Desde principios de enero, el director general de Agência Digital de Marketing Fator Roberto Fernandes, de 41 años, está probando la inteligencia artificial de ChatGPT para optimizar procesos en su empresa. El robot redacta textos publicitarios sencillos, propone pautas sobre los temas solicitados e incluso ayuda con fórmulas de Excel y programación.
La desventaja, según Fernandes, siguen siendo los tiempos de sobrecarga en el sitio web del robot creado por OpenAI. En su fase beta, ChatGPT no logra satisfacer toda la demanda de sus servicios.
“Quiero suscribirme a ‘la versión pro’ tan pronto como salga”, dice el publicista, refiriéndose a la versión de $42 disponible solo para un grupo selecto de usuarios. Según informa, el asistente virtual hace sugerencias de texto en minutos, mientras que un profesional le llevaría horas de investigación.
El uso del robot ha sido objeto de debate y preocupación entre los profesionales del ramo.
Parte de los anunciantes teme que la tecnología reemplace la mano de obra en la producción de textos más sencillos —existen otras plataformas que producen imagen, video y música—. “Los escritores apelan cada vez más a formatos prefabricados que captan la atención del público, pero que son fácilmente reproducibles. Como los pagos por trabajo son cada vez más pequeños, es posible”, dice la profesora de la Facultad de Comunicación y Artes de la USP Luli Radfahrer.
Los profesionales creativos y los propietarios de agencias argumentan que la inteligencia artificial depende de redactores publicitarios calificados para ofrecer mejores resultados. El conocimiento técnico permite dar las instrucciones adecuadas al algoritmo para estructurar material de calidad.
En este proceso, las personas deben perder sus puestos, pero deben surgir nuevas vacantes. «Las empresas se esfuerzan por aumentar la productividad. Es inevitable», dice Fernandes.
El grupo brasileño ReportFlex, que ofrece consultoría basada en análisis de datos, lanzó en enero Robotizia, un asistente de escritura digital que produce versiones iniciales de textos en portugués e inglés.
El motor que genera los contenidos es la versión actualizada de GPT-3, el algoritmo utilizado en ChatGPT.
Hay dos diferencias con el robot norteamericano: la interfaz de la plataforma destinada a producir copys (textos publicitarios hechos para vender) y el entrenamiento adicional del algoritmo con textos de los creadores de Reportflex, Rodrigo Gimenes y Kelly Evangelista, ambos profesionales del marketing.
A Hoja probó la aplicación, que entrega materiales tanto en portugués como en inglés, basándose únicamente en el idioma en el que se hace la pregunta: el asistente todavía tropieza y ocasionalmente envía textos en inglés para solicitudes en portugués.
Rodrigo Gimenes, CEO de Reportflex, dice que acaba de lanzar la función de autodetección de idioma. «Si viene en el idioma equivocado, solo pida el texto una segunda vez».
En algunos casos, dice Gimenes, Robotizia hace hasta el 90% del trabajo. El usuario puede solicitar datos sobre el tema, elegir el tono de la pieza o incluso indicar estilos de escritores como referencia.
Queda para el profesional decidir si el contenido está en línea con el perfil del cliente o si el texto final es lo suficientemente bueno, según Luciene Marinho, usuaria de Robotizia. Utiliza el algoritmo para servir a los clientes para los que ofrece servicios de marketing digital.
«Robotizia me ayuda a producir un storytelling en 20 minutos que antes me tomaba todo un día», dice el publicista. Ella, que firma el paquete de 70.000 caracteres, señala que quería una versión sin limitaciones.
“A veces, el texto no sale como lo imaginamos y nos faltan palabras para gastar en un nuevo texto. Termino necesitando trabajar en lo que se hizo”, dice. Aún así, logró disminuir la demanda de escritores independientes. «Es más fácil usar la tecnología, porque no necesitamos capacitar a la persona».
A partir del 16 de febrero, Robotizia tendrá su primer competidor nacional: Clarice Escritora, que será lanzado por la startup de corrección de textos del mismo nombre. El algoritmo para generar contenido es el mismo que GPT-3.
El fundador de Clarice, Felipe Iszlaji, dice que el diferencial de su producto será la mejora de GPT-3 especialmente para los portugueses. Además, quien contrate a Clarice Writer también contará con la correctora.
A Hoja utilizó el corrector, que da útiles consejos de escritura a los actuales generadores de texto, que, sin las instrucciones adecuadas, reproducen clichés y exageran en adjetivos y adverbios.
Según Iszlaji, su producto es diferente de los demás porque se basa en la experiencia de su empresa en la corrección de texto. Clarice estima que cobrará BRL 59,90 por hasta 30.000 palabras/mes o BRL 139 por 100.000.
La idea de Iszlaji es empezar en el mercado publicitario, donde la estructura de los textos es más sencilla, pero luego expandirse a otras áreas, como el periodismo. “Vamos avanzando poco a poco. Esperar a que la tecnología escriba novelas es saltarse pasos”.
Las dos mayores empresas del mercado de generación de textos publicitarios con inteligencia artificial son Copy.AI y Jasper. Dirigidas al público de habla inglesa, las dos plataformas entregan textos menos fluidos en portugués.
Codiciado, Copy.AI afirma tener 78.000 usuarios en Brasil. El socio de la empresa en Brasil, el canal de TikTok «JornadaTop», con 2 millones de seguidores, elaboró un guion de video para la red social utilizando la herramienta de inteligencia artificial. El resultado arrojó 34,000 me gusta.
Jasper no respondió a las preguntas del Hoja hasta la publicación de este informe.
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Fuente: uol.com.br