En una mañana fría y gris en Santiago, con pronósticos de lluvia para la tarde, un panorama meteorológico inédito para esta época por aquí, miles de chilenos ya se preparan para ir a elegir al próximo presidente de Chile, en un balotaje marcado por la polarización.
A diferencia de la primera vuelta, cuando eran ocho los candidatos a la presidencia, esta vez figuran sólo dos nombres en la boleta electoral: el de la comunista Jeannette Jara, representante de la amplia coalición oficialista de centroizquierda, y el ultraconservador José Antonio Kast.
Y aunque hace cuatro semanas Jara, de 51 años, ganó con el 26,8% de los votos, delante de Kast que cosechó el 23,9% de las preferencias, ahora es el ex diputado ultracatólico, de 59 años, quien aparece con más chances, según todos los sondeos. Así, aquí ya se prevé un giro crucial que llevará al palacio presidencial de La Moneda al presidente más a la derecha desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet hace 35 años.
Con promesas de mano dura para hacer frente a la creciente ola de criminalidad en el país, una de las principales demandas de la población, Kast tiene en sus planes deportar a casi 330.000 migrantes sin papeles, la mayoría venezolanos, y atacar de frente la criminalidad vinculada a grupos extranjeros del narcotráfico que han entrado en los últimos años a Chile.
Jara, ex ministra de Trabajo de Gabriel Boric, promete subir el sueldo mínimo y defender las pensiones. Aunque también prometió mano firme contra la delincuencia y, pese a su militancia comunista desde la adolescencia, trató durante toda la campaña de mostrarse moderada y de despegarse del gobierno actual, que llega al final con una magra popularidad cercana al 30%.
### Enfrentamientos
«El país se cae a pedazos», dice Kast una y otra vez en su tercer intento de llegar a la presidencia como candidato del Partido Republicano que fundó hace cinco años.
En sus actos públicos, detrás de un vidrio blindado que desató polémica -él argumenta que debe protegerse, pero Jara argumenta que ella no les tiene miedo a los chilenos- este ex diputado presenta a Chile casi como un Estado fallido dominado por el narcotráfico, que se aleja del «milagro económico» que lo tornó una de las naciones más exitosas de Latinoamérica.
Un 63% de los chilenos dicen que el crimen y la violencia son su mayor preocupación, seguido por el bajo crecimiento, según el último sondeo Ipsos de octubre. Aunque el país sigue siendo mucho más seguro que otros en la región y los expertos señalan que la percepción del miedo en Chile es mucho mayor de lo que indican las cifras reales de criminalidad.
Los homicidios se duplicaron en la última década, aunque están en baja hace dos años. No obstante, hay un alza de crímenes violentos como el secuestro y la extorsión, de la mano de la llegada al país de bandas venezolanas, colombianas y peruanas, como el Tren de Aragua.
### Reclamos de cambios
Si las encuestas no se equivocan y esta noche Kast se queda con la mayoría de los votos (las previsiones hablan de una ventaja de entre 10 y 18 puntos sobre Jara), será una muestra de que los chilenos buscan un cambio, después de un gobierno que consideran que fracasó en las reformas que prometió cuando asumió hace cuatro años.
Boric, un ex militante estudiantil que asumió en medio de los vientos de cambios que reclamaba la sociedad luego de las inéditas protestas sociales de 2019, no logró materializar las reformas que prometían mejores oportunidades para la clase media, en un país marcado históricamente por las desigualdades y las dificultades para acceder a servicios de salud o educación pública de calidad.
Aunque Jara intentó durante la campaña destacar algunas mejoras sociales logradas en estos años, en particular el aumento del salario mínimo y la reducción de la jornada laboral, que ella misma impulsó como ministra de Trabajo, aquí reina un clima de decepción y escepticismo.
Por eso, muchos analistas señalan aquí que en la primera vuelta muchos chilenos manifestaron su rechazo a los políticos tradicionales con su voto al independiente Franco Parisi, que hizo campaña con el lema «ni fachos ni comunachos».
El populista de derecha, líder del Partido de la Gente, obtuvo un 19,7% de los votos en la primera vuelta y se convirtió en una figura fuerte, en un inesperado tercer lugar cuando las encuestas lo ubicaban mucho más atrás. Ahora Parisi llamó a anular el voto, porque rechaza a los dos candidatos en liza.
«Hay que leer el voto a Parisi como un voto bronca, de rechazo a los políticos tradicionales, tanto de izquierda como de derecha», explicó a Clarín el analista político Marco Moreno, de la Universidad Central de Chile.
Además, esta es la primera elección a presidente obligatoria en Chile desde el final de la dictadura de Pinochet. Por eso muchos fueron a votar «obligados». En el padrón figuran alrededor de 15,7 millones de personas y se espera este domingo una participación similar a la de la primera vuelta, que fue de algo más de 13 millones, un 85% del padrón.
En resumen, la elección presidencial en Chile refleja un claro anhelo de cambio por parte de la población, que busca soluciones a problemas como la criminalidad, las desigualdades sociales y la falta de oportunidades. Los candidatos representan dos visiones opuestas sobre cómo abordar estos desafíos, en un contexto de polarización que marcará el futuro del país.
