“Me encantaría decir que estoy feliz, pero no es verdad. Es la decisión más difícil que me ha tocado tomar en mi vida”. Alberto Escribano empezó a despedirse así de La Proveeduría. La cadena de supermercados comodorense dejará de existir el 1 de febrero y las sucursales pasarán a estar a cargo de la Cooperativa Obrera.
La negociación no fue sencilla para la familia Escribano. El interés de la firma bahiense existía desde hace varios años, pero las condiciones no convencían a los propietarios de La Proveeduría. Los impuestos y obligaciones cotidianas hicieron que el día a día fuera cada vez más desgastante. La oferta, que estaba sobre la mesa, era cada vez más tentadora.
Hubo un factor fundamental para aceptar la venta: la competencia inequitativa con los llamados supermercados chinos. “Pagan la mitad de todo, trabajan con personal que no los denuncian, evaden un montón de impuestos, los controles no son rigurosos con ellos como lo son con nosotros. Por ellos no hay exigencias bromatológicas. Nosotros pagamos una cantidad de impuestos impresionante. Esto nos tenía cansados porque cada vez era más difícil que te den los números”, afirmó Escribano en diálogo con El Patagónico.
El esfuerzo de cumplir sus obligaciones se había convertido en una carga y la llegada de la Cooperativa Obrera fue un alivio para los propietarios de la Proveeduria. “Ellos aparecieron y estaban dispuestos a cerrar el trato. A pesar de nuestra historia y todo lo demás, había un ciclo que se estaba cumpliendo”, consideró Escribano.
Las negociaciones empezaron con el único requisito de mantener los 260 puestos de trabajo y que los empleados conserven su antigüedad. La firma bahiense aceptó y se pactó la compra de otras tres sucursales un sistema de alquiler para las demás.
“Sin el traspaso del personal, la negociación no se realizaba. Fue la única condición que pusimos porque somos una empresa familiar y así lo sentíamos. El personal tiene un valor importantísimo. La Cooperativa también tiene un criterio más humanístico que le permitió entender perfectamente nuestro pedido”, subrayó.
PASADO Y FUTURO
La historia de la familia Escribano comenzó con una despensa llamada “Els Tres Pibes”. Este comercio, ubicado en Italia y Ameghino, era atendido por Celestina Iparraguirre y su hermana. Los frutos del trabajo hicieron que Felipe Escribano transformara la tienda en un espacio mayorista. Los servicios fueron ampliándose rápidamente con el correr de los años hasta el punto de que, en 1963, Felip (h) se incorporó al negocio ampliando el reparto y consolidándose como referente en el rubro.
Eduardo Escribano se sumó al equipo en 1980, lo que significó que el negocio mayorista se convirtiera en el primer supermercado por bulto cerrado de Comodoro. Y tres años más tarde se inauguró la sucursal central de La Proveeduría en Hipólito Yrigoyen 1844, la que funcionó hasta 2019.
Ahora la empresa de la familia Escribano pasará a la Cooperativa Obrera. La firma bahiense es la mayor cooperativa de consumo del país con más de 2.200.000 asociados, generando más de 6 mil puestos de trabajo de manera directa. Cuenta con 136 sucursales en 67 ciudades de las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Río Negro, Neuquén y Santa Fe.
Por sus características, se la puede comparar con La Anónima por ser propiedad de capitales nacionales ya su presencia en las provincias.
Tras el cierre de la sucursal central de la avenida Yrigoyen, La Proveeduría cuenta actualmente con un depósito en la calle Pedro Pablo Ortega del barrio Industrial y cuatro sucursales en la zona sur. Están ubicadas en las calles Kennedy, Rivadavia, Huergo y Martín Fierro. Asimismo dispone de otras tres sucursales en la zona norte, situadas en los barrios Mosconi, Palazzo y Laprida, más una sucursal en Rada Tilly.
AGRADECIMIENTO A LA COMUNIDAD
La Proveedora dejará el 1 de febrero. La familia Escribano transita estos días tratando de devolverle a la comunidad algo de lo que le dio durante 39 años. “Nosotros tenemos un agradecimiento enorme con nuestra ciudad y el personal que nos ayudó a crecer, por eso antes de entregar, estamos haciendo un gran trueque donde hacemos precios exageradamente bajos. Empezamos hace dos días y tiene un éxito que nos preocupa porque nos van a dejar sin mercancía”, aseguró Escribano.
No son días fáciles. Los propietarios de La Proveeduría no pueden esconder su tristeza para vender parte de lo que significa su familia. “Yo personalmente siento una gran tristeza. No puedo no oírlo. Uno se desprende de algo muy querido con mucha historia de mis padres y hermanos, de toda mi familia”, sostuvo.
Alberto recuerda una y otra vez su pasado en “Els Tres Pibes” llevando pedidos a diferentes casas. Su despedida de La Proveeduría marca el fin de una etapa de su vida y de la de muchos comodorenses.
“La Proveidura está muy metida en la piel. Son muchas cosas que se recuerda. Y el gran trueque es una forma de agradecimiento hacia la población. Es una forma económicamente de decir ‘te estoy devolviendo algo’”, sostuvo Escribano, que el 1 de febrero entregará las llaves de las sucursales que todavía llevan el nombre de La Proveeduría.
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Fuente: elpatagonico.com