Tierra agrietada, vegetación muerta y un nivel de agua alarmante: así está el río Colorado, uno de los más importantes de Estados Unidos. La Casa Blanca ordenó cortar el suministro de agua en los estados de Arizona y Nevada, así como en México para evitar lo que llaman un «colapso catastrófico» del río. Esta medida es una intervención contundente de Washington para reducir el uso del agua.
“El gobierno prometió actuar si los estados no lo hacen. Y los estados no se han comprometido a hacer nada significativo. Los estados han tratado de trabajar juntos en colaboración, pero no han podido abordar este problema adecuadamente. cuando Washington se convierte en el guardián», explica Mark Squillace, abogado y profesor de la Universidad de Colorado.
Las autoridades saben que hay mucho que perder. Si el nivel del agua sigue bajando, el río Colorado perdería su capacidad de producir energía hidroeléctrica, lo que representa un gran golpe para los estados colindantes.
Esta gran arteria fluvial también abastece a decenas de millones de personas e innumerables acres de tierras de cultivo. Además, pone en peligro a las minorías, como las tribus de indios americanos.
«El empeoramiento de la crisis de la sequía en Occidente no solo es malo para las empresas y las granjas. Es una amenaza existencial para nuestras comunidades y nuestros medios de subsistencia. La creciente crisis de la sequía es alimentada por los impactos del cambio climático, incluido el calor extremo, la escasez de precipitaciones, en convertir las condiciones de sequía severa que perpetúan la crisis climática al aumentar el riesgo de incendios forestales, afectar el rendimiento de los cultivos y, en última instancia, alterar nuestros ecosistemas y el clima en general», dijo Deb Haaland, Secretaria del Interior de los Estados Unidos, la primera mujer indígena en servir en ese puesto.
Después de años de advertencias, Washington cierra el grifo. A partir del próximo año, el suministro de agua del río de Arizona se reducirá en un 21 %, mientras que Nevada recibirá un 8 % menos. En el caso de México, la asignación se reducirá en un 7%.
Estados Unidos se enfrenta a las consecuencias de la sequía estacional, la peor en más de 1.000 años.
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