La idea era realizar una de las últimas pescas de la temporada de pejerreyes, para ello partimos desde El Tigre navegando por el río Luján hacia río abierto, una vez llegamos a la Basílica de San Isidro, que todos toman como referencia. , giramos a la izquierda hacia el Canal Mitre. Allí, siempre hacía una parada entre el Canal de la Costa y la Mitre, lugar donde la profundidad varía entre 1,5 m. y 2,5 m. según las mareas actuales.
En esta ocasión el viento estuvo prácticamente ausente, apenas de 5 a 8 km/hora, lo que no nos permitió avanzar a gatas, además de esto la marea estaba quieta, por lo que las boyas no se alejaron de la embarcación. Aunque cabe destacar que, si bien en esta zona no es necesario dejar las líneas a la deriva como en Berisso, que los buceadores se dan entre 60 a 80 metros, aquí a la mitad de distancia del barco ya tenemos los primeros toques.
Enganchamos con dos mojarras por anzuelo, que era no. 1/0 para tentar a los matungos grandes y también hacer una calle de cebo para atraerlos a la superficie. A los pocos minutos empezamos a tener las primeras picaduras, que fueron pejerreyes de entre 35 a 45 cm. Bien formados y gordos, parecían bien alimentados. Utilizamos varillas de 4,30 m. y líneas de 2 boyas más el clásico palo, que es el más rentable para esta especie.
Por momentos las fosas comenzaron a espaciarse, lo que motivó a acercarnos al Canal, cuya profundidad, para quienes no lo saben, es de 13 a 15 metros. Allí, cuando el río está “picado”, es difícil cruzarlo debido al oleaje que produce esa profundidad. Ya eran alrededor de las 2 de la tarde cuando la marea empezó a subir y la picada empezó a activarse. También arreció el viento del levante, que poco a poco nos empujó hacia la costa, con un barranco más que excelente.
Volvimos más de tres veces a la misma fosa, en la que a dos metros de profundidad teníamos las mejores posiciones. Tuve un mordisco que al clavarlo ni siquiera se movía la varilla. Pensé que era algo de pati, ya que en esta época comienza a activarse esta especie, agregando doradillos y bagres, pero por suerte era un hermoso pez de 1,2 kg. Y casi 60 cm de largo. No podía creer como tiraba de izquierda a derecha, dificultándonos el uso del copo, nerviosismo de por medio hasta que pudimos subirlo y disfrutar de esas fotos que quedarán como recuerdo.
Sin duda los pejerreyes siguen presentes en nuestro gran Río de la Plata, aprovechemos para disfrutar de esta especie hasta que empiecen a aparecer las escamas.
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Fuente: perfil.com