El Inesc (Instituto de Estudios Socioeconómicos) publicó esta semana una encuesta, en la que evidencia la desinversión en todas las áreas estratégicas para el crecimiento del país. Había miles de millones de reales que se podían invertir en salud, infraestructura, saneamiento y en tantas otras áreas fundamentales. El desmantelamiento está muy extendido.
En Educación, la ejecución financiera del presupuesto autorizado siguió cayendo entre 2019 y 2021, es decir, en el periodo del actual gobierno. Los números son estratosféricos: hubo una reducción de R$ 18 mil millones en el presupuesto comprometido del área, que pasó de R$ 141 mil millones para R$ 123 mil millones, en valores ajustados por el Índice Nacional de Precios al Consumidor (IPCA).
Sólo la educación superior federal registró una disminución en el presupuesto ejecutado de R$ 6 mil millones, de R$ 40 mil millones para R$ 34 mil millones. El valor destinado a infraestructura para escuelas cayó de R$ 561 millones para R$ 460 millones.
En el FNDE (Fondo Nacional de Desarrollo Educativo), lugar del escándalo de las biblias y del kilo de oro comercializado por pastores en el Ministerio de Educación, con el consentimiento de Bolsonaro, la fuga fue de R$ 5 mil millones.
Los recursos de este fondo, fruto de una inmensa lucha de la sociedad brasileña, deberían ser utilizados para mejorar la educación y construir escuelas, sin embargo, lo que encontramos es que el FNDE se ha convertido en el epicentro de uno de los mayores abusos del sistema educativo brasileño. ., con graves desviaciones en su objeto.
La detallada información presentada por Inesc esclarece la incapacidad de planificación y ejecución por parte del gobierno federal, comprometiendo el futuro de miles de jóvenes y niños.
Una de las preguntas más contundentes ante todo este desmantelamiento de la Educación es: después de todo, ¿cómo medir el daño a la Educación de nuestros niños y jóvenes durante el gobierno de Bolsonaro? ¿Qué se podría hacer si este recurso no se hubiera pasado por alto o cortado?
En una respuesta muy objetiva, es posible señalar algunas acciones fundamentales y sumamente necesarias: la construcción de más guarderías y escuelas, medidas que permitan aumentar la matrícula en todos los niveles y tipos de educación, mejoras en la infraestructura y en equipamiento escolar, mejoras en las condiciones laborales de los docentes y apoyo al Examen Nacional de Bachillerato (ENEM), para que, cada vez más, los jóvenes puedan cumplir su sueño de ingresar a la universidad y ampliar sus perspectivas de futuro.
Las acciones también incluyen la ampliación de las vacantes de ingreso en la educación superior en su conjunto y el apoyo a universidades e institutos federales, además de fortalecer las ayudas para la permanencia estudiantil a estudiantes en mayor vulnerabilidad.
Recursos para recuperar universidades deterioradas, garantizar condiciones sanitarias para prevenir y combatir el covid-19 en escuelas y universidades, brindar programas de educación continua para docentes, especialmente basados en nuevas tecnologías, ampliar la oferta de becas de iniciación científica y tecnológica a estudiantes de todos los niveles educativos .
En el caso de las universidades federales, un presupuesto robusto podría asegurar la investigación y fortalecer la ciencia en general. Habría estímulo y apoyo para la continuidad de investigaciones que son importantes en el área de la salud, incluyendo el desarrollo de vacunas y otros proyectos.
Por si fuera poco, podríamos cambiar la situación de las becas de investigación, maestría y doctorado, que llevan más de 9 años sin reajustes, lo que también ha generado una situación de empobrecimiento y vaciamiento de posgrados en el país.
Este es solo el comienzo de una enorme lista. ¿Cuántos recursos aún se pueden recortar en beneficio de una política económica que no contribuye al crecimiento de la nación? ¿Cuántos recursos aún se pueden desviar a esquemas que no respetan la Educación, la Constitución Federal y el futuro del país?
La educación es una de las bases para la existencia digna de un pueblo, y por ello debe ser preservada. ¡Es urgente cambiar el rumbo de esta aciaga historia!
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Fuente: uol.com.br