Un año de altibajos para Alejandro Gómez
Alejandro Gómez terminó un año que le cambió la vida. De la sanción al regreso y de volver a ponerse los botines en silencio a reencontrarse con la pelota, el Papu, campeón del mundo en Qatar 2022, eligió despedir el 2025 con un posteo que abrió una puerta a todo lo que no se vio.
El regreso triunfal
El Papu regresó en agosto al fútbol después de dos años alejado por la sanción de doping que recibió tras haber consumido, de manera «negligente», un jarabe con terbutalina.
Italia fue nuevamente su casa deportiva, un lugar para rearmarse y volver a sentirse futbolista. Recibió la habilitación y volvió a entrenarse en grupo en el Padova, club de la Serie B con el que firmó por dos temporadas. A los 37 años comenzó su nueva etapa, más sereno y alejado de la exposición, mientras se instalaba con su familia en Padua.
Una mirada introspectiva
Su cierre de año no fue una arenga ni una foto posada: fue un balance humano. «Aprendí a soltar y sostener al mismo tiempo, perdí versiones de mí que creí eternas y conocí otras que jamás esperé encontrar», reveló un alivio.
La confesión siguió con un golpe directo y contó: «Hubo días que me rompieron y días que en silencio me volvieron a coser por dentro. Amé, sané y lo intenté otra vez». Y el final fue casi un lema para lo que viene. «Después de todo lo vivido, mi corazón sigue creyendo en los finales felices», cerró.
Un retorno con significado
Para el Papu, el 2025 no fue un año más, fue el año en el que eligió volver, pelear y sostenerse en pie. Su posteo lo resume mejor que cualquier estadística: no volvió para figurar, volvió para sentir.
El castigo por doping lo mantuvo más de 700 días sin poder jugar ni entrenarse con un plantel profesional. Y hasta le impidió iniciar el curso de entrenador. En ese tiempo, atravesó rumores de quiebre interno en la Selección Argentina, no volvió a ser convocado tras Qatar y debió operarse del tobillo por una lesión que tenía desde el Mundial.
Una espera eterna
Su última vez en una cancha databa del 8 de octubre de 2023. Desde entonces se refugió en su familia, trabajó en terapia, jugó al pádel como cable a tierra y se entrenó de manera particular para no perder la esperanza de volver. Sólo pudo mantener contacto con la pelota, en participaciones esporádicas de prácticas en equipos del ascenso y un partido exhibición en Arabia Saudita.
Aunque todavía necesitaba ritmo y recién sería elegible para un partido oficial meses más tarde, la vuelta (tras una espera eterna) marcó lo que podría ser su «last dance» en el fútbol.
Después de un año lleno de desafíos y aprendizajes, Alejandro Gómez logró superar los obstáculos y regresar al fútbol profesional. Su determinación, fuerza de voluntad y amor por el deporte lo llevaron a reencontrarse con la pelota y demostrar que, a pesar de las adversidades, siempre se puede volver a empezar.
