El presidente de Argentina, Alberto Fernández, acusó el golpe. «Algunos se hicieron ricos y se fueron a enseñar ética en la FIFA», dijo este martes (28).
El comunicado fue una respuesta a su antecesor y oponente político, Mauricio Macri, actual presidente ejecutivo de la entidad que comanda el fútbol. Macri consiguió una foto que podría tener el poder de impulsar su popularidad en el país. Posó junto a Lionel Messi, capitán de la selección campeona del mundo, minutos después de que el delantero fuera votado por séptima vez como el mejor jugador del planeta.
También estaba en la imagen, posteada por el político en las redes sociales, Emiliano «Dibu» Martínez, elegido como el portero principal de 2022. Los anuncios fueron hechos en un acto realizado en París este lunes. El entrenador Lionel Scaloni, ganador en su categoría, también estuvo en Francia, pero no apareció en la foto.
No hay nadie más popular en Argentina que Messi. Su cartel se disparó tras llevar a la selección a ganar la Copa de Qatar. Un título que había eludido al equipo durante los 36 años anteriores. La victoria lo puso en el mismo estante que Diego Maradona, quien murió en 2020 y es el máximo ídolo del deporte nacional.
En octubre se realizan elecciones presidenciales en el país. El Frente de Todos, agrupación política a la que pertenece Fernández, y el PRO (Propuesta Republicana) de Macri, aún tienen que definir sus candidatos.
La foto de Macri, que podría considerarse inofensiva, causó revuelo porque era la imagen que Messi y los demás campeones negaron a Fernández. Cuando la delegación llegó a Buenos Aires luego de conquistar el título, el presidente esperaba a los jugadores en la Casa Rosada. Se estima que más de 3 millones de personas salieron a las calles de la capital para recibirlos, y la recomendación policial fue cancelar la visita.
Hubo una sugerencia de que pudieran ir a la sede del gobierno en helicóptero, pero la idea terminó siendo rechazada. La decisión de los deportistas fue criticada por comentaristas de TV Pública, canal mantenido por el gobierno federal. El periodista Nicolás Fiorentino los calificó de «inhabilitados» por ignorar al mandatario argentino.
Los presidentes argentinos tradicionalmente hacen uso político de buenas campañas de selección. La imagen es siempre la del gobernante junto a los atletas en el balcón de la Casa Rosada, saludando a la multitud en Plaza de Mayo. Con la inflación y la pobreza en aumento, Fernández esperaba capitalizar la victoria.
La imagen de Messi, que nunca dio opiniones políticas y es reacio a opinar sobre cualquier tema que no sea el fútbol -afirma haber leído solo un libro en su vida, «Yo soy el Diego», la autobiografía de Maradona-, ya era valiosa en el pasado. Antes del Mundial de Brasil, en 2014, el prestigio del número 10 se lo disputaban la entonces presidenta Cristina Kirchner y Macri, entonces alcalde de Buenos Aires.
Era el período en que el gobierno federal argentino mantenía Fútbol para Todos, un programa estatal que compraba los derechos de transmisión de los partidos de la liga nacional y los distribuía a emisoras amigas de la administración nacional. Eran cerca de R$ 400 millones al año pagados por las arcas públicas. En su momento, la TV Pública creó el programa «Mundo Leo» para hablar exclusivamente de Messi.
Macri, por su parte, cerró un acuerdo con el padre del jugador, Jorge, para que el ídolo sea el principal cartel de los Juegos de la Juventud, con sede en Buenos Aires en 2018. Para obtener el contrato por dos años, el exrepresentante viajó a Barcelona en un secreto que pronto fue filtrado a la prensa por sus aliados.
La ciudad pagó cerca de R$ 3 millones a Lionel, pero el dinero tendría que ser aplicado en obras sociales que mantiene el jugador en Rosario, su ciudad natal. “Messi está por encima de los partidos”, reaccionó el diputado Avelino Tamargo, aliado de Macri, ante las críticas.
El kirchnerista Daniel Scioli enseguida hizo otra oferta: Messi sería la cara de los Juegos Provinciales. Ofreció más, pero no hubo trato. En ese momento se realizaron reuniones en la Casa Rosada para discutir estrategias para atraerlo al kirchenismo. Incluso se planteó la idea de convertir al jugador en “la cara del peronismo”. Los Juegos Evita, protagonizados por niños y jóvenes en edad escolar, en homenaje a Eva Perón, esposa del presidente Juan Domingo Perón, pasarían a llamarse Evita-Lionel Messi.
La foto de Macri con Messi le hizo daño al gobierno porque Fernández buscaba la manera de pegar su imagen a la del número 10. Frente de Todos pretendía rendir homenaje al capitán de la selección en la Cámara de Diputados como una forma de tener un evento oficial para celebrar el título mundial.
PRO celebró porque lanzó la precandidatura del actual alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, a la Presidencia. Macri aún no ha manifestado su apoyo porque aún sueña con volver al poder.
La desidia de Messi sobre el tema se debe a la posibilidad de que cualquier gesto, incluso una foto, pueda ser visto como una muestra de apoyo. Fernández nunca tuvo que preocuparse por eso porque el mayor referente del país, Diego Maradona, siempre se declaró kirchnerista y odió a Macri. Ahora puede que tenga que preocuparse.
A ambos les gusta ser vistos como basquetbolistas. Fernández es hincha de Argentinos Juniors, el equipo que reveló a Maradona. Macri se lanzó a la vida pública como presidente de Boca Juniors, el más popular de Argentina.
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