Uno de los objetivos con los que se comprometió Martín Guzmán con el Fondo Monetario Internacional Comienza a dar señales de tener un “lado B”: es la reducción de la asistencia del Banco Central para financiar el gasto público. Esto lleva al ministro de Hacienda a chupar el crédito disponible en el mercadocon el costo colateral de hacer financiación más difícil para las empresas.
Por eso se está produciendo un notorio contraste: cuanto mayor es la respuesta del sistema financiero para aportar pesos al Tesoro, mayor es la preocupación que se refleja desde el mundo empresarial, dado que el apetito financiero del ministro está asociado a un proceso de aumento de las tasas de interés y mayores dificultades de las pymes para acceder al crédito bancario.
Y esa preocupación ya está siendo planteada abiertamente por el Unión Industrial Argentinaque empezó a alertar sobre los efectos colaterales de las subidas de tipos.
“A nivel macroeconómico, los niveles de inflación y el anuncio de la subida de tipos suponen un aumento de costes para las empresas, lo que también ha repercutido ya en un cambio de rumbo de la política monetaria, con subidas de tipo de interés que podría encarecer la financiación al sector privado», dijo un informe de la entidad manufacturera.
La denuncia no es nueva, por cierto. Ya el año pasado, en el Congreso Industrial del Consenso Nacional del Trabajo y la Producción, los industriales habían denunciado que el endeudamiento del sector público significaba una competencia nociva para las empresas. Era una época en que el 75% del ahorro que ingresaba a los bancos se canalizaba hacia el sector público.
La necesidad del Gobierno de conseguir financiación en el mercado provoca una retracción en la financiación privada
«Tenemos que terminar el negocio que representa para los bancos la adquisición de deuda emitidos tanto por el Banco Central como por el Tesoro», había sido la elocuente queja del industrial Federico Marogiu.
Y esa percepción se acentuó tras el acuerdo con el FMI. Por ejemplo, el consultor Salvador Di Stefano argumentó: «Para financiar el equivalente al 4,8% del PIB El gobierno dejaría sin crédito al sector privado con tasas muy superiores a las actuales, esto afectará el desarrollo de la economía, en especial de las pequeñas y medianas empresas, así como la financiación de personas y tarjetas.
Un punto de inflexión para el crédito: las pymes sufren las subidas de tipos
De momento, ya se observa una caída de los préstamos a empresas, que en marzo fue del 0,8%, tras una caída del 3,5% registrada en febrero.
Los economistas creen que este cambio de tendencia se irá consolidando, en la medida que la inflación siga siendo el problema más apremiante para la política económica y que esto siga presionando al Banco Central -de hecho, la versión que circula en el mercado es que habrá un aumento adicional en la tasa de referencia una vez que se publique el próximo dato de inflación de abril.
Un informe de la consultora LCG sostiene que, a pesar de que hay una mejora en términos interanuales, esto se debe a la baja base de comparación para 2021. El crédito tuvo un momento de impulso coincidiendo con los estímulos de la campaña electoral, pero ya se empieza a sentir el efecto de la subida de tipos.
Paradójicamente, las más afectadas son las pymes, en contraposición al discurso del Gobierno, que afirma que el apoyo a las pequeñas empresas es el norte de su política industrial. Un informe de la Fundación Mediterránea revela que la recuperación económica no es pareja sino, por el contrario, con distintas velocidades según la potencia de cada empresa. Así, las micro y pequeñas empresas siguen con un nivel de empleo un 5% por debajo del que tenían al inicio de la pandemia, mientras que las medianas y grandes empresas ya están un punto por encima de esa marca.
Ministro Matías Kulfas admitió los problemas generados por la suba de tarifas y prometió medidas compensatorias
“Una de las principales razones que explica esta reducción de puestos de trabajo es la disminución del número de empresas. El número de empresas medianas y grandes se recuperó y superó el 2% antes del inicio de la pandemia. Mientras que entre las micro y pequeñas empresas la recuperación no se produjo. vienen, y en el último registro hay un 5% menos de empresas de ese tamaño que antes del inicio de la pandemia”, apunta Mediterránea. El crédito, en este contexto, es también uno de los factores que diferencian a los poderosos de los débiles en el mercado.
Una encuesta reciente de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reveló que el 96% de los pequeños empresarios necesitan financiamiento pero que un fuerte 59% encuentra requisitos imposibles a cumplir, lo que efectivamente los deja fuera del mercado.
Entre los problemas más mencionados se encuentran, en primer orden con el 28% de las menciones, los requisitos bancarios que superan las posibilidades de las pequeñas empresas, mientras que en segundo lugar, con el 21% de las menciones, aparece el costo del crédito.
El presidente de la CAME, Alfredo González, suele hablar de ello cada vez que se encuentra con un funcionario. Como en su último encuentro el mes pasado con el Secretario de la Pequeña y Mediana Empresa, Guillermo Merediz, a quien le dijo: “Debemos fortalecer el sector y generar empleo. Estamos los que mas problemas tienen Llegar financiación».
Una encuesta de CAME revela que el 96% de los pequeños empresarios necesitan financiación
Guiños oficiales con baja receptividad
Son datos que preocupan al Gobierno, dado que uno de los ejes de su política económica es que todo lo que se hace actualmente -incluido el polémico acuerdo con el FMI- está diseñado en aras de la recuperación económica.
El Ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, es uno de los más dolidos por las críticas, dado que promovió el programa de crédito subsidiadocomo la Línea de Financiamiento a la Inversión Productiva (LFIP), que se prorrogó hasta septiembre con condiciones preferenciales, como la tasa del 35% nominal para proyectos de inversión.
El Banco Central destaca que a través de esta línea se acumulan desembolsos nominales por $1,9 billones y que el 15,3% de ese monto se canalizó a proyectos de inversión.
“Estamos en un equilibrio delicado, donde la tasa tiene que acompañar a la inflación, porque si es negativa se vuelve problemático fortalecer el ahorro nacional, y si es demasiado positiva afecta el costo de financiamiento. Con este paquete buscamos compensar estos problemasy el que quiera producir tendrá fuentes alternativas”, dijo Kulfas en uno de sus últimos anuncios, buscando cooperación con entidades privadas -fueron muy comentados los casos de Ualá, Naranja X y el banco Credicoop- para llegar con crédito subsidiado a pymes y autónomos. -trabajadores empleados.
Para reforzar la idea de compromiso del gobierno, el propio presidente Alberto Fernández Acaba de participar en la asamblea anual de la CAME, donde manifestó su intención de que el Gobierno y los empresarios pymes sean “socios” en un momento de recuperación productiva.
Sin embargo, este optimismo del Gobierno está lejos de ser compartido. De hecho, en los últimos días han proliferado informes de economistas que pronostican un enfriamiento inevitable de la actividadsobre todo por la falta de dólares para importar insumos y la necesidad de seguir subiendo las tasas de interés.
En el mercado de capitales, existe una creciente reticencia a tomar bonos a largo plazo o bonos sin indexación a la inflación
Malas señales del mercado financiero
Las señales negativas se están percibiendo en el mercado financiero donde, lejos de una mejora a la vista, existe la percepción de que la competencia por el crédito podría empeorar, con resultados negativos para el sector empresarial.
Por ahora, Guzmán ya tiene señales de que obtener fondos será más complicado en el futuro y que debe validar tasas de interés más altas para no dejar de cumplir las metas con el FMI.
Consciente de que la lupa del organismo estará en la disciplina monetaria, Guzmán se ha esforzado por disminuir su dependencia de «la maquinita» y respetar el límite del 1% del PIB -lo que implica reducir en tres cuartas partes las ayudas recibidas el año pasado-.
Así, se lanzó con un amplio menú de bonos al mercado, para afrontar el doble reto de renovar los vencimientos de la deuda emitida el año pasado y, además, obtener fondos adicionales para poder pagar el gasto público sin superar el techo .
La respuesta inicial del mercado fue positiva tras conocerse el acuerdo con el FMI: además de renovar vencimientos, logró un «superávit» de alrededor del 50% cada mes. Pero esto empezó a cambiar en las últimas licitaciones.
De hecho, en su última incursión, Guzmán no pudo renovar todos los vencimientos -estuvo un 4% por debajo de la meta-. Pero peor que la cifra es el mensaje entre líneas de los inversionistas: hay resistencia a tomar títulos que no ofrecen «seguro de inflación» y, además, a Guzmán le cuesta encontrar quién esté dispuesto a tomar títulos con vencimiento posterior a 2023. lo que refleja el temor a un “reperfilamiento” cuando se produzca el cambio de gobierno.
Todo esto, en definitiva, se traduce en una presión adicional que los tipos de interés sigan su senda alcista. En otras palabras, confirmar los peores temores del sector productivo.
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Fuente: iprofesional.com