En el almuerzo en su despacho de la Casa Rosada, el presidente Alberto Fernández comenzó a esbozar el futuro de su administración después de la almádena del PASO. Durante casi dos horas almorzó con los ministros que -en el papel- también ofician como sus principales armadores políticos: el Jefe de Gabinete. Santiago Cafiero, el Ministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta y el de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. Creer o explotar, a pesar de la derrota en 17 provincias del universo del presidente, esperan revertir la elección en dos meses, como él mismo prometió desde el escenario del Complejo Cultural C.
El primer paso del menú fue difícil autocrítica interna. En el primer piso de Balcarce 50, hay plena convicción de que el Gobierno se alejó del tono y las promesas de campaña que llevaron a Fernández a la Casa Rosada. La pandemia se está mitigando, pero no es suficiente para explicarla.
En el oficialismo estaban convencidos de que la campaña de vacunación generaría un mejor colchón de puntos para plebiscitar favorablemente la gestión presidencial. En las encuestas de gobierno y oposición de los últimos meses registraron que el oficialismo había crecido más en la consideración de los adultos mayores, segmento que generalmente optaba por Juntos. Era otro error de cálculo, más allá de la certeza de que el oficialismo había establecido la máxima de que «sin vacunas no es posible, pero con vacunas no es suficiente», La Rosada mantuvo demasiado alta la bandera sanitaria hasta el final.
En la pequeña mesa del presidente saben que no estuvieron a la altura de las expectativas de la 2019 promesas. Por la emergencia y por sus propios errores. Además, explican que Fernández perdió el tono moderado que le permitió sumar votantes independientes en la campaña presidencial. No precisaron aclarar cuál fue el tono que adoptó el jefe de Estado en sustitución de lo que -según sus amigos- es su carácter más natural: la conciliación. Con ese espíritu Fernández intentará poner el pecho al resto de las elecciones e insistirá -a pesar de la presión de algunos de sus aliados- en volver a soldar la unidad del Frente de Todos.
El objetivo central que decidió Fernández sin hablar con sus socios políticos es que pisará más el territorio y sobre todo acelerará la capacidad de consumo. Este martes visitará Ituzaingó y Almirante Brown, dos barrios porteños de amistosos alcaldes. Ordenaron al Gabinete Económico que apresurara medidas para inyectar dinero en los bolsillos del clase media y baja y PYMES. Nadie anticipa de qué se trata, pero prometen medidas contundentes. “El acuerdo con el FMI también está muy cerca”, se muestran entusiasmados, 48 horas antes de que el Gobierno presente el Presupuesto en el Congreso.
A pesar del resultado electoral, la Casa Rosada continúa con el optimismo sobre la puesta en marcha de la economía real. Incluso se emocionan por un tendencia a la baja de la inflación, que en agosto se consolidaría en torno al 2,5% y en septiembre, esperan, seguirá cayendo.
El presidente y sus funcionarios más leales creen que la masa de votantes que perdió el Frente de Todos entre 2019 y 2021 es la aportada por el presidente hace 2 años. Creen que buena parte de ellos eligió a Facundo Manes, Florencio Randazzo y otras fuerzas minoritarias, pero no a Diego Santilli. “Esos votantes no querían los extremos más duros, sino el concepto de Frente de Todos”, razonan.
Por eso, apostaron por reeditar la versión 2019 de Fernández para recuperarlos. Agregan que la participación en las PASO fue baja, a pesar de que fue en 2017 y que Juntos por el Cambio no podrá sostener el número de votantes en los internos de la provincia, Córdoba y Santa Fe. No temen el hecho de que históricamente la participación electoral de Cambiemos creció dramáticamente de PASO a general.
Palabras clave de esta nota:
#hubo #autocrítica #pensaron #medidas #para #tratar #revitalizar #consumo
Fuente: Clarin.com