Uno de mis favoritos, quizás con frecuencia, es la consiguiente falacia de afirmación. El ejemplo que siempre uso dice así:
- Todos los gatos son felinos
- Este animal es un felino
- Entonces es un gato
Los argentinos tendemos a razonar así cuando vemos con orgullo la cantidad de compatriotas que han triunfado en entornos sumamente exigentes. Concluimos que la imprevisibilidad y la falta de recursos nos convierten en expertos para arreglárnoslas con poco en entornos caóticos; lo atamos con alambre. Esa es la parte verdadera y fácilmente demostrable. Sí, claro, la adversidad y los contratiempos nos hacen muy creativos, y esa habilidad es valiosa cuando nos quitan el peso muerto de la eterna precariedad indígena.
Pero la pandemia ha llegado a demostrar que está mal (insisto: está mal) valorar dicha precariedad o asumir que la creatividad y la improvisación son suficientes para afrontar retos catastróficos. La previsibilidad, la anticipación, la organización, los objetivos claros, la inversión inteligente de recursos y el sentido común no son tonterías de las que los argentinos, tan experimentados, pueden permitirse prescindir. Salvan vidas.
Palabras clave de esta nota:
#Falacias
Fuente: lanacion.com.ar