La población es apática y la economía envía un aluvión de malas noticias. Sin embargo, en el peronismo están entusiasmados con una recuperación.
No es fácil
Antoni Gutiérrez Rubí, el nuevo «gurú» contratado por el partido gobernante: el escaso clima de la campaña electoral – en la que los ciudadanos expresan mucho más interés en la récord del dólar blue y por la saga Wanda-Icardi, que por los debates entre candidatos, casi sin rating, hay que agregar que sus propios líderes están en contradicción con el nuevo manual.
«Abrumados, los candidatos prefieren pasar desapercibidos. Sus equipos de campaña parecen más bien empeñados en ‘navegar con las luces apagadas’, tratando de llegar al negocio con el flujo de votos de las PASO y tratando de evitar las reacciones de un indignado e impaciente opinión pública», describe el politólogo Enrique Zuleta Puceiro.
Al fin y al cabo, la «campaña del Sí» se fundamentó en un diagnóstico claro: era necesario abandonar el tono confrontativo y pasar a una campaña de estilo proposicional, hablando más del futuro que del pasado. Para el experto, los abrumadores resultados de las PASO habían dejado claro que el llamamiento continúa a la «maldita herencia» dejada por el gobierno de Mauricio Macri no hizo mella en los votantes y que cuanto más se acusa a terceros de la crisis actual, más irritación se genera entre quienes perdieron su nivel de ingresos.
En realidad, era algo que ya habían marcado las encuestas previas a las PASO: cuando se preguntaba a la gente quién tenía la culpa de la recesión y la inflación, los que mencionaban al actual gobierno eran el doble de los que culpaban al macrismo.
Macri, más nombrado que nunca
Con los resultados a la vista, el giro propuesto por el catalán parecía tener cierto sentido. Pero claro, hay costumbres que son difíciles de erradicar. Así, mientras que los anuncios publicitarios evitan mencionar a la oposición, los líderes políticos, comenzando por los suyos, Alberto Fernández– sigue golpeando la grieta.
El Presidente volvió a disparar con munición burda a Macri, refiriéndose a deuda y refinanciamiento con el FMI. Lo hizo por la tribuna, en un acto partidista, y también por sus compañeros del G20, en el discurso pronunciado en la cumbre de Roma.
Macri ha sido nombrado más que nunca en los últimos días en los medios oficiales, que dieron cobertura preferencial a la audiencia judicial por presunto espionaje Estado a los familiares de los marineros muertos en el submarino ARA San Juan hundido en 2017.
Y otra estrategia preferida por el Gobierno ha sido asimilar la postura política de Macri con la del «antisistema liberal» Javier Milei, un argumento que puede tener llegada entre quienes ya son votantes del kirchnerismo, pero efecto dudoso sobre los miles de jóvenes que están desencantados con la política.
«Poco aporte de volumen político en el gabinete»
Para colmo, el efecto inicial generado por los cambios en el gabinete, que buscaba transmitir dinamismo en la gestión, ha sufrido un desgaste acelerado. «A medida que pasan los días, se hace más evidente el poco aporte de volumen político que generan los cambios en el gabinete», agregó. el analista y el encuestador observa Carlos Fara, para quien el gobierno ha perdido la capacidad de generar noticias suficientes para impactar al electorado.
Y las nuevas encuestas, por ejemplo, la recientemente publicada de D’Alessio Berensztein– confirman que, cuando se les pregunta a los argentinos cuáles son sus principales preocupaciones, las menciones continúan apuntando masivamente a la inflación, la delincuencia, la incertidumbre económica y el otorgamiento de subsidios para las personas que no los necesitan.
¿Espacio para el optimismo en la campaña oficial?
Es en este clima de apatía y escepticismo, llama la atención que en el oficialismo haya cierto optimismo sobre recortar la ventaja sufrida en las PASO e incluso dar la vuelta a resultados clave, como el de la provincia de La Pampa, donde los escaños para el Senado.
Los argumentos que se plantean para esta mejora son las recientes medidas de asistencia a los sectores más desatendidos -el famoso «Plan Platita» -, el mayor protagonismo que se le da a los alcaldes para gestionar estas ayudas estatales y también movilizar a los votantes y, finalmente, la esperanza de Incrementar drásticamente la participación en las urnas, que en septiembre apenas alcanzó el 68%.
¿Será suficiente para empezar a trabajar? En estas horas se pueden ver encuestas para todos los gustos, que pueden llevar a las conclusiones más contradictorias. Así, la encuesta de la consultora Equis, de la Kirchner Artemio Lopez, marca la diferencia entre Diego Santilli y Victoria Tolosa Paz cayó a sólo dos puntos, ya dentro de la zona del «empate técnico» debido al margen de error estadístico.
Peronistas desencantados
Suena extraño a primera vista, pero hay varios analistas que creen que todavía es posible una mejora en el partido gobernante, sobre todo si es posible que los «peronistas desencantados» que se quedaron en casa en las PASO, ahora vayan a votar. No en vano, la consigna del catalán Gutiérrez Rubí apela -con cierta connotación futbolística- que «dependemos de nosotros mismos».
Así lo describe el politólogo Luis Costa, quien cree que la ventaja entre el Gobierno y la oposición es que esta última ya está en su techo: «Cambiemos produjo un episodio en las PASO, que lo retrasaron para las elecciones generales. Puso mucho énfasis en que sus votantes vayan a votar ese día, por lo que es probable que los ausentes estén más bien ligados al peronismo y no a la oposición, que podría estar más cerca de su techo. De cualquier manera, hay mucha más gente para ir a votar, pero parece que más marcado en territorios históricamente más favorables al peronismo que a otras opciones ”.
Sin embargo, también hay una avalancha de encuestas que indican que, aun con los cambios que puedan ocurrir con respecto a las PASO, el oficialismo perdería cinco escaños en el Senado.
La economía, llena de votos en contra
Entre los que analizan el panorama político -y no solo pensando en los legislativos sino, sobre todo, en el temido «día después», hay otros números esclarecedores que no salen de las urnas sobre intención de voto.
Por ejemplo, el destino de la campaña oficial para culpar a los empresarios por la alta inflación. Así, una encuesta de la consultora Taquión destaca que nueve de cada 10 consultaron culpar al gobierno por los aumentos precios, y no empresas.
Para el Gobierno, este es un tema central, especialmente considerando la inflación de 3,5% registrada en septiembre y 3.3% que las consultoras pronostican para octubre, hecho que se conocerá apenas tres días antes de la votación.
«La piedra en el zapato»
La piedra en el zapato de la campaña oficial es que, en abierta contradicción con el propósito del «Plan Platita», hay indicios de que los salarios llegarán a las legislaturas con menor poder adquisitivo de lo que tenían en el PASO.
Una pista de ellos se puede ver, por ejemplo, en la recaudación de impuestos. Hay una fuerte recuperación, pero se explica casi exclusivamente por la contribución de las exportaciones agrícolas. En cambio, cuando pones la lupa sobre el IVA, el impuesto por excelencia ligado al consumo, se constata que existen una caída del 2.5% en términos reales frente a 2020, que ya había sido un año crítico por el efecto de la pandemia.
Peor aún, a pesar de los esfuerzos por mejorar la distribución del ingreso, las cifras indican que el consumo está disminuyendo, especialmente en los segmentos de ingresos más bajos. Por ejemplo, una medición de la firma consultora Scentia registró un aumento del 2% en el consumo en septiembre, pero mientras que en los supermercados las ventas aumentaron un 5,7%, hubo una caída del 0,9% en los almacenes en el mes –y una caída acumulada del 10,3% en lo que va de año-.
AMBA, la más golpeada
La situación parece más clara aún cuando se analiza el consumo por regiones: en septiembre, el consumo en el interior tuvo un repunte del 5,6%, pero en el AMBA, por el empobrecimiento del suburbano, había Caída del 2,5%.
Y la situación no parece mejorar mucho con las últimas medidas. De hecho, uno de los temas que más mantiene despiertos a los funcionarios es que la congelación de precios llegará principalmente a los supermercados pero que será casi imposible de cumplir en las tiendas pequeñas. Es decir, que los supuestos beneficios serán para la clase media pero no para los sectores en pobreza.
A primera vista, son demasiadas malas noticias para inyectar optimismo en una campaña que ya ha comenzado con varios goles en contra. Quizás uno de los que más tiene que ganar en esta situación es el «gurú» Gutiérrez Rubí: cualquier corte en la ventaja sufrida en las PASO puede atribuirse al poder persuasivo del «Sí, re».
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Fuente: iprofesional.com