Empieza la campaña electoral y el Gobierno tiene muchas adversidades. La severidad de la recesión, el repunte inflacionario que sigue erosionando los ingresos, el peso cada vez más insoportable del empobrecimiento, la inseguridad como factor crónico de preocupación y el malestar generalizado que provoca no ver el fin de la pandemia.
A esa pintura, el peronismo reunificado liderado por el kirchnerismo agregó una serie de errores y descuidos ideológicos que pondrían a cualquier partido gobernante en serios problemas.
La lista es extensa e incluye la pobreza técnica de la gestión, el rechazo a enfrentar soluciones fundamentales, el uso recurrente de recetas que ya han fracasado, la renovada preferencia por buscar y encontrar amigos en regímenes autocráticos y la persistencia en dividir al país en términos políticos. aliados y enemigos.
«El endemoniado Fondo Monetario Internacional le dio al Gobierno en los últimos días el pronóstico más brillante en mucho tiempo»
El Gobierno busca remedios para garantizar una victoria en los dos próximos turnos electorales. Si alguien tiene que defender lo que tiene, es él quien se prepara para ser juzgado en las elecciones de mitad de período; por definición, un plebiscito.
Las apuestas del partido gobernante Sin embargo, no tienen el tamaño de la esperanza que comenzó a salir sigilosamente de sus dominios.
Alberto Fernández Y Cristina Kirchner Cerraron filas para mostrarse más unidos de lo que están y más coincidentes de lo que son para generar un escenario que se resume en cuatro ensayos.
Pragmatismo para comprar a toda prisa las dosis que habían sido repudiadas para que «agosto sea el mes de las vacunas», en palabras del Ministro de Salud. Carla vizzotti. Inmunizar no es solo frenar al Covid, sino también cambiar el ánimo de los votantes, según cree el Gobierno, a partir de encuestas que muestran cambios de actitud según el número de pinchazos. Desafío a repartir fondos aquí y allá para cubrir los huecos que puedan ser posibles y apuesta por el consumo inmediato -cuotas pasantes- que sustituya la idea de mejora.
Optimismo para mostrar que el crecimiento de la economía no es solo un repunte parcial del freno total a la actividad del año pasado, sino el comienzo de una fase de salida de la recesión. El endemoniado Fondo Monetario Internacional le dio al gobierno el pronóstico más brillante en mucho tiempo al gobierno.
«El inicio de la campaña hacia las PASO de Juntos por el Cambio llena de alegría al Gobierno y alimenta su optimismo»
Como ritual repetido, pero al revés, el kirchnerismo intenta exponer Mauricio Macri como la causa de los males de hoy, ayer y siempre. Es lo mismo que hizo el expresidente con Cristina Kirchner durante sus días en la Casa Rosada.
Los manuales electorales que reflejan lo difícil que es ganar elecciones con la economía en contra y la reciente información que brinda el mundo sobre el destino adverso de la burocracia en las urnas durante la pandemia no colaboran con el optimismo del Frente de Todos.
Hay un elemento que no se incluyó en el menú del gobierno, que podría ser una solución a sus posibles desgracias. Juntos por el cambio (o sin el Cambio, según el distrito) acaba de poner su enfrentamiento interno al servicio de las posibilidades de los candidatos de Alberto y Cristina.
Together for Change tendrá elecciones primarias en casi todas las provincias y en los ocho distritos electorales más grandes. Solo pudo evitar enfrentarse en Mendoza. El enfrentamiento interno se producirá donde siempre fue más fuerte, como la Capital Federal y Córdoba, pero también en la enorme provincia de Buenos Aires.
En el pasado, DOY UN PASO fueron una solución para ordenar y distribuir roles en el montaje original de Cambiemos. El radicalismo habilitó este camino para reconocer a Macri como líder del espacio y subordinarse a Pro como fuerza emergente.
Dos circunstancias internas han cambiado y el contexto externo ha movido la escena. El liderazgo de Macri es reivindicado por Horacio Rodríguez Larreta, que de hecho encabezó la asamblea de las candidaturas de su partido. Paralelamente, la UCR reclama un espacio más amplio y se cruzó con Pro con sus propios aspirantes o, como sucedió en Córdoba y Santa Fe, se enredó con los propios y ajenos internos.
El inicio de la campaña hacia las PASO de Juntos por el Cambio llena de alegría al Gobierno y alimenta su optimismo. Es simple: si los choques iniciales escalan, la oposición ofrecerá el espectáculo inexplicable de la desconexión con una realidad angustiosa.
Un intercambio de chicanas y golpes bajos que solo interesa a sus destinatarios habita el espacio en el que los dirigentes de Juntos por el Cambio tienen la oportunidad de ofrecerse como freno y como alternativa seria al kirchnerismo.
Una cosa es confrontar ideas y líderes dentro de ciertas reglas que dan la sensación de que es un mismo espacio en busca de un discurso definitivo; otra muy distinta es desencadenar una pelea inoportuna, fuera de tiempo y espacio.
Nada mejor para un gobierno en problemas que poder seguir el viejo consejo de Napoleón: no interrumpas al adversario cuando se equivoque.
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Fuente: lanacion.com.ar