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La disminución de la demanda de pesos y su posible impacto en la economía: ¿se avecina una hiperinflación?

«La demanda de dinero en Argentina: ¿Un fantasma que vuelve a acechar?»

En medio de la crisis económica que atraviesa Argentina, el debate sobre la caída en la demanda de dinero se ha convertido en el centro de atención para los economistas. Este fenómeno, que ha sido un clásico en todas las crisis del país, plantea diversas interrogantes sobre el precio del dólar, el desarme del cepo cambiario, las Leliqs y otras deudas del Banco Central.

El mercado ha enviado señales contundentes sobre la falta de disposición de los argentinos para mantener pesos en sus bolsillos. La base monetaria ha alcanzado mínimos históricos, representando apenas el 4,3% del PBI, en comparación con el 10% de hace algunos años. Además, el M2, que incluye el dinero circulante, las cuentas a la vista y los depósitos a plazo fijo, ha disminuido a una tasa anual real del 8% y representa el 11,7% del PBI.

Estas cifras son bajas en comparación con otros países de la región y con la propia estadística argentina. El economista Fernando Marull estima que el M2 actualmente equivale a u$s60.000 millones, mientras que a fines de 2015, bajo el gobierno de Cristina Kirchner, ese indicador equivalía a u$s83.000 millones.

Sin embargo, hay otros datos que encienden las alarmas. A medida que los montos en plazo fijo disminuyen, el volumen de dinero transaccional en las cajas de ahorro y cuentas corrientes de los bancos aumenta. Esto indica que la velocidad de circulación del dinero está en niveles máximos de las últimas dos décadas. En otras palabras, la gente, ante la expectativa de no poder defenderse de la inflación, tiende a gastar los pesos en lugar de retenerlos en depósitos que generen intereses.

El informe elaborado por la consultora Outlier señala que esta velocidad de circulación de los pesos se encuentra en un nivel máximo desde 2004, con un índice de 147. Esta situación se vuelve aún más preocupante en un momento en que los bancos están deshaciéndose de las Leliqs y optando por colocaciones de mayor liquidez a plazos más cortos. Esto reaviva los temores de una posible presión sobre el dólar y los precios si todos esos pesos salieran al mercado tras el desarme de los controles del cepo cambiario.

Ante este panorama, se ha intensificado la discusión sobre si el nuevo gobierno debe temer a una hiperinflación. Javier Milei, economista y posible miembro del gobierno, ha planteado la necesidad de un rápido saneamiento del balance del Banco Central, es decir, un rescate de las Leliqs. Sin embargo, hay dos posturas: aquellos que apoyan un shock y aquellos que prefieren el gradualismo. Estos últimos temen que se produzca un desplome en la demanda de pesos si se toman medidas drásticas desde el primer día.

En este sentido, el ministro de economía, Luis «Toto» Caputo, ha dejado en claro que no repetirá la experiencia de liberación cambiaria que ocurrió durante el gobierno de Macri en 2015. Un informe de la consultora Anker, de la cual Caputo es director, advierte sobre los riesgos de dolarizar la economía, incluso si se implementan medidas ortodoxas como ajuste fiscal, apretón monetario, desregulación y apertura comercial. Según Caputo, la demanda de pesos es impredecible y depende de la confianza del público, por lo que no basta con aplicar medidas ortodoxas para controlar la inflación.

La historia reciente muestra ejemplos de lo que podría ocurrir si la demanda de dinero colapsa. Durante la hiperinflación de 1989, incluso cuando se dejó de emitir dinero, la aceleración inflacionaria se volvió incontrolable debido a la alta velocidad de circulación del dinero. La moneda de la época pasó de rotar 12,5 veces por año a girar 100 veces durante el estallido hiperinflacionario.

Algunos economistas advierten sobre el peligro de minimizar la amenaza de las Leliqs. Jorge Ávila, economista de la Ucema, argumenta que la economía argentina es bimonetaria de facto y que confiar en la remonetización gradual de la economía es un error. Otros, como Carlos Rodríguez, ex viceministro de economía, sostienen que las Leliqs son el reflejo de la indisciplina fiscal y que, si se dan señales de ajuste, esa masa de pesos dejará de ser una amenaza.

En conclusión, el debate sobre la demanda de dinero en Argentina ha cobrado relevancia en medio de la crisis económica del país. El temor a una caída en la demanda de pesos y sus posibles consecuencias en el tipo de cambio y los precios ha llevado a discusiones sobre si el nuevo gobierno debe optar por un shock o un gradualismo en las medidas económicas. La incertidumbre sobre la evolución de la demanda de dinero y la necesidad de mantener tasas atractivas para los plazos fijos son temas que seguirán generando debate en los próximos meses.
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