La inteligencia artificial puede ayudar a predecir… el pasado, como lo demuestra una nueva técnica que está restaurando, con gran precisión, textos griegos del siglo V a. C. – informa la revista Nature este miércoles (9).
La epigrafía es una rama de la historia cuyo objetivo es descifrar las inscripciones sobre cualquier soporte, para contribuir al estudio de las civilizaciones antiguas.
Algunos de estos textos se han vuelto ilegibles por daños en el soporte (piedra, metal…). Además, estas importantes fuentes históricas a menudo se han trasladado lejos de su lugar de origen, lo que dificulta su datación.
La técnica del carbono 14 no se puede utilizar en materia no orgánica.
Un equipo de investigadores de las universidades de Venecia, Oxford, Atenas y la empresa DeepMind (filial de Google) han desarrollado una nueva herramienta de aprendizaje profundo.
El aprendizaje profundo es una de las técnicas que utiliza la inteligencia artificial, a través de algoritmos que reproducen la estructura y el funcionamiento del cerebro humano.
La nueva herramienta lleva el nombre de Ítaca, en referencia a la isla de Odiseo en la «Odisea». Se perfeccionó después de analizar unas 80.000 inscripciones en la base de datos del Instituto Packard de Humanidades, que tiene la mayor colección digital de inscripciones griegas antiguas.
Esta técnica de tratamiento automático del lenguaje considera el orden en que aparecen las palabras en la oración, o la relación entre ellas, para mejorar su contextualización.
El programa también es capaz de tener en cuenta tanto palabras como caracteres individuales, distribuidos de forma fragmentada en el soporte.
Una primera experiencia, con una serie de decretos del siglo V aC, tallados en piedra y encontrados en la Acrópolis de Atenas, fue alentadora.
Ítaca analizó los textos y logró sugerir, a partir del contexto histórico que había «estudiado» previamente, secuencias de letras para completar los fragmentos que faltaban en las oraciones.
Así, pudo proponer que se insertara la palabra «pacto» en un juramento de obediencia de una ciudad en relación con Atenas. Gracias a Ítaca, los historiadores pudieron descifrar los textos perdidos con hasta un 72% de precisión, según Nature.
Ithaca también pudo sugerir múltiples ubicaciones en 84 regiones interconectadas.
Finalmente, la herramienta propone una fecha precisa para la redacción de los decretos: el año 421 a.C., es decir, 30 años después de las fechas aproximadas propuestas por los historiadores hasta la actualidad.
«Puede parecer engañoso, pero es esencial para comprender la Grecia clásica, en la que vivieron Pericles y Sócrates», dijo Thea Sommerschield de la Universidad Ca’Foscari en Venecia, coautora del estudio, durante una conferencia de prensa en línea.
Ítaca se puede utilizar para cualquier otro idioma antiguo, como el maya o el cuneiforme mesopotámico, dice el experto.
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Fuente: uol.com.br