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En un mundo robotizado, expertos debaten si las máquinas deberían pagar un impuesto especial / Titulares de Tecnología

El Impuesto sobre la Renta de los Robots Físicos (IRRF) tiene como objetivo gravar la «automatización». ¿De qué se trata la idea?

Este siglo está marcado por el avance de las tecnologías en robótica e inteligencia artificial que podrían reemplazar al ser humano en sus funciones productivas. Desde bots, algoritmos de predicción de ventas e incluso procesadores capaces de revisar cuentas pendientes de contribuyentes

Este avance, que deja cada vez más vacantes entre los humanos, también representa una disminución en la recaudación de impuestos. En este desequilibrio, muchos menos manos y mentes producir más que antes.

Por tanto, si los robots son los responsables de este descenso, debería pagar impuestos que los trabajadores no están pagando, si la productividad de la empresa aumenta.

Dado que las máquinas hacen el trabajo de los humanos, si se quiere evitar el desastre social, los gobiernos deberían introducir un impuesto robótico. Así lo ha propuesto Bill Gates, entre muchas otras voces expertas.

Además de realizar trabajos poco saludables, los robots están asumiendo cada vez más trabajos humanos. Foto AP

En principio parece absurdo introducir un IRRF (Impuesto sobre la Renta de los Robots Físicos), dada la dificultad de definir qué es un robot, qué forma tiene y hasta dónde llegan sus límites. Más que un impuesto a los robots, se trataría de un impuesto a la automatización.

Cuando uno se refiere a un robot, piensa en una estructura de acero, con rasgos humanoides, grandes ojos vidriosos y una sonrisa metálica. Pero una lavadora, una aspiradora o una barredora también están en la misma categoría.

En realidad, cualquier mecanismo programable, equipado con sensores, que tenga la capacidad de procesar datos y algún tipo de sistema de control podría ser considerado un robot. capaz de tomar decisiones de acuerdo a su horario.

Está claro que el trabajo humano es cada vez menos necesario para sostener la economía. En realidad, la aplicación de un impuesto a los robots pretende retrasar la velocidad de su implantación, para que haya tiempo de encontrar una solución a la crisis social que están provocando.

Un caso específico

Máquinas de recolección y humanos, trabajando codo con codo. Foto AP

El gobierno de los EE. UU. está trabajando actualmente en un plan para aplicar varias herramientas de aprendizaje automático para que las agencias encargadas de recaudar impuestos no pasen por alto nada.

De hecho, ya se dispone de financiación para desarrollar esta iniciativa, que presumiblemente va a marcar un hito en la historia el cobro de tasas e impuestos.

La principal crítica es que el sistema tributario contemporáneo fue concebido para el modelo productivo del siglo pasado, donde ni la digitalización ni la globalizaciónni inteligencia artificial.

Sea como fuere, el sistema aún no es perfecto. Es decir, no ha llegado a su punto óptimo de maduración, aclaran los expertos, que son muy críticos con los métodos que se utilizan actualmente.

En su opinión, el aprendizaje automático y su alianza con el big data favorecerán una distribución más justa, ya que estos instrumentos podrán encontrar patrones sutiles que les permitan detectar infraccionespor empresas o particulares.

Además, recuerdan que la fórmula debe desplegarse sin renunciar a la intervención de profesionales humanos.

La idea es que los robots aprendan de las personas, y estas terminen validando sus acciones y razonamientos. En general, los técnicos de las agencias tributarias se quejan de una sobrecarga de trabajo que no cesa y esta innovación paliaría este problema.

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Fuente: Titulares.com

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