El consumo de alcohol durante las fiestas es una práctica común que puede tener consecuencias negativas en la salud. A pesar de los mitos que rodean al alcohol, es importante entender los efectos que tiene en nuestro cuerpo para poder tomar decisiones informadas.
Del primer sorbo al sistema nervioso central
Desde el primer sorbo, el alcohol comienza a recorrer nuestro cuerpo, llegando al cerebro en cuestión de minutos. Una vez allí, actúa como un depresor, ralentizando la comunicación entre las neuronas. Esto puede provocar desinhibición social, euforia leve y dificultad para concentrarse. Con una ingesta mayor, se pueden experimentar inestabilidad, pérdida de coordinación y en casos extremos, coma etílico. Es importante tener en cuenta que el alcohol interfiere en los circuitos cerebrales que regulan el movimiento, la memoria y el autocontrol.
El hígado, bajo presión
El hígado es el órgano encargado de metabolizar el alcohol. Las enzimas hepáticas convierten el alcohol en acetaldehído, una sustancia tóxica y cancerígena. El hígado puede saturarse ante concentraciones muy elevadas de alcohol, lo que puede llevar a enfermedades como esteatosis hepática, hepatitis y cirrosis.
Corazón, defensas y otros sistemas involucrados
El consumo de alcohol también afecta al sistema cardiovascular, aumentando la presión arterial y el riesgo de hipertensión. Además, el sistema inmune responde con menos eficacia ante infecciones, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades. A largo plazo, el consumo sostenido de alcohol puede provocar cáncer, deterioro cognitivo, trastornos digestivos y problemas de salud mental.
Diferencias entre personas y mitos frecuentes
Cada persona metaboliza el alcohol de manera diferente, lo que puede influir en la intensidad de los efectos. Factores como el peso, la edad, la genética y la alimentación también juegan un papel importante. Beber con el estómago vacío puede potenciar los efectos del alcohol. Es importante recordar que no existe un nivel seguro de consumo de alcohol, independientemente de la bebida que se elija.
Recomendaciones para transitar las Fiestas
Ante las celebraciones de fin de año, es importante no asociar el alcohol con la relajación. Se recomienda beber de manera responsable y limitada, alternando con agua y evitando hacerlo con el estómago vacío. Es fundamental abstenerse de consumir alcohol durante el embarazo, la adolescencia, al conducir o al tomar ciertos medicamentos. En última instancia, el cuerpo siempre se beneficia más de no beber.
En resumen, es crucial ser conscientes de los efectos que el alcohol tiene en nuestro cuerpo y tomar decisiones informadas sobre su consumo. La salud y el bienestar deben ser siempre la prioridad, especialmente durante las celebraciones.






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