La Organización Nacional de Procesos Electorales de Perú (Onpe) anunció el martes (15) el fin del escrutinio de los votos para las elecciones presidenciales en el país. El resultado, que aún depende del Jurado Nacional Electoral (JNE), encargado de analizar las solicitudes para impugnar el acta de votación, le da al izquierdista Pedro Castillo la victoria, por un 50,1%, frente a la derechista Keiko Fujimori, que se quedó con el 49,8%.
El candidato solicitó la revisión de 300.000 votos y la nulidad de otros 200.000. Así, el pronunciamiento de la decisión del JNE puede tardar días o incluso semanas. De confirmarse los resultados, Keiko habrá perdido las elecciones presidenciales por una diferencia de 44.058 votos, una cifra apenas superior a la derrota en 2016 ante Pedro Pablo Kuczynski. En ese momento, 41.057 apoyos separaron a los dos candidatos.
Cuando se hizo el anuncio el martes, había simpatizantes tanto de Castillo como de Keiko frente al edificio del organismo electoral en Lima. Mientras los de la maestra de secundaria celebraban, los de la hija del ex dictador Alberto Fujimori continuaron haciéndose eco del reclamo de que hubo fraude en la disputa.
Finalizado el conteo, Castillo afirmó que «están intentando revertir el resultado de esta elección, pero eso no va a suceder». «Ha llegado el momento de las poblaciones que nunca tuvieron voz».
El actual presidente de Perú, Francisco Sagasti interino, dijo que la segunda vuelta de las elecciones transcurrió «sin imperfecciones ni problemas» y que «se necesitaba cuidado al usar palabras como fraude».
Al día siguiente de la votación, tras ser superada por Castillo en las urnas, Keiko acusó la existencia de «fraude sistémico» y fue contradicha por observadores internacionales.
La Misión Observadora de la Unión Interamericana de Órganos Electorales, por ejemplo, presentó un informe en el que afirma que la elección se llevó a cabo de manera regular y exitosa. El comunicado fue corroborado por la Misión de Observación Electoral de la OEA, integrada por 40 miembros, según la cual las no conformidades «no comprometieron la elección en su conjunto» y podrían «resolverse por vía legal».
En una conferencia de prensa, Keiko exhibió videos y fotos como supuesta evidencia de que se habían alterado las actas electorales, una especie de resumen de las encuestas en las secciones. Los registros también mostrarían la capacitación brindada a los funcionarios e inspectores de Castillo para cometer actos ilegales que garantizarían su victoria.
En Perú, son los jefes de las mesas electorales quienes recogen los votos de cada lugar en un minuto, vigilados por otros funcionarios. Uno de los videos mostrados muestra a un simpatizante de Castillo ordenando a los miembros de la junta que lleguen antes que los demás miembros de la sección para asegurarse de que pudieran controlar las actas.
Cuando apareció por delante de Castillo en los primeros informes difundidos por Onpe, con casi seis puntos porcentuales por delante, Keiko reaccionó con moderación y pidió cautela a sus votantes, diciendo que no hubo ganadores ni perdedores en las elecciones y defendiendo la unidad de los peruanos.
El discurso del candidato, sin embargo, cambió de tono a medida que avanzaba el conteo y Castillo lideraba.
Si gana el izquierdista, será el primer presidente peruano sin vínculos con las élites políticas, económicas y culturales. Sindicalista y maestro de secundaria, se hizo conocido por liderar las huelgas de maestros, la más famosa de ellas en 2017. Castillo defiende salarios más altos para los empleados del sector educativo, tiene un discurso anticorrupción y propone disolver el Tribunal Constitucional y la Constitución de 1993 —Según él, los responsables de permitir prácticas irregulares.
Uno de sus éxitos también representa la tercera derrota de Keiko en las urnas: ya fue candidata en 2011 y 2016, perdiendo en ambas ocasiones en la segunda ronda. En consecuencia, el político, que asumió la tarea de reconstruir casi de las cenizas el movimiento político de derecha fundado por su padre en 1990, hace 15 años, tendría que ir a juicio a riesgo de terminar en prisión.
Keiko está siendo investigada por el caso de aportes ilegales de la contratista brasileña Odebrecht, un escándalo que también afectó a cuatro ex presidentes peruanos, y ya lleva 16 meses en prisión preventiva por ello.
Si revierte el resultado y gana, sentará un precedente al ser la primera mujer en las Américas en llegar al poder siguiendo los pasos de su padre, cuyo mandato estuvo marcado por una serie de denuncias de violaciones de derechos humanos. El ganador de las elecciones asumirá el cargo el 28 de julio y deberá tomar las riendas de un país en crisis que ha tenido cuatro líderes diferentes desde 2018.
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