Como Morata en España, Kane tampoco esquivó el runrún en Inglaterra. El delantero arrancó desnocado la Eurocopa, sin suerte yendo a puerta. La fase de grupos se pasó sin marcar, algo tan circunstancial para algunos y tan raro para jugadores como el Tottenham. Aunque Kane, ajeno al ruido, nunca se dejó llevar por los comentarios que se generaron en la calle. Lo hizo bien. Contra Alemania despertó, contra Ucrania caminó y contra Dinamarca invitó a Inglaterra a la final.
Kane nunca dejó de ser Kane, un futbolista de época, protagonista de la noche más importante de la selección nacional en décadas. Es requerido y medido por sus goles pero aporta mucho más que eso en la cancha. Como prueba, su primera vez en Wembley. Es un 9 con alma de 10, capaz de filtrar asistencias tan exquisitas como la que llevó a la carrera de Saka, que llevó al 1-1 ante Dinamarca. Un punto que llevaba el sello de Kane en la obra.
En el tiempo extra, se puso el frac para aparecer mañana en todas las portadas de la prensa. Daba igual si fallaba el penalti porque la suerte estaba de su lado. El rechazo de Schmeichel acabó a los pies del futbolista inglés, que acompañó a la red con el gol más celebrado del equipo en el siglo XXI. Fue obra de Kane, que a falta de ganar algo con el Tottenham persigue una Eurocopa que culmina su carrera. Inglaterra tiene una estrella mundial.
Fuente: mundodeportivo.com