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Lo que se dijo que sucedió no es lo que sucedió. Se utilizó el recurso de pacientes con enfermedades crónicas sin admitir que el sistema iba a continuar.
La receta médica es un papel que el Gobierno transformó en papelón. La resolución oficial del pasado lunes, que abolió la prescripción médica por foto, causó tal revuelo que hubo que dar marcha atrás.
El Ministerio de Salud trató de hacer control de daños y para eso emitió un comunicado, el martes, en el que eximió a los pacientes con enfermedades crónicas. Extendió el plazo hasta el 28 de febrero.
Fue la salida más «elegante» que pudieron encontrar para registrar en una declaración, para que la marcha atrás pareciera parcial y razonable: consideración especial de los pacientes más vulnerables.
Sin embargo, la realidad fue por otro lado y el texto pactado entre el Gobierno y las cámaras farmacéuticas fue letra muerta de nacimiento. De hecho, fuentes que tuvieron acceso a esa reunión dijeron Clarín que se había hablado de extender el beneficio a toda la población.
Pero el gobierno se habría preocupado más no asumir el papel y admitir que se había precipitado en la aplicación de las nuevas reglas del juego que explicar claramente cómo iban a funcionar las cosas en las farmacias de aquí hasta el 28 de febrero.
Conclusión: nada de lo que sucedió es lo que se dijo que sucedió. farmacias continuaron vendiendo medicamentos bajo prescripción médica fotográficade acuerdo con los prepagos, que son los que tienen que reconocer la modalidad para pagar después.
Una alta fuente de una empresa privada de medicina se centró en la clave del dispositivo: “El estándar dice solo crónico. Pero es muy dificil distinguir que en las farmacias. Por lo tanto, en muchos, todas las recetas se aceptan hasta el 28 de febrero. Puede que algunas no, pero la mayoría sí».
En el medio, más allá de la válida intención del Estado de meter en caja un sistema precario -algo que tarde o temprano debe ocurrir- pesa el juego de la oferta y la demanda. La posibilidad de comprar y vender choca con la cambio inoportuno de la norma.
Aunque el Gobierno trató de minimizar el impacto de la medida, las principales empresas de prepago del país, como OSDE, Swiss Medical y Galeno, admitieron que entre 50 y 60 por ciento de sus afiliados venía utilizando esta modalidad al momento de la resolución 3622/22.
El comunicado que parchea dicha resolución dice en su último párrafo: “Lo único que queda sin efecto es la posibilidad de presentar foto de receta médica en las oficinas de farmacia, salvo para aquellos pacientes con condiciones crónicas y tratamientos prolongados que había estado utilizando este mecanismo».
La alusión al target beneficiado deja lugar a interpretaciones, en lo que se refiere a los financiadores de los descuentos. Y eso es en lo que confían las farmacias para satisfacer las necesidades del públicosegún cabe suponer sin transgredir el corsé oficial.
El motivo es claro: es una época del año sensible por la proximidad de las vacaciones de verano. Tanto los pacientes como los médicos pueden ser lejos de sus lugares de residencia y trabajolo que impide la posibilidad de tramitar una receta personalmente.
Las fuentes consultadas, tanto de prepago como de farmacias, muestran cierta incomodidad a la hora de explicar por qué no se cumple la literalidad del comunicado pactado este martes con el Gobierno lo que realmente sucede en el mostrador. Algo que suele ocurrir cuando el relato político contradice el sentido común.
PD
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Fuente: Titulares.com