El mundo está girando sobre un nuevo eje pero, como pasajeros del momento, no lo notamos; o, si lo hacemos, no lo suficientemente profundo. Nada será como antes. La pandemia y la guerra provocan un reordenamiento político global, cuyo producto final desconocemos porque está en ciernes.
Pasajero de este tren de intercambios, este reportero se bajó en la estación Rosario, Santa Fe, Argentina, donde el pasado jueves se produjo un hecho de extraordinaria trascendencia: el Poder Judicial argentino, eje de la democracia y columna vertebral de la República, trasladó a la reina, haciendo un movimiento de desafío y/o convocatoria hacia los otros dos Poderes.
Este cronista cree que hay mayor riesgo de boicot político de la Vicepresidenta y La Cámpora al presidente Alberto Fernández o de desencuentros públicos entre la coalición opositora con riesgo de ruptura; y es el avance de otra potencia insurgente que ocupa los espacios con grandes posibilidades de vencer a los políticos, que se miran el ombligo con miras al 2023. Hablo del crimen organizado, convertido en mercado ilegal, pero mercado después all, que se enumera en vidas. Sus acciones aumentan considerablemente a medida que más personas se unen a ella.
Entre paréntesis, el Senado de la Nación, otrora grupo de los “padres de la Patria”, debería tener vergüenza, que estando en Rosario el Poder Judicial le pidiera tanto a este Poder como al Ejecutivo compromiso, acción y consenso! ¡Dos senadores se peleaban por una silla!.
La reunión en Rosario se produjo un día antes de que los fiscales provinciales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery dieran el cierre del juicio que encabeza Esteban Lindor Alvarado. Actor clave en este mercado ilegal. Duele escuchar los testimonios de la gestión que tuvo sobre el nombramiento de los máximos jefes policiales de la provincia de Santa Fe, como dijo el jefe de la fiscalía Luis Schiappa Pietra: “Alvarado era un influencer de la corporación policial”.
Infobae entrevistó a Schiappa Pietra. “Nuestra intención no era solo presentar una sucesión de casos violentos sino explicar -y creo que lo logramos- cómo Alvarado transformó una organización criminal en un emporio criminal”, dijo.
Y agregó: “Ya en 2013, 2014 y 2015 hubo una sucesión de hechos que evidenciaron la participación de la policía santafesina en su organización. El (entonces) titular nacional del PSA Maximiliano Lencina presentó 14 informes entre 2013 y 2015, en los que se aprecian los importantes avances de esta colusión. Le pidió al juez Bailaque, en ese momento, que interviniera los teléfonos. Él la detuvo. Diez meses después, el propio Bailaque le preguntó si seguía interesado en él. El Fiscal de San Isidro Patricio Ferrari, en 2012 dijo: ‘Usted tiene a la policía en esto, adelante’. Y no avanzó. La complejidad es tal que cuando el Estado interviene mal, es aprovechado por el mundo criminal. Esto ha estado sucediendo en la última década en Santa Fe”.
Infobae también entrevistó al vicepresidente de la Cámara Federal de Rosario, Aníbal Pineda, quien manifestó: “Justicia – sobre qué hay que repensar su política judicial para ver cómo queda, dónde se ubica como el Estado; contra los dueños de negocios ilícitos-, debería encargarse de meterlos en la cárcel, pero no es suficiente. La nuestra representa una de las patas de un abordaje que debe ser multicausal”.
Lo que señala Pineda es estrictamente necesario. Los legisladores deben pensar en sus presupuestos, leyes que se inserten en la política educativa, desmitificando “que una articulación no hace nada”; creando centros de recuperación para adictos y todo lo que tienda a reducir el mercado ilegal. La prosperidad económica de este mercado conduce a la compra de conciencias en todos los sectores, actores de nuestra sociedad.
Chamberlain Pineda, como este reportero con el debido respeto, sostiene que este tema debe ser una política de Estado donde se pueda consensuar una acción por lo menos durante diez años. Rosario es la punta del iceberg del mayor opositor a la democracia argentina: el mercado del crimen organizado. La sirvienta Pineda concluye: «Es hoy, mañana es tarde».
Ni siquiera la sana dirigencia de este país parece darse cuenta de que la línea de la grieta se desdibuja si la pensamos en términos de Cristina Fernández versus Mauricio Macri; eso es solo un trampolín para el problema de las grietas. Lo central es si queremos seguir teniendo un país gobernado por quien elijan los argentinos o un país gobernado por el crimen organizado. ¿Es tan difícil ver que esta es la lucha de fondo?
* Para www.infobae.com
Fuente: diariocordoba.com.ar