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guerra de relatos por el apagón

Para aquellos lo suficientemente mayores para recordar los días salvajes de 2001 en que ahorradores atacaron con piedras las fachadas de los bancoshubo un «deja Vu» con las recientes protestas por los cortes masivos de energía: las líneas policiales tratando de contener a la multitud frente a las oficinas de Edesurmientras los vecinos relataban situaciones dramáticas de familiares electrodependientes ante las cámaras de televisión que dejaban esa sensación inquietante.

“La única Edesur que ilumina es la que quema” se leía en las pancartas de los vecinos que encendían fogatas en la oficina de la empresa en Parque Avellanedamientras que en paralelo los ejecutivos de Edesur y los funcionarios del regulador ENRE admitieron que pueden pasar semanas para reparar los daños en los cables de media tensión.

Y el hecho de que esta reacción de enojo se dé justo en un año electoral es algo que puso en alerta a la arena política. Por ahora, los respectivos movimientos para tratar de obtener una ganancia electoral. De hecho, expertos en comunicación política creen que este tema será uno de los ejes de la campaña.

En términos sintéticos, la batalla comunicacional pasa por responder a la pregunta: ¿son los apagones masivos una prueba de que las empresas privadas son ineficientes y que sólo el Estado “te cuida”? ¿O, por el contrario, son la demostración de que la injerencia estatal a través del congelamiento de tarifas es lo que conduce a esta crisis?

De la multa a la denuncia penal

Pero la gravedad de este mega apagón en medio de una ola de calor histórica -en su punto álgido hubo más de 120.000 usuarios sin energía eléctrica- llevó al debate a ser un paso más allá de lo habitual: el peligro de muertes por falta de electricidad se plantea seriamente.

Esto es lo que llevó al Gobierno a cubrirse, a través de una denuncia penal contra el consejo de administración de la empresa «por abandono de persona», además de los delitos de malversación y estafa en perjuicio de la administración pública.

Ya no llegó a la aplicación de multas y el envío de observadores, como se había hecho en febrero, ni con la sugerencia de que se podría considerar la renacionalización. Ahora, la discusión ascendía a la categoría penal.

Expertos en el área energética advierten que podrían pasar semanas hasta que se reparen los cables de media tensión quemados en los últimos días

La respuesta de la oposición no se hizo esperar. “Escandalosa deserción de las autoridades civiles ante la crisis energética que afecta a cientos de miles de pobladores abandonados a su suerte, sin generadores, sin provisión de agua potable y sin nadie que rescate a los ancianos”, fue la definición de patricia bullrichel precandidato presidencial de Juntos por el Cambio.

Y en respuesta directa a la nueva estrategia oficial, «chicaneó» al peronismo: «Ante esta situación dramática, queremos soluciones y no denuncias penales. Usted gobierna».

En la misma línea, javier milei Abogó sin medias tintas por volver al esquema de los 90 y culpó al Gobierno. “La verdad es que durante 20 años se pisaron las tarifas de las empresas. Y las empresas qué hacen, defender el flujo de costos, dejar de invertir y esas cosas pasan. Ya pasó en 1989, cuando se fue Alfonsín”dijo en una entrevista televisiva.

El candidato libertario fue aún más lejos, comparando el colapso energético con la tragedia ferroviaria de Once: “Son situaciones generadas por un Estado que regula de tal forma que hace que las empresas no tengan incentivos para invertir. Y entonces aparecen desastres que cuestan vidas”. .

Pero no todos los opositores están dispuestos a justificar a Edesur. Un ejemplo de ello es el jefe de Gobierno bonaerense -y también precandidato-, Horacio Rodríguez Larretaquien tras sufrir un escrache» en un bar de Parque Patricios, anunció que también fue el Ayuntamiento presentaría una denuncia penal contra la empresa.

“Así nadie puede vivir. La comida se pudre, te quedas sin agua, hay adultos mayores, niños y electrodependientes que no aguantan la espera. Que te falte luz tantos días ya no es molestia, es es un riesgo para la salud y para la vida. Y los responsables tienen que hacerse cargo. Por ello, interpusimos una denuncia penal contra Edesur”escribió Rodríguez Larreta en Twitter.

Estatistas versus privatizadores

En ese momento, ya estaba claro que la estrategia de comunicación del Gobierno era promover el tema y colocarse en una situación de víctima. El diario oficial Página 12 publicó una sugerente portada negra bajo el título «Espera en la oscuridad» y el canal oficialista de noticias C5N ya tenía en su pantalla un «hashtag» permanente con el lema «#HartosDeLosCortes».

En las retransmisiones en directo de las protestas, la típica pregunta de los «mobileros» a los enojados vecinos era si se debía restablecer el servicio, a lo que muchos respondieron afirmativamente.

Las multitudinarias protestas por los recortes desataron otra batalla política para ganarse a la opinión pública

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Los más politizados repiten argumentos escuchados en los medios. Por ejemplo, un vecino de Boedo afirmó que el problema era que los cables del barrio tienen más de 100 años y la red nunca se ha modernizado. Otra joven se quejó de que las fuerzas policiales se apostaron frente a la sede de Edesur y afirmó: «Exigimos la nacionalización ya».

Varios referentes del kirchnerismo se hicieron eco de esta situación y exigieron que el tema sea trasladado a la agenda política del peronismo. Él economista sergio chouzaacompañando un video con quejas de los vecinos, escribió: “La gente en los reclamos contra Edesur, lo que piden es nacionalización. No piden las soluciones de Milei, piden más Estado”.

En otros espacios mediáticos afines al kirchnerismo se planteó que esta situación debe ser aprovechada como una oportunidad para recuperar una causa épica de la militancia, a través de la organización de ayuda a los vecinos afectados. Así, los militantes con camisetas identificativas del partido podrían «recuperar su presencia territorial».

Hubo líderes políticos que se anticiparon a la auditoría del ENRE y al debate en el Congreso, y afirmaron que el Gobierno, por decreto, ahora mismo revocar la concesión a Edesur. fue el caso de teresa garciasenador provincial en Buenos Aires, quien afirmó que estaban dadas las condiciones políticas para proponer la renacionalización.

Ya había un historial de reclamo sobre este tema, por parte del jefe de gabinete bonaerense, Martín Insaurraldequien se hizo cargo de un grupo de alcaldes de la zona sur para «armar un consorcio y ofrecer, dentro de las reglas del mercado, hacerse cargo de la empresa pagando lo que vale». Prometió ponerse «a cargo de la inversión que se necesita para acabar con la desidia de esta empresa».

Y ahora se han sumado otras propuestas que no implican una nacionalización completa, sino que apuntan al modelo mixto. Es la propuesta del líder piquetero -y posible precandidato presidencial- Juan Grabois: “Lo de Edesur y Edenor es entre la negligencia y el boicot. Tomemos el modelo de YPF: 51% público, 49% privado con definiciones estratégicas a favor de las personas y gestión eficiente controlada por los accionistas”.

Hora de la teoría de la conspiración

La palabra «boicot» se usó muchas veces en el debate, en un momento particularmente propenso a las teorías de la conspiración. Desde la oposición hubo insinuaciones en el sentido de que el Gobierno quiere acelerar la salida del accionista mayoritario –la italiana Enel, que el pasado mes de noviembre colocó el cartel de venta-.

Según esta versión, el interés del gobierno es seguir el modelo de Edenor, en el que se privilegió el ingreso de «expertos en mercados regulados». Esta definición implica que se trata de empresarios nacionales con suficiente cintura política para gestionar el servicio en el marco de una fuerte injerencia estatal.

La vocera presidencial Gabriela Cerrutti comparó la gestión de Edenor con la de Edesur, lo que despertó sospechas sobre un posible cambio de concesionarias

Edenor es el ejemplo más claro desde el cambio de manos ocurrido hace dos años, cuando el trío Vila-Manzano-Filiberti, un grupo de empresarios muy vinculado a Sergio Massa, compró el 51% de la empresa que controlaba al grupo Pampas.

Y las sospechas sobre este punto se vieron reforzadas por las declaraciones de la vocera presidencial, Gabriela Cerrutti, quien, tras arremeter contra Edesur, subrayó que «Edenor tuvo muchos menos cortes»a pesar de haber operado bajo las mismas condiciones tarifarias y con la misma emergencia climática.

Pero la teoría del boicot también se esgrime en sentido contrario: hubo quienes difundieron la versión de que desde la propia Edesur hay poca voluntad de solucionar los problemas operativos, porque así se bajaría el precio a eventuales nuevos compradores.

Y específicamente mencionado Nicolás Caputo, el empresario amigo de Mauricio Macri que ya era socio de Enel. Su nombre volvió a la mesa en febrero, cuando una empresa de la que es accionista se quedó con Central Costanera, uno de los bienes que los italianos habían puesto a la venta.

«¿No invirtieron una moneda?»

Sin embargo, el tema central en esa batalla de comunicación parece ser si Edesur realizó o no inversiones cuando recibió aumentos tarifarios.

La estrategia del gobierno es clara: “A estas alturas del juego la empresa no puede reclamar nada, después de haber tenido las tarifas dolarizadas y con un alza de 3.000 por ciento durante el gobierno de Mauricio Macri, nunca hizo las inversiones Tenía que hacerlo», dijo la vocera Cerrutti.

Política tarifaria, en el centro del debate sobre el colapso del sistema eléctrico

No es, desde luego, el panorama que plantean las empresas. En el holding de capital italiano aseguran haber realizado inversiones por unos US$850 millones en cinco años para sostener el servicio, pero advierten que han llegado al límite de sus posibilidades por el desajuste entre inflación y tarifas. Calculan que en el acumulado de los últimos tres años el incremento de costos se ubicó en 320% pero que las tarifas apenas variaron 31,5%.

El último balance presentado por Edesur, correspondiente al período enero-septiembre de 2022, arrojó una pérdida de $9.712 millones, pese a que las ventas de energía eléctrica aumentaron 5%, medidas en volumen.

En las recientes audiencias de revisión de tarifas, las dos grandes eléctricas solicitaron incrementos del 260% para este año, como condición para mantener las inversiones. Y Edesur, en su presentación del flujo de fondos para 2023, proyectó un déficit de $103.000 millones. Es decir, lejos del argumento kirchnerista de «los empresarios que se enriquecen en las crisis».

A primera vista, no parece el mejor negocio, desde el punto de vista político, hacerse cargo de una empresa así. No necesita ser un experto en energía para comprender que las finanzas corporativas y la calidad del servicio solo pueden mejorar. tras drástica subida de tipos. En todo caso, lo que ahora está en disputa es un juego que no se juega en el terreno de las finanzas sino en el de la opinión pública.

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Fuente: iprofesional.com

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