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El emotivo motivo por el que Furia decidió adoptar a Cariño en Gran Hermano: una historia de amor inquebrantable

Gran Hermano: La difícil convivencia comienza a pesar en los participantes

A medida que pasan las semanas y los meses, el encierro y el aislamiento comienzan a pasar factura en los participantes de Gran Hermano. Los primeros signos de cansancio comienzan a aparecer, especialmente en aquellos que han estado desde el primer momento sin siquiera la posibilidad de salir y volver a ingresar, como algunos de sus compañeros.

Para sobrellevar el paso del tiempo y aliviar la sensación de extrañar, Santiago del Moro les brinda un espacio de encuentro a través de una pantalla, donde, aunque no puedan interactuar, pueden reencontrarse con afectos.

La curiosa relación de Juliana Scaglione con su «hija» Cariño

Uno de los momentos más llamativos en la casa de Gran Hermano fue la relación de Juliana Scaglione, también conocida como Furia, con un muñeco de peluche que encontró en la casa y adoptó como su mascota. Ante la curiosidad de Darío Martínez Corti, Juli decidió revelar detalles de su peculiar vínculo con el peluche.

“Ese reno, qué gracioso”, lanzó Darío, a lo que Furia respondió: “No es mi mascota, es mi hija. Tiene poderes, el de la gente”. Además, compartió que cuando llegaron a la casa, ya había un árbol de Navidad con dos renitos, y desde entonces ella se encariñó con uno de ellos, a quien llamó Cariño.

Juliana expresó: “Extraño a mi gato, yo estoy todo el tiempo con él. Y como nos generaba cariño, le pusimos Cariño”. La producción editó un tierno video donde se la ve cuidando, bañando y compartiendo la estadía con el muñeco, demostrando la importancia de ese lazo afectivo en medio de la convivencia intensa de Gran Hermano.

Los momentos de tensión y diversión en la casa

Uno de los momentos más recordados por Juliana y Darío fue cuando decidieron experimentar con el muñeco lanzándolo con globos. A pesar de la diversión inicial, la situación se tornó tensa cuando el peluche parecía volar lejos. Furia confesó: “Nunca pensé que se iba a ir volando. Eso fue épico y Bauti, posta, yo le vi la cara. Me miró como diciendo ‘Juli, no’. Lo hicimos para reírnos pero sufrimos. Si se iba mi suerte iba a cambiar. Así que menos mal que volvió”.

Estos momentos de tensión y diversión muestran cómo la convivencia en Gran Hermano puede ser un desafío constante para los participantes, pero también les brinda la oportunidad de crear lazos afectivos y momentos inolvidables en medio de la competencia.

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