El sistema de salud privado está en crisis. Lo vienen denunciando desde obras sociales y prepagas siempre que pueden. No es necesario profundizar demasiado para comprender esa realidad. La gente lo siente cada vez que intenta conseguir un turno con un especialista o cuando veas que el servicios de hospitalización se deterioran.
Sumado a esto, en estos días, un reforma del sistema de reembolso por medicamentos de alto costo que tiene el Gobierno con obras sociales y prepagas. Su propósito, dicen, sería hacer más transparente el sistema que administra la Superintendencia de Servicios de Salud. Pero a la vez deja casi cincuenta «fuera de la cartilla» de enfermedades Las consecuencias de ese impacto aún no están claras.
Este escenario de desgaste de los servicios privados de salud se da en un contexto: el supuesto plan que viene proyectando el Gobierno para la unificación de los sistemas público y privado. Una iniciativa que ha tenido declaraciones insistentes en presentaciones a lo largo del país, pero que hasta el momento no ha revelado mayores detalles sobre su contenido.
En esta tormenta potencial naufragada, los actores de la “industria de la salud” patean sus pies. Pero pocos suelen hacerlo con nombre y apellido. Hugo Magonza, director general de CEMIC y representante argentino en la Asociación Latinoamericana de Sistemas Privados de Salud (ALAMI) -de la que fue dos veces presidente-, acaba de regresar de una reunión de esa entidad en Colombia, donde -afirma en esta entrevista – Ya está pasando algo similar a lo que estaría previsto hacer en Argentina. Es decir, transformar el actual sistema de salud en otra cosa que aun no se sabe bien que es.
-¿Cómo es el plan de reforma de salud en Colombia y qué vínculos tendría con lo que podría pasar en nuestro país?
– El sistema de salud colombiano, como el nuestro, también está en un proceso de crisis y cambio. Veo un hilo común. Hay un proceso de transferencia de responsabilidades del sector público al privado, que ha incrementado las fuentes de financiamiento y sostenibilidad del sistema privado, y lo hace de alguna manera inviable: te cargan de responsabilidades, pero no te dan los recursos para hacer entonces. Y no se le da un marco regulatorio adecuado para la sostenibilidad a largo plazo, algo que inevitablemente requiere el sistema de salud.
– ¿Este cambio ya está en marcha en Colombia?
– Hay un proceso de reforma impulsado por el gobierno de (Gustavo) Petro, cuya idea es hacer desaparecer literalmente el modelo de entidades de salud. En Colombia se llaman EPS, que manejan fondos tanto públicos como privados, y que dan un servicio que para nosotros -lo entendemos hoy- es de muy buena calidad. Es un proyecto que se puso en marcha hace aproximadamente 20 años, con la Ley 100 de Juan Luis Londoño, economista, abogado y ministro que impulsó este proyecto e hizo que la cobertura de la población pasara de porcentajes muy bajos al 98 por ciento actual. .
-¿Hay entonces una intención de nacionalizar el sistema de salud?
– Eso es lo que brilla del proyecto actual, que no lo vemos solo en Colombia, lo vemos en Chile, con una modalidad muy parecida. Y si hacemos un paralelo con Argentina, también hay un proceso de reforma del sistema de salud, pensando que habría que buscar un modelo de mancomunidad, y de concentración. Lees el documento y suele ser un gran enunciado de buenas intenciones. La pregunta es cómo lo van a hacer: a partir de las entidades existentes, ¿o van a cambiar el modelo y hacer otra financiación única, o fondo único, del que formen parte proveedores públicos y privados? El instrumental no está claro.
– Lo que parece ser hoy, sobre todo, es ignorancia e incertidumbre.
– En Argentina particularmente -esto ocurre en casi toda América Latina- los modelos de inseguridad jurídica son muy fuertes, y para la salud son muy negativos, porque la salud se construye con una planificación de años. La implementación lleva décadas, y luego los resultados se ven a largo plazo. La política, en general, no tiende a mirar los temas con una estrategia de salud a largo plazo. Tiende al corto plazo, a la elección de mañana.
– Por un lado, habla de transferencia de responsabilidades del sector público al privado, pero por otro, de una estatización del sistema. ¿Cómo coexisten las dos cosas?
– El sector privado debe hacerse cargo de cada vez más cosas y con más dificultades. Y ahí también empieza a jugar una cuestión que es el espíritu de la sociedad. Cuando sobrecargas las responsabilidades del sector privado, lo que termina pasando es que entidades de este tipo generalmente no explotan de la noche a la mañana. Por un lado, se están volviendo más eficientes, lo cual es bueno. Luego se reducen en cuanto a estructura, comienzan a tener dificultades con la calidad de los servicios, los precios comienzan a aumentar, y ahora como los precios están regulados, nunca llegan a los costos. Entonces, termina pasando que la sociedad, que también paga varias veces la salud -por impuestos, contribuciones y aportes, y una parte relativamente importante de su bolsillo en Argentina- siente que por todo lo que desembolsa no recibe los servicios que debería.
– Con todas sus dificultades, el sistema de salud argentino aún parece seguir destacándose del resto de la región.
– Para quien accede a él, probablemente sea uno de los que tiene mayor cobertura que conozco, y de mayor calidad, y además con un acceso muy superior a la media de algunos países del primer mundo, donde realizar la cirugía de cadera la mejor hay que esperar dos años. Resuelven la urgencia, pero las cirugías no tienen esa prisa. O para una atención que no tiene prisa hay que esperar meses. Entonces pregunto: ¿Por qué no tratamos de preservar lo bueno que tenemos?
– Continuamente aparecen nuevos tratamientos médicos, algunos muy caros, que muchas veces acaban siendo cubiertos por orden judicial. ¿Qué peso tiene esa variable en esta crisis?
– Está prácticamente en nuestra preocupación diaria. Hoy en día no solo existen factores epidemiológicos, enfermedades nuevas, o enfermedades que es mejor diagnosticarlas a tiempo, con lo cual el paciente ingresa antes a un tratamiento con mejores resultados que mejoran la calidad de vida. Existen otros inconvenientes: tratamientos extremadamente costosos, algunos con poca evidencia científica; o algunos que tienen evidencia científica, pero es evidencia científica que te demuestra que el beneficio es pobre en relación a la inversión. En países donde el sistema de salud está estructurado, hay agencias evaluadoras de tecnología que te dicen: “Mira, este tratamiento es bueno, pero dado el beneficio de toda la sociedad, no vale la pena darlo, porque lo que aporta es muy poco”. “, ya que los recursos que sacas para eso los tienes que restar de otra parte.
-¿Debe el Estado argentino ser más protagónico en este tipo de decisiones?
– El Estado, para mi gusto, no ha asumido, ha abandonado -por decirlo de alguna manera- su función de regente del sistema de salud. El Estado debe decir: «Esto se debe hacer y esto no se debe hacer». Porque no es solo una cuestión de costo-beneficio. Hay una mirada a la prestación social, gasto en salud, prioridades, que debe ser definida por el Estado. Y si se define como prioridad que se debe incorporar algo a la cobertura, también se deben generar las condiciones de financiamiento para poder brindar ese beneficio.
– En ese marco, se acaba de anunciar el cambio en el sistema de reembolso que el Estado otorga a las obras sociales y prepagas. ¿Qué lectura hace de esta nueva política?
– No se incluyen algunos medicamentos muy costosos que forman parte del estándar de atención actual (entre otros, ribociclib, nuevas enzalutamidas), así como todos los aprobados más recientemente para el tratamiento de diversas patologías. Incorpora el concepto de módulo por patologías y determina un importe total para el tratamiento compuesto por uno o varios fármacos indistintamente. Los montos de reembolso esperados son generalmente muy bajos en relación con el precio de compra directa de los laboratorios. Varían entre el 5 y el 40 por ciento del valor real. Queda la duda de cuándo lo van a pagar y cómo lo van a actualizar. Todo está en periodo reglamentario y hay mucho que aclarar.
PD
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Fuente: Titulares.com