición de Massa de que no se eligieran candidatos «a mano» en otro contexto que no fuera el de una mesa política del Frente de Todos.

Así, mientras los militantes clamaban por enésima vez «Cristina presidenta», ahora acompañados del cántico «una más y no jodemos más», Massa se limitó a sonreír desde el extremo derecho del escenario instalado en la Plaza. de Mayo. Había logrado «ganar tiempo» para avanzar en las negociaciones con el FMI en las próximas semanas y asegurar la crucial ayuda financiera de US$10.000 millones que permitiría llegar a las PASO en agosto con relativa estabilidad.

¿Qué dijo Cristina Kirchner sobre la deuda?

Eso sí, la alianza de Cristina Kirchner con Massa no le garantiza al ministro la ausencia de problemas. Ella puede tener cuidado, en sus discursos, de exonerarlo personalmente por la inflación vertiginosa y los salarios bajos, pero muchas de sus propuestas podrían terminar perjudicando el acuerdo con el FMI.

Cristina reiteró en Plaza de Mayo una de sus propuestas más polémicas, la de atar el volumen de pagos del país al desempeño exportador, y lo hizo citando la célebre frase de Néstor Kirchner durante la renegociación de la deuda soberana en default: «los muertos no pagan las deudas».

En las últimas negociaciones con el FMI, Massa no solo insistió en la ayuda financiera, sino que también pidió que se le permitiera utilizar las divisas para controlar el tipo de cambio.

En las últimas negociaciones con el FMI, Massa pidió que se le permitiera utilizar las divisas para controlar el tipo de cambio.

Y reiteró su concepto de que, así como el préstamo decidido en 2018 fue «político», la solución que se busque ahora también debe «ser política». Es decir, salirse del clásico manual de renegociaciones.

Cristina objeta el elevado monto aprobado para ayudar al entonces presidente Mauricio Macri -US$57.000 millones, de los cuales se ejecutaron US$44.000 millones-, que excedió la cuota que le correspondía al país. Y también criticó el permiso que parte de esos dólares se usará para defender el tipo de cambioalgo que está expresamente contraindicado en los postulados del propio FMI.

Por eso, el líder kirchnerista argumenta que el «stand by» negociado en 2022 no solo es inflacionario -porque deja sin anclas a la economía, al forzar el ascenso de la «clavija rastrera», la tasa de interés y las tasas de los servicios públicos, pero lo que augura que no tendrá precio.

“Si nosotros, escúchenme bien, no logramos que este programa que impone el FMI a todos sus deudores se deje de lado y nos permita desarrollar nuestro propio programa de crecimiento, industrialización, innovación tecnológica, será imposible pagarlo”. no importa lo que digan lo que digan», dijo Cristina, en una de sus frases más celebradas en la lluviosa tarde del 25 de mayo.

Aunque el Fondo no respondió oficialmente a la propuesta de vincular los pagos al volumen de las exportaciones del país, sí lo hicieron exfuncionarios que manejaban la política del organismo para América Latina, como Alejandro Werner y Claudio Loser. Werner calificó el argumento de Cristina de «totalmente loco», mientras que Loser dijo que no pudo evitar reírse cuando leyó el discurso.

Pero donde seguro no se rieron fue en el departamento legal del FMI, porque el cargo de Cristina implica una contradicción: Argentina exige que la agencia le brinde asistencia financiera en condiciones similares a las mismas que calificó de ilegales cuando se le otorgó el préstamo a la administración Macrista.

Aunque evitó mencionarlo como candidato, la vice aseguró que Massa fue el encargado de agarrar “la papa caliente”.

Cristina y la bandera del atraso cambiario

La defensa que hizo Cristina sobre su propia gestión de gobierno implica, además, toda una definición de política cambiaria. La vicecomparó los montos del PIB de 2015, 2019 y 2022, medidos en dólares, para concluir que durante su mandato se pagaron los mejores salarios y pensiones de la región.

Eso sí, en el caso de su gobierno y el del actual, en el que estaban vigentes las trampas cambiarias, PIB medido en términos del tipo de cambio oficial. De esta forma, mencionó cómo la producción del país se había desplomado de US$647.000 millones a menos de US$400.000 millones hacia el final del gobierno macrista y cómo se había recuperado a un nivel de US$633. .000 millones.

Si, en cambio, el cálculo se hubiera hecho al valor del tipo de cambio paralelo desde el mercado financiero, la comparación hubiera sido muy diferente: El PIB de Cristina se reduciría a US$450.000 y el actual a solo US$310.000 millones.

Este solo argumento, en un discurso en el que planteó la necesidad de apostar por un programa de gobierno de carácter estatista e intervencionista -que mantenga el control de cambios para solucionar los problemas de la «economía bimonetaria»- Implica toda una definición del atraso cambiario como forma de aumentar los ingresos de los trabajadores.

Y es un programa que choca frontalmente con el diagnóstico que el propio FMI ha hecho sobre la economía argentina corriente: considera que se acumula un rezago en el tipo de cambio, al punto que el peso podría estar sobrevaluado en un 25%.

Massa intenta que el Fondo abandone su clásica exigencia en estos casos: una devaluación que haga más competitivas las exportaciones y naturalmente limite las importaciones. Y, por si fuera poco, pide que se le permita la situación excepcional de utilizar parte del dinero de la ayuda para intervenir en el mercado cambiario.

El discurso de CFK defendió el uso de la política cambiaria como una forma de mejorar los salarios y distribuir el ingreso nacional.

Ya es, de por sí, un tema difícil de digerir para los técnicos del FMI, que no quieren repetir su mala experiencia de 2018, cuando el voluminoso préstamo desapareció en cuestión de semanas, por una pugna que perdió el Banco Central contra El mercado .

Ahora, además, Massa carga sobre sus hombros una alianza política con un líder que repudia el «stand by» y que añora los días en que la economía ocupaba altos puestos gracias a su tipo de cambio atrasado.

No parece, a primera vista, la mejor ayuda para un ministro que negocia desde una posición de debilidad. Aunque, como siempre, el análisis puede cambiar según el cristal con el que se mire: tal vez los «halcones» del FMI interpreten que, precisamente por la dureza del discurso de Cristina, es que deben apostar a que Massa logra estabilizar la situación financiera hasta las elecciones.

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Fuente: iprofesional.com

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